Lo veo en mis remembranzas

Lo veo entre los intersticios de mis remembranzas. Ese niño que asomaba su carita al mundo y veía asombrado el paso de autos y carros por la calle ancha. Los altoparlantes del cine Adón reproducían música de las grandes orquestas.

Lo veo allegándose a la panadería de doña Fructuosa, a comprar por vez primera pan y esa exquisitez que ignora cuál es su nombre (tenía forma circular, olía y sabía a gloria).

Lo veo con sus padres yendo a vivir a la “nueva” casa, de la que tanto se habló y le generó ilusorias expectativas. Puedo casi adivinar su cara de decepción cuando vio a través de campos cubiertos de yuyos una vivienda con techo de paja. Su hermano menor comentó: “Pero esta casa tiene techo de escoba”.

Lo imagino, casi, a través del velo que interpone el tiempo, yendo por primera vez a la escuela Alvear, de la mano de su madre, con guardapolvos blanco y crujiente de almidón, y pelito peinado con Glostora y fijador Palmolive.

Lo recuerdo los domingos vendiendo “El Trovador” por las polvorientas calles de Nogoyá, y luego del almuerzo yendo al matinée del cine Trigati a ver la última de Tarzán, o una de romanos. Vislumbro con pena sus piecitos calzados con bigotudas alpargatas, escondiendo con timidez los dedos de los pies que asomaban por obscenas roturas, con sendos canastos en los brazos, vendiendo panes y facturas que sus padres elaboraban en el horno de barro de su casa.

Lo evoco remontando barriletes, jugando a la pelota en el campito, a la bolita o a la figurita. A veces lo busco, otras lo añoro. ¿Dónde está ese niño que soñaba con ser relator de fútbol, dibujante de historietas o detective?

Hoy es un adulto, padre de 5 hijos y abuelo de 3 nietos, con sus alegrías, frustraciones, esperanzas y penas a cuestas. Pero, en el fondo de su alma, sigue siendo un niño.

Albérico Martín Cáceres

DNI 11.047.612

Albérico Martín Cáceres

DNI 11.047.612


Lo veo entre los intersticios de mis remembranzas. Ese niño que asomaba su carita al mundo y veía asombrado el paso de autos y carros por la calle ancha. Los altoparlantes del cine Adón reproducían música de las grandes orquestas.

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