Cambiar el modelo o modelar el cambio
Hace 30 años, el modelo neuquino del estado de bienestar tuvo su crisis histórica. Desde entonces, la dirigencia política neuquina buscó cómo diversificar la economía para no depender solo del petróleo.
Ser neuquina o parecer neuquina es el dilema que enfrenta la política provincial que alucina con cumplir con el cambio de modelo tal como lo indica el artículo 232 de la Constitución Provincial sancionada en 1957 (utilidades de la explotación de recursos naturales para el desarrollo del lugar donde se extraen), aunque algunos indicadores indican que lo que se hace es modelar el cambio.
Es como parecer, no ser.
En 1996, se registró una bisagra del modelo, puebladas de por medio, regalías en el piso y el Estado de bienestar en crisis. El entonces gobernador Felipe Sapag decía en la Legislatura: “Cuando se llega a esta penosa situación, la provincia pierde su dignidad, porque queda indefensa frente a la voracidad de la ideología liberal de mercado, el ajuste es difícil, pero inevitable porque en conseguir anular el déficit nos va la supervivencia”.
Desde entonces hubo diagnósticos y recetas que se aplicaron con más disgustos que aprobaciones en esquivar eso que decía Sapag en cuanto a la supervivencia.
La gestión de Jorge Sobisch apostó a los créditos blandos desde el Estado para generar una burguesía neuquina en un modelo que se aplicó en una sociedad más conservadora como la mendocina.
Jorge Sapag no se anduvo con vueltas y se convenció de que la matriz económica de la Provincia estaba en la explotación del petróleo y hacia ese norte puso todos sus esfuerzos, que comenzaron con la ley que amplió las concesiones convencionales y, luego, con el inicio de la explotación de Vaca Muerta.
Su sucesor, Omar Gutiérrez, esmeriló las formas de obtener fondos financieros y equilibrar las contabilidades de las empresas de extracción con precios que justificaran la inversión, con buenas prácticas en la relación con Nación.
Según el área de Estadística y Censos de la Provincia, la actividad tuvo un crecimiento si se toma una década desde 2011 hasta 2021. Se ve que el ministro Guillermo Koenig tiene una cartera con muchas dependencias porque aún no se actualiza el Producto Bruto Geográfico de Neuquén, aunque, en términos comparativos, sirven los datos publicados, que son provisorios hasta agosto de 2023.
El valor de lo que produce la industria manufacturera, es decir, la fabricación de alimentos, productos de la refinación del petróleo, cerámicas, etc., tuvo una caída de 8,5 $.
El precio de lo que produjo el cultivo de frutas y la cría de ganado creció, en el mismo período, apenas un 1,64%.
La producción de empresas vinculadas al rubro: minas y canteras (incluye la explotación petrolera y gasífera) registró un envidiable crecimiento del 82,7%.
En este punto, interesa diferenciar entre la extracción de recursos, que registró una suba del 90,5%, y los servicios, que solo treparon un 53,5%.
Todas las intenciones que hubo en la mentada diversificación productiva parecen que no marchan al mismo ritmo que el principal motor, la extracción de hidrocarburos, que aún tiene un aliciente estatal que fue perfeccionado por la Nación.
La actual gestión de gobierno provincial, que no llegó para que nada cambie, comenzó con un golpe de suerte que fue la devaluación de los primeros días del gobierno de Javier Milei.
Ese oxígeno le sirvió para mantener lo que se conoce en la jerga política como “paz social” y, a la vez, iniciar una etapa iniciática de respuestas que habían quedado olvidadas en la historia: infraestructura.
La neuquinidad en su máxima expresión, que es la normativa que obliga a contratar empleados neuquinos y empresas neuquinas, tiene sus altibajos.
El riesgo es repetir el destino de la cultura del campamento: se arma cuando todo está bien y se desarma cuando todo está mal. Entonces se debe modelar el cambio, como hace 30 años.
Ser neuquina o parecer neuquina es el dilema que enfrenta la política provincial que alucina con cumplir con el cambio de modelo tal como lo indica el artículo 232 de la Constitución Provincial sancionada en 1957 (utilidades de la explotación de recursos naturales para el desarrollo del lugar donde se extraen), aunque algunos indicadores indican que lo que se hace es modelar el cambio.
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