Rendidos ante las cerámicas de estas dos arquitectas de Viedma

Los objetos de cerámica bien diseñados aportan belleza cuando permanecen a la vista en una cocina, sobre una mesa…
No dejan de ser utensilios, claro está.
Pero son como ese toque final de una receta que hará que la comida recién servida brille con más luz propia gracias a la delicadeza con la que están creados.

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Una estancia a orillas del río Negro que apuesta por el turismo rural y la gastronomía regional

¿Sienten que sus cerámicas aportan más valor a la cocina?
Esta fue la primera pregunta que le hicimos a las dos arquitectas viedmenses Graciela Zeppi y Susana Forestello, las creadores del emprendimiento “Cuenco de Pan”, que desde hace años maravillan con sus piezas únicas y destellantes.

“Nuestra vajilla está inspirada en la naturaleza. Es así que surgen formas orgánicas o irregulares, y texturas y colores neutros que predominan en nuestras piezas. El diseño indudablemente lleva las huellas que nos ha dado la formación y experiencia de la arquitectura; y las dimensiones, forma y funcionalidad surgen fundamentalmente de incorporar el saber y la experiencia de los chef y cocineros que nos permite conocer lo que necesitan o lo que se imaginan. Es un intercambio de conocimientos de uno a otro tratando de interpretar sus necesidades”, responden ambas en el taller que tienen en Patagones, a minutos de sus residencias en la capital rionegrina.

Una vez que elaboran sus piezas, publican las colecciones en @cuencodepan a modo de catálogo instagramero.

“En el primer momento que nos hacen una consulta comienza el intercambio de información a través de videos o videollamadas, detallando aún más cada pieza, dándonos esta metodología un buen resultado. Como ya hemos trabajado con muchos chef y cocineros también nos han formado en temas específicos como color, forma, profundidad, dimensiones”, agregan.

Conjugan alta calidad, elegancia y funcionalidad. Ideales para chefs, restaurantes y casas, en todos los tamaños y resistentes a las altas temperaturas.

BALC, ahí fue el inicio de todo

¿Cómo fue ese ingreso en el mundo de los chef y cocineros? “Ocurrió gracias a la provincia de Rio Negro que nos invitó a participar de la edición de Bariloche a la Carta en el 2017, donde conocimos a los primeros chef que se interesaron en nuestro diseño”, contestan.
Recuerdan que Silvina Beltrán, de Hidroponia Hidroflora, las contactó con Lucas Rivas, Ariel Pérez del Llao Llao Hotel & Resort y Andrés López del entonces Butterfly.

Posteriormente conocieron en Arelauquen Lodge al chef Juan Izaguirre y la bartender Maru Avila, en NH Bariloche Edelweiss a Claudio Palma y Daniela Calvo y en Anima Restaurante con Florencia Lafalla y Leandro Yáñez, todos de la zona andina rionegrina.

“Y así fue, de boca en boca, que se nos fueron abriendo otras puertas y nos contactaron chef, cocineros y hoteles de otras zonas de la Patagonia. Podemos nombrar a Juan Solorza, Adriana Benzadón de la Escuela de Gastronomía de Neuquén, Posada La Escondida en Villa Pehuenia, Tomás Bergada de San Martín de los Andes y Ezequiel González de la capital neuquina”, acotan.
“También tuvimos la oportunidad de conocer a Martín Baquero, quien en una de sus visitas a Viedma vino a nuestro taller y a través de él nos contactaron Patricio Negro y Fernanda Sarasa de SarasaNegro de Mar del Plata”, agregan.

Continuamente se comunican de nuevas zonas, como Valle Medio, Verónica Moreno y Juani Kittlein.
Y la lista sigue… es interminable. “Dentro de nuestra planificación está nuestro viaje anual donde visitamos a todos estos amigos para mostrarles personalmente los nuevos diseños de vajilla. Es lo menos que podemos hacer. Estamos y somos muy agradecidas porque hemos creado un lazo de confianza con personas que nos han incorporado en el mundo de la gastronomía y que los consideramos nuevos amigos”.

– Sigamos por el principio de esta historia. ¿Cómo nace este emprendimiento?
– Surgió como concreción de nuestras pasiones, la cerámica y la orfebrería.
Fuimos transitando un camino que nos permitió cambiar nuestra idea inicial y nos abocamos a especializarnos en vajilla a través de la cerámica y el gres y determinando que la cerámica con orfebrería sería exclusiva para los accesorios, cucharas de servir, servilleteros y posacubiertos entre otros y la línea Deco, como centros de mesa.

Desde ese momento a hoy se fueron especializando en vajilla en gres: “aprovechamos el tiempo de la pandemia para realizar cursos a distancia con profesionales reconocidos en el ámbito de la cerámica como Maxi Abiatti y Fabiana Sacnun en pastas y en vidriados”.

Aclaran que “nuestra producción es totalmente artesanal, las únicas máquinas que disponemos son el taladro para mezclar las pastas, la laminadora que es manual y los hornos eléctricos”.
“Trabajamos exclusivamente con las manos”, remarcan.
Todas las piezas son de cerámica artesanal o gres, esta última pasta es elaborada por ambas a través de minerales y óxidos comprados a granel.

– Sobre los colores, ¿cuáles son sus preferidos?
– Nuestros colores son los de la tierra. La gama de naturales, marrones, grises, verdes es inmensa y todos tienen que ver con las distintas zonas de Río Negro.

– ¿Hay tiempo suficiente para la investigación y la experimentación?
– Sí, por eso anteriormente hablamos sobre las pastas, es permanente lo que hay que investigar y probar.
Desde sus comienzos se inspiraron en el movimiento Wabi Sabi, la filosofía japonesa que encuentra la belleza en la imperfección y lo austero donde también confluye el minimalismo. Combinamos esta filosofía con el estilo nórdico que comparte estos principios.

– ¿Qué define a “Cuenco de Pan”, en este sentido?
– Que es un emprendimiento patagónico donde uno de los objetivos es reflejar en nuestras colecciones la valoración de cada región de la Patagonia.
Es por ello que incorporamos los nombres de la flora nativa -lenga, alpataco, cohiue, chañar- como también los tonos neutros de los distintos ecosistemas, en cada una de ellas.
Frente al estereotipo que identifica la cerámica con una producción y diseño tradicional o conservador, pocos materiales aportan un bagaje de innovación y versatilidad como este que utilizan las emprendedoras de la comarca de Valle Inferior.

Por otro lado, ambas han sabido valerse de los colores, las texturas, los materiales y las formas que nos regala la naturaleza patagónica.
– ¿Desafíos de ahora en más?
– Seguir disfrutando y agradeciendo lo que hacemos. Nos da mucha alegría llegar a cada mesa conjugándose nuestro producto con el del cocinero y crear esa simbiosis de lo elaborado a mano.
– Lo último. ¿Qué pasa si aparece una grieta en una cerámica?
Graciela y Susana coinciden otra vez al finalizar la entrevista al decir que “la cerámica tiene sus tiempos; la arcilla tiene sus tiempos. Y algunas veces, sin querer, intentamos apurar esos tiempos. Cuando hacemos eso la arcilla, a través de la grieta, nos advierte que “hay que ir más d espacio”. Lo lindo y bello de lo artesanal es que la naturaleza nos indica el camino a seguir. Entonces, ¿cómo se supera la grieta? Empezando de nuevo, desde cero o bien uniendo todo. Como la vida misma”.

Más info: @cuencodepan
Fotos: Marcelo Ochoa