México sale otra vez a la caza de inversores

Segunda ronda

Mientras aún pone a prueba los alcances de su profunda reforma energética, México anunció que lanzará una segunda ronda licitatoria el año que viene, con la que espera capturar inversiones por 11.250 millones de dólares, según estimaciones del gobierno.

Esta vez, se trata de quince proyectos en aguas someras, en los que creen que existen 1.586 millones de barriles equivalentes de petróleo.

Al igual que en la primera ronda, el modelo será de contrato de producción compartida, donde la operadora que ingrese deberá asociarse a Pemex en un porcentaje minoritario. Sin embargo, en la etapa exploratoria correrá por cuenta del socio privado, en un esquema similar al de carry que utiliza la petrolera neuquina GyP.

Otro dato saliente de la ronda es que los contratos serán por treinta años, prorrogables a otros diez en dos tramos. Se busca así garantizar la amortización de los proyectos, que como todo offshore son caros. Máxime en momentos donde el barril de crudo –y por añadidura el gas y sus derivados– siguen en valores bajos.

México parece quedar lejos en el mapa, pero en la práctica, junto con Colombia y Brasil son dos de los competidores más directos que tiene la industria petrolera neuquina. En todos los casos, con excepción de Venezuela, Ecuador y Bolivia, los proyectos hidrocaburíferos de la región son caros y exigen grandes desembolsos de capital.

Un actor local, la firma PAE, ya ganó un bloque en México, y podría volver a participar en la segunda ronda. También Pluspetrol formó parte de los oferentes.

Sólo para poner en dimensión, México espera para quince bloques menos inversiones que las que prometieron YPF y Chevron para Loma Campana, unos 16.500 millones de dólares en 35 años.

El número