Las pasteras son «pan bendito» en Finlandia

JOUTSENO.- Las plantas de celulosa hacen vivir en la más perfecta armonía a muchas regiones de Finlandia. Y es que en este país nórdico europeo las fábricas de papel forman parte del paisaje.

En Joutseno, pueblo industrial del este de Finlandia, donde uno de cada dos habitantes vive de la pasta de papel, los lugareños no salen de su asombro ante la oposición de Argentina a la construcción de una planta de celulosa en Uruguay, sobre el río que sirve de frontera entre los dos países. «Todos necesitamos papel, por lo tanto hay que fabricarlo», dice, rindiéndose ante la evidencia, Arvo Rasimus, un horticultor de 88 años.

Los argentinos denuncian los riesgos medioambientales y sanitarios que resultan del blanqueo químico de la pasta de papel fabricada con madera de eucalipto y temen repercusiones en el turismo. En Joutseno «la gente goza de buena salud y no se preocupa por dos perras. Está acostumbrada a las fábricas; es más, la mayoría trabaja en ellas», asegura el médico de la aldea, Peka Keranen.

Botnia, la empresa constructora de la fábrica uruguaya, es finlandesa. El grupo, principal fuente de empleo en Joutseno, posee la mayor unidad de producción de la región, una red de tubos y chimeneas que devora la ribera sureña del lago Saimaa, cerca de la frontera rusa. De los 11.000 habitantes del pueblo, 5.000, o incluso más, viven directa o indirectamente de las plantas de celulosa.

La pasta de papel está omnipresente en la aldea: prestó su nombre a un barrio ('Pulp'), permitió abrir una escuela, cuyo patio de recreo se encuentra a escasos cien metros de las cubas y las cisternas de blanqueamiento. El aeropuerto de Lappeenranta estaría en bancarrota si no fuera por este compuesto. «Las fábricas son sinónimo de seguridad, de pan y de bienestar», afirma la asistenta social Riitta Hakoma, más preocupada por la soledad y el alcoholismo de los obreros desarraigados en una región aislada y salvaje que sobrevive en una zona boscosa habitada por lobos y osos.

Durante el verano, decenas de miles de ecoturistas se aventuran por estas tierras, una paradoja sólo aparente, puesto que las plantas de celulosa que se elevan 150 metros por encima de los pinos forman parte del cuadro paisajístico finlandés y no extrañan a nadie. Con frecuencia, estas centenarias fábricas «han salido de la tierra antes que los árboles», como dice un habitante que prefiere no dar su nombre. (AFP)


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