Los obispos y su pedido contra la inseguridad

Con la santa misa crismal, se iniciaron ayer en todo el mundo los festejos de las pascuas católicas de la Semana Santa, que continuarán hoy con el Vía Crucis, el camino que realizó Jesús hasta el Gólgota, y finalizarán el domingo con la resurrección de Cristo.

En el marco de la Semana Santa, los obispos de Río Negro y Neuquén manifestaron su preocupación por la «inseguridad» y reclamaron a la dirigencia política que sus acciones «sirvan al bien común», porque «los pobres son cada vez más pobres». El documento fue firmado por los obispos del Alto Valle de Río Negro, monseñor Néstor Hugo Navarro; del Alto Valle -Este-, José Pedro Pozzi; de San Carlos de Bariloche, Fernando Maletti; de Viedma, Esteban María Laxague, y de Neuquén, Marcelo Melani, quienes denunciaron que «los planes sociales no llegan a todos ni a los más sufridos».

Destacaron que «la inseguridad amenaza día a día la vida de muchos» y manifestaron su preocupación por «la despoblación del campo, el problema serio de las tierras en el ámbito urbano, rural y aborigen».

La feligresía católica comenzó ayer la celebración de Semana Santa en todo el mundo, ocasión en la que el papa Juan Pablo II exhortó a los sacerdotes a ser «hombres de plegaria» y el cardenal Jorge Bergoglio afirmó que la mirada de Dios «no es para nada una visión asistencialista de la fragilidad».

La celebración de pascuas este año se desarrollará con un refuerzo de los controles de seguridad, tanto en el Vaticano como en el resto de Europa, ante el temor de que grupos extremistas realicen nuevos atentados.

El papa recordó ayer a los sacerdotes, obispos y cardenales reunidos en la Basílica de San Pedro que los cristianos quieren ver en ellos «hombres de plegaria» y que quien los encuentra debe poder experimentar a través de sus palabras «el amor fiel de Dios». Juan Pablo II ofició la «santa misa crismal», que da inicio a las ceremonias de la Pascua católica, las que concluirán con la misa del próximo domingo y la tradicional bendición urbi et orbi.

Durante la misa se bendijeron los óleos de los catecúmenos, los que reciben el bautismo, el óleo de los enfermos y el crisma, una mezcla de aceite y bálsamo que se usa en las consagraciones y en la administración de ciertos sacramentos. Juan Pablo II también celebró la misa que recuerda la institución de la última cena de Jesucristo con los discípulos. (Télam)

Nota asociada: SEMANA SANTA EN LA REGION: En Bariloche, las 'minivacaciones' tuvieron el mejor comienzo  

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