Los «ilegales» invaden el mercado del transporte regional

Controlarlos es muy difícil, según los funcionarios a cargo de las direcciones de transporte. El dueño de la empresa que hace el recorrido interurbano asegura que se apoderaron del 45% de los clientes. "Si pago todos los impuestos que me piden, no como", señaló uno de los que usan su auto para llevar gente de una ciudad a otra.

ROCA – La escena transcurre en ciudades de toda la región, en cualquier momento del día. Una veintena de personas está en una de las paradas de colectivo interurbano entre Regina y Neuquén en un horario pico. Pocos minutos antes de la hora fijada a la que pasa el micro, una vieja F-100 doble cabina para y su chofer avisa: «A Neuquén, cobro 4 pesos y te dejo en la puerta». Dos o tres personas aceptan el trato y suben. Enseguida aparece un auto particular. Se repite la oferta y la cola de gente que espera vuelve a mermar. Cuando aparece el colectivo de línea, las ocho personas que iban a ser pasajeros ya están rumbo a la capital neuquina.

Un breve relevamiento de «Río Negro» reveló que decenas de vehículos particulares sin ningún tipo de habilitación ni medidas de seguridad que protejan al pasajero, ofrecen el mismo servicio que las empresas autorizadas. Un verdadero mercado ilegal del transporte, nacido en la crisis económica, que tiene sus propios códigos, reglas de funcionamiento y que hasta hoy nadie puede controlar.

Exaltado, el dueño de la única empresa autorizada a cumplir con el servicio asegura que pierde el 45 por ciento de las ganancias con los «truchos».

Autos particulares, combis y taxistas se acercan a los pasajeros con su oferta: el mismo viaje pero en menos tiempo, a igual costo o apenas unos centavos más caro que pasan a un segundo plano cuando se promociona la celeridad con la que se llega a destino. Sin embargo, los que encontraron en este «negocio» la alternativa para paliar la falta de trabajo hablan poco de sus deficiencias similares a las del transporte común (falta de calefacción, amontonamiento, etc.) e inexistencia de cobertura de seguro en caso de accidentes. En relación a esto, pocas veces los que aceptaron hacer el viaje bajo estas circunstancias tuvieron la certeza de que el móvil estaba en condiciones técnicas para hacer el recorrido. Aun así, la mayoría de las personas aceptan y realizan el viaje.

Desde la municipalidad de Roca y la Dirección provincial de Transporte reconocieron la existencia del problema en toda la región, pero a la hora de plantear soluciones los funcionarios repitieron «nada podemos hacer». Por su parte, los transportistas «legales» se muestran enfurecidos por este mercado informal.

«La gente sólo privilegia llegar más rápido; aunque eso signifique amparar un negocio ilegal que evade dinero y que no se caracteriza por brindar seguridad», aseguró un empresario transportista.

Descubrir este negocio es prácticamente imposible confiaron a este diario los distintos organismos de control como la Dirección Provincial de Transporte y la Dirección de Transporte de la municipalidad de Roca. «Es que la gente acuerda antes con el dueño del auto que en caso de encontrarse con un operativo policial van a decir que son familiares o amigos y que no les cobran por el viaje, entonces nuestra tarea termina ahí». afirmaron. «En todo caso, la única persecución posible es por el lado del estado de los vehículos, pero si se trata de combis, en general están en buen estado», agregó una de las fuentes consultadas.

A estas «ventajas» que logran los que se dedican al transporte ilegal de personas debe agregarse un dato contundente: Sólo hay cinco agentes de la Dirección provincial de Transporte dedicados al control vehicular, y ninguno de ellos trabaja en forma fija en el Alto Valle.

«Tenemos que tener un usuario testigo que nos diga -sí, a mí me cobra 2,50 pesos y me pasa a buscar todos los días a determinada hora-. Si no, es difícil; ven un inspector cerca y pasan de largo», aseguró un funcionario municipal.

Las personas concuerdan con que lo único que les importa a la hora de decidir si viajan o no con el transporte «trucho» es la posibilidad de un viaje más rápido que en los colectivos de línea y el hecho de que el recorrido termina en la casa de cada uno de los pasajeros.

Este es el caso de Marcela, una habitual pasajera de la empresa de transporte encargada de la línea Roca-Neuquén. Hace un mes en la parada que esta empresa posee en 9 de Julio y San Juan de Roca entendió por qué se habla de la precarización de esta actividad comercial. «Se me acercó un tipo que ofrecía folletos con un número de teléfono y los lugares a los que viajaba. Ese mismo día viajé con él en un Volkswagen Gacel blanco, modelo 90, medio destartalado. Me cobró 50 centavos más que el cole y me dejó en mi casa. El viaje no fue seguro. Creo que hasta fallaban los cinturones de seguridad y estoy convencida de que no contaba con ninguna medida de seguridad, ni las cubiertas en estado, pero me dejó en mi casa», señaló.

Otra característica que puede observarse en la creciente actividad es que, en general, los transportistas ilegales se arriesgan pocas veces. De acuerdo a los dichos recogidos por «Río Negro» sólo se exponen cuando el cliente puede ser seguro, es decir jóvenes, y hombres de cualquier edad «a los que la propuesta no les puede parecer extraña cómo a las mujeres». Una vez hecho el primer contacto y si el viaje resultó sin complicaciones, lo más probable es que realicen los próximos viajes de la misma forma.

«No puedo pagar todas las habilitaciones que me piden»

«Río Negro» entrevistó a un transportista ilegal que, según reconoció, trabaja desde hace seis meses en el trayecto Roca-Neuquén, trasladando no sólo personas sino también mercaderías más de cuatro veces por día.

A cambio de que no trascienda su identidad, afirmó que en ciertas ocasiones suele superar ese número y, transporta un total de quince personas en forma fija, más los eventuales.

Además informó que trabaja diariamente en las calles San Juan y 9 de Julio y para contactar a sus clientes entrega folletos en los que detalla el servicio y los precios.

Para cumplir con todas las reglas impuestas por la ley, dice que tendría que contar con una habilitación de la provincia de Neuquén, otra de Río Negro, una nacional y muy pronto se sumará un impuesto en la municipalidad de Roca, que planea cobrar una autorización con el objetivo de controlar a quienes presten este servicio en la ciudad.

El tema de las habilitaciones es algo por que protestan mucho los transportistas que llevan y traen estudiantes desde Roca a Neuquén.

«Sacás las nacional y te dicen que podés andar en todo el país, pero en Río Negro te exigen la provincial, igual que en Neuquén y al final, terminás pagando habilitaciones que no sirven de nada y encima te hacen multas millonarias», explicó un dueño de las conocidas «Trafic» que concurren a las casas de estudios.

«Es muy caro ser legal en este país, imaginate que yo para estar en regla necesitaría cerca de 500 pesos mensuales, una locura» aseguró luego el transportista «trucho».

Con respecto a la ilegalidad del servicio aseguró que «aunque no pago las habilitaciones provinciales o la nacional, el auto que yo manejo brinda las condiciones de seguridad necesarias. He visto gente que pone en peligro la vida de los pasajeros por ahorrar plata».

«No puedo pagar todas las habilitaciones que me piden, pero tampoco puedo estar sin trabajar, tengo que mantener a mi familia», agregó antes de advertir que actualmente, la gente pide tanto este servicio que se produce una competencia entre los propios ilegales.

En Bariloche sufren lo mismo

Los conflictos por la aparición de los «transportistas alternativos» que no cumplen con todas las reglamentaciones de los organismos oficiales no sólo se viven en el Alto Valle de Río Negro y Neuquén.

En Bariloche los propietarios del transporte público también se quejan porque consideran que la proliferación de los denominados «taxis colectivos» pone en peligro no sólo la seguridad de los pasajeros sino también la continuidad del sistema público.

Del otro lado, quienes llevan adelante la actividad dentro del sector irregular manifestaron su intención de ingresar al sistema oficial.

Fue así que días atrás unos 80 choferes de este tipo de vehículos solicitaron al intendente Atilio Feudal una venia oficial que les permita trabajar en las mismas condiciones que los colectivos, en razón de no contar con otro medio de subsistencia.

Sin embargo, desde la Dirección de Tránsito y Transporte de la comuna no recibieron la respuesta que esperaban , ya que el titular del área, Juan Alonso negó tal posibilidad por considerarla atentatoria contra los servicios concesionados y el resguardo de los intereses de la comunidad.

En la ciudad cordillerana se estima que unas 3.000 personas utilizan por día el servicio de transporte de pasajeros, mientras que el servicio habilitado para operar de trabajo a unas 1.300 personas.

Cuando los choferes pidieron ingresar al sistema regulado, Alonso se solidarizó con el reclamo laboral, pero entendió que no se puede solucionar el problema de la desocupación a costa del transporte público.

Transporte admite fallas

Carlos Nicolielo, coordinador de la Dirección provincial de Transporte, reconoció que el reclamo de los transportistas en cuanto a la falta de controles «es acertado». La provincia sólo cuenta con cinco encargados de controlar las irregularidades; dos en Bariloche y tres en Viedma. Para cubrir al resto de la provincia se llegó a un acuerdo con la Policía provincial mediante el cual son los mismos agentes de seguridad los encargados de vigilar el tránsito.

«Eso es una locura, si apenas pueden con el trabajo de ellos», admitieron desde distintos sectores. El funcionario confirmó que en el último operativo provincial se libraron 2.300 actas a personas con algún tipo de irregularidad y un gran número de ellos estaba haciendo transporte de personas en algún punto de la provincia sin estar habilitados para ello.

Nicolielo afirmó que la precarización del transporte público es una situación que se registra en todo el país «a la que Río Negro no escapa y que es muy difícil controlar sin la ayuda de la gente».

«Desde la dirección hacemos todo lo que podemos», sostuvo Nicolielo, que evitó dar cifras sobre la evasión fiscal que representa este negocio paralelo, aunque lo reconoció como «importante».

Empresarios se sienten atados de pies y manos

Julio Kopprio es el propietario de la empresa Ko-Ko, la única autorizada a realizar el recorrido que une las ciudades de Neuquén y Villa Regina en colectivo. El transporte ilegal, del que es un directo perjudicado, es una situación que le genera mucha rabia y asegura sentirse «atado de pies y manos, porque los funcionarios no nos dan respuestas a nuestras denuncias».

«Es una competencia injusta. Mientras a nosotros nos recargan de exigencias, la provincia no hace nada por controlar a esta gente, que en poco tiempo se comió a casi la mitad de nuestros clientes. Por la aparición de este tipo de actividad nosotros perdimos el 45 por ciento de nuestras ganancias en los últimos meses». El empresario aseguró que es una situación que se registra en todas las ciudades en las que la empresa presta el servicio.

«En muchos casos la gente sube a estos autos sin saber no sólo en que estado está el auto, sino también ignorando si esa persona posee el carnet psicofísico. Es más arriesgado de lo que ellos creen», señaló Kopprio.

«Se tendrían que preocupar más y controlar a estos evasores. Ya muchas empresas cerraron por no poder enfrentar condiciones injustas de competencia», puntualizó.


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