La triste y dolorosa historia del caballo quebrado en Bariloche

El animal anda a duras penas sobre sus tres patas sanas sin que el dueño decida si lo sacrifica o le brinda atención.

claudio andrade candrade@rionegro.com.ar

Andando en tres patas, de un modo torpe y herido, una yegua blanca sin nombre transcurre por el momento más doloroso de su vida animal. También el más insólito. Algo en su interior le dice que de haber vivido salvaje en los campos patagónicos ya estaría muerta. Hace un par de días otro caballo de la pequeña tropa que habitualmente pasta en el parque ubicado atrás del Teleférico del Cerro Otto, un animal agresivo, por cierto, lo golpeó sin motivo aparente quebrándole su pata delantera derecha. Ahora “la blanquita”, como le dicen los chicos que todos los días juegan al fútbol, el rugby o se tiran sobre el pasto del hermoso parque, padece una tortura inmerecida. El dolor de su pierna hinchada y quebrada no cesa pero tampoco cesa su vida como debería ocurrir en estos casos. Agotada por los pinchazos que le provocan sus huesos rotos, se deja caer tristemente sobre el césped del parque. Permanece inmóvil, como descansando por ratos, cuando la verdad es que probablemente llora su dolor equino. El animal le pertenece a un pequeño operador de turismo local que organiza cabalgatas en la zona del kilómetro 5 de la avenida Pioneros. Durante gran parte del verano se observa a los numerosos grupos guiados por baquianos de la zona que van alegres arriba de sus caballos mansos. “Blanquita” es uno de ellos. O lo era hasta hace poco. Según pudo averiguar “Río Negro”, el propietario no tiene intenciones de sacrificarlo porque, según comentó en el vecindario, se trata de un animal por el cual siente un gran aprecio. Sin embargo, mientras el hombre, que no pudo ser localizado por este diario, persiste en su sostener la vida del caballo, éste continúa sufriendo minuto a minuto. El dueño habría asegurado que tratará de proveerle de un tratamiento adecuado para que pueda volver a la normalidad. Según especialistas consultados por “Río Negro” y por información dejada en distintos foros por profesionales dedicados al universo equino, tratar la pata quebrada de un caballo no es una tarea menor. Requiere de un presupuesto importante. A esto se le suma otra complicación: cuanto más se prolongue el proceso curativo más probabilidades existen de que resulten afectadas las patas sanas. Al animal le puede tomar hasta seis meses salir adelante de una quebradura común. “Puede ser muy complicado ayudarlo. Sobre todo si es una fractura expuesta. Es un tema largo. Nosotros hemos curado caballos pero luego nunca más los pudimos usar. Creo que son decisiones personales, en el campo un paisano lo sacrificaría”, le dice a “Río Negro” Felipe de Bastión, del Mansón, organización dedicada a las cabalgatas y expediciones en Bariloche. “No la puedo ver así, me da muchísima pena”, le dice a este diario una vecina del barrio Pinar del Lago. Otro vecino asegura que “deberían sacrificarlo, no hay otra”. Su visión no es unánime en la zona, pero todos coinciden en que algo hay que hacer al respecto.


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