La cosecha golpeada

Los fondos del gobierno nacional ni siquiera sirven para palIar la coyuntura en esta compleja temporada. Con este arreglo, la administración Kirchner se saca el problema del Valle de encima y vuelve a colocarlo en la región. Un gobierno que no asume sus responsabilidades políticas.

Finalizan las negociaciones con Nación y queda

Esta semana, productores y empresarios terminaron por definir con el gobierno nacional la ayuda que recibirán para la presente temporada.

Los números finales certifican el fracaso de todas las gestiones. Según las últimas informaciones remitidas por el Ministerio de Agricultura de la Nación, las transferencias estimadas se ubicarían ente los 300 y 400 millones de pesos. Este dinero en nada cambia el rumbo de la fruticultura regional. Ni siquiera sirve para palear la coyuntura en este complejo 2015.

Sólo por tomar un ejemplo aislado, el aumento del 25% de la masa salarial del sistema frutícola, proyectado por el sector privado para este año, representa para esta temporada una erogación adicional para productores y empresarios de más de 700 millones de pesos. Otro dato: desde el 2007 a la fecha la actividad aportó como impuestos a las arcas nacionales, en forma directa e indirecta, cerca de 1.900 millones de dólares que, al tipo de cambio oficial, equivalen a unos 16.300 millones de pesos. La gran oferta de la administración Kirchner representa algo más del 2% de esta cifra.

Es decir, en el mejor de los casos, la ayuda de Nación es sólo una aspirina para el cáncer terminal que sufre la actividad.

Desde el punto de vista político, se puede decir que ésta es una lógica que aplica el gobierno nacional al momento de evaluar la asistencia a sectores que demandan ayuda por las distorsiones que se generan en el mercado producto de la mala praxis aplicada desde el mismo Ministerio de Economía de la Nación.

Pero el tango siempre se baila de a dos. ¿Qué lleva a empresarios y productores a aceptar esta humillante ayuda? Lo primero que se le cruza a uno por la cabeza es que, cuando todas estas cosas pasan, se deja en evidencia la falta de gestión frente a una crisis.

El gobierno nacional, con la firma de este acuerdo, se saca el problema de encima y vuelve a ponerlo en el Valle. Logra su objetivo político y pretende conseguir que los trabajadores levanten la cosecha y embalen la mayor cantidad de fruta para su comercialización. Los funcionarios que participaron hicieron muy bien sus deberes: se firmará el acuerdo con una foto donde se muestre a todos con una sonrisa.

Si bien mantener las fuentes de trabajo es una decisión noble por parte de la administración central, no lo es abandonar a empresarios y productores a partir de abril, momento en que se da por terminada parte importante de la temporada laboral.

Ahí comenzarán los verdaderos problemas para la actividad y el gobierno nacional dará por finalizada su asistencia al sistema.

“Mira, la semana pasada fueron claros con nosotros: era esto o nada… que otra alternativa teníamos”, confesó un empresario local que participó de las reuniones con funcionarios del gobierno nacional.

“Es cuestión de analizar el costo/beneficio de la medida”, se excusó otro ejecutivo. Los empresarios y productores con este acuerdo lo único que lograron fue postergar los conflictos 90 días, con altas posibilidades de que las pérdidas económicas se multipliquen al mover los 1,6 millones de toneladas de fruta que hoy están en juego en el Valle; aunque los empresarios “en off” son conscientes de que mucha será la fruta que quedará en la planta, con ayuda o sin ayuda de Nación.

Está claro que los 400 millones (hipótesis de máxima) que puede llegar a colocar el gobierno no cambian la inercia de los acontecimientos. Según las últimas conversaciones de esa cifra, 150 millones estarían disponibles para la industria y los 250 millones restantes para la fruta en fresco. Cabe señalar que la ayuda que estamos mencionando es sólo para el comercio con destino a los mercados de ultramar.

Tomando en cuenta que el Valle orienta en fresco hacia este destino un promedio de 350.000 toneladas de fruta todos los años, la ayuda de 250 millones de pesos representa 0,08 dólares por kilo exportado, lo que equivale a 1,6 dólares por caja. Pero pongamos en contexto qué significan estos números. Sólo con la caída del euro –no se computa la posible baja de la demanda que afectaría los precios finales del producto– la fruticultura del Valle prevé ingresos por 25 millones de dólares menos en esta temporada, tomando en cuenta que se manejen los mismos niveles de venta del año anterior. Es decir, se perderán algo más de tres dólares por caja. Por lo tanto el subsidio compensará, siempre hablando de hipótesis de máxima, el 50% de la pérdida que se generará en Europa.

Rusia está más complicada aún. Un reciente informe elaborado por la Asociación de Importadores y Exportadores de ese país (ver foto adjunta y detalles más adelante) asegura que los precios de venta para la pera del Valle en los supermercados de Moscú dejarían esta temporada un precio FOB Argentina promedio en torno a los 12 dólares por caja, un valor que genera retornos negativos para la actividad. Según fuentes del sector, con los valores actuales que se manejan en el mercado ruso, las pérdidas se ubicarían en promedio en los cinco dólares por caja, cifra alejada del subsidio que otorga el gobierno.

Volvemos entonces a la pregunta inicial: ¿qué lleva a empresarios y productores a aceptar este acuerdo? La ilusión de algunos de poder salvar la temporada tomando la mayor parte posible de este subsidio o, sencillamente, el miedo a plantarse ante el gobierno nacional. Decir que no al acuerdo seguramente anticiparían los conflictos, pero el problema político quedaba en Buenos Aires con las presiones de un año electoral que jugaría a favor de los empresarios y productores del Valle.

“Puede ser. Nos faltaron pelotas para plantarnos frente a esto. No las tuvimos, pero hay que estar en esas negociaciones, soportando las presiones del gobierno”, destacó un ejecutivo de una exportadora que participó sólo de las primeras reuniones con los funcionarios nacionales.

Cómo se repartirán los fondos

Según dejó trascender la cartera que administra Carlos Casamiquela, hasta el viernes al mediodía continuaban las negociaciones sobre cómo se iban a repartir los fondos de Nación que estarán destinados a la comercialización de fruta fresca e industria con destino a los puertos de ultramar. Brasil y lo que se venda en la góndola local quedaron fuera de este acuerdo, ya que consideran que no existe riesgo en estos mercados.

En principio, estaría acordado que alrededor de 150 millones se orientarían hacia la industria y el resto a subsidiar el comercio de la fruta en fresco. Para este último segmento, el exportador declara la venta y por trazabilidad se ingresa el lote a quien corresponde esa producción. Teniendo el número de CUIT del dueño de esa fruta, el subsidio va directamente a la cuenta del beneficiario quien, en principio, no debería tener más de 100 hectáreas para cobrarlo.

Los productores muestran sus dudas frente a este sistema. En primer lugar porque muchos de ellos no tienen CUIT y los que sí, manejan una parte importante de su producción en forma marginal. En segundo término porque temen que las empresas no compren su fruta y que exporten sólo la que ellos producen, generándose una concentración del beneficio en las exportadoras.

En el caso de la industria, no hay grandes problemas para los productores ya que las empresas carecen de fruta propia y, por ende, la mayor parte de los subsidios llegará directamente al chacarero.

“Todo está en proceso de discusión. En los próximos días se sabrá cómo será la distribución de los subsidios”, confió un funcionario de la cartera nacional. La pelea se concentra ahora en qué parte va para la industria y cuál a las exportadoras de fruta en fresco.

Rusia, complicado

Esta semana la Asociación de Importadores y Exportadores de Frutas y Hortalizas Frescas de Rusia (Apiefv que son las siglas en inglés) anticipó a las empresas del Valle los problemas que hoy existen en este importante mercado.

Según un monitoreo realizado por las grandes cadenas minoristas de Moscú, la Williams del Valle, con el tipo de cambio actual en 65 rublos, se ubicará en marzo en los 80 rublos por kilo, lo que equivale a unos 1,25 dólares y, teniendo en cuenta los costos, se llega a un FOB argentina de entre 10 y 12 dólares por kilo. “Nosotros entendemos que estos precios probablemente no cumplen con las expectativas de los exportadores y productores argentinos, por eso los importadores rusos expresan su preocupación”, señala el comunicado de Apiefv.

Esto demuestra, en definitiva, que las limitaciones que presenta el Valle de Río Negro y Neuquén no se solucionan sólo con levantar la cosecha, entregando hasta 400 millones de pesos al sector. El problema más importante es el comercial. Y sobre éste, Nación mira para otro lado.

Javier Lojo

jlojo@rionegro.com.ar

Archivo Adjunto


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