Las FF. AA. prometen una rápida transición

Las fuerzas armadas egipcias prometieron ayer que no actuarán como sustituto de un gobierno “legítimo’’ tras la renuncia del presidente Hosni Mubarak, quien les entregó el poder. Un vocero militar dijo por televisión que las fuerzas armadas anunciarán las medidas y disposiciones para realizar los cambios reclamados por los egipcios. A diferencia de la odiada Policía, los militares cuentan con la simpatía de gran parte de la población. Al avanzar los primeros tanques sobre la plaza Tahrir en El Cairo, donde se reunían centenares de miles de manifestantes, estalló el júbilo. La gente entregaba flores a los soldados, les pasaba el brazo por sobre el hombro. Militares se dirigieron vía SMS a los portadores de teléfonos móviles instándolos a evitar enfrentamientos. El Ejército es en Egipto un Estado dentro del Estado. No sólo tiene un poder judicial propio, sino también empresas que en muchos casos incluso constituyen monopolios estatales. Todos los presidentes egipcios desde la revolución antimonárquica de 1952 fueron militares, también Hosni Mubarak. Las Fuerzas Armadas están compuestas por 470.000 efectivos, unos 480.000 reservistas pueden ser convocados a las armas sin dilaciones. La oficialidad es considerada un sector privilegiado. Los militares tienen mucho para perder y diversas opciones, en medio de la turbulencia en Egipto. Podrían haberse puesto semanas atrás de modo más decidido del lado de Mubarak y reprimido las protestas. Pero terminaron empujando al jefe de Estado al vacío y se constituyeron en artífices de la nueva era. Al comenzar las manifestaciones antigubernamentales a fines de enero adoptaron en un primer momento una postura expectante. Después de los graves enfrentamientos callejeros que dejaron centenares de muertos y miles de heridos se interpusieron entre adherentes y opositores de Mubarak. Los soldados armados de fusiles Kalashnikov tomaron posición entre los bandos enfrentados en la plaza Tahrir, con los fusiles. Las torretas con los cañones de los tanques giraron, para dejar de apuntar al centro de la plaza y poner en la mira a los matones enviados por el régimen. En tanto, el nuevo hombre fuerte del país, el mariscal Mohamed Husein Tantaui, ministro de Defensa de Egipto y jefe de Consejo Supremo de la Fuerzas Armadas, la institución a la que el presidente Hosni Mubarak cedió el poder, es un pilar del aparato militar y político egipcio, con reputación de ser reacio al cambio. A sus 75 años, dirige desde hace veinte las fuerzas armadas. Participó en los conflictos de 1956, 1967 (guerra de seis días) y 1973 (guerra del kipur). Un telegrama revelado por WikiLeaks de 2008 describe a e este hombre, igual de discreto que la institución que dirige como “encantador y cortés”, pero “viejo y resistente al cambio”.


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