Los documentos secretos de YPF, Repsol y Petersen Energía
Posiblemente sea la justicia neoyorquina quien ponga punto final a este despojo al pueblo argentino. Solo la intervención de la Casa Blanca permite abrir algunas esperanzas.

La presentación del gobierno argentino ante la Corte de Apelaciones de Nueva York, pidiendo extensión del plazo para cumplir con la solicitud de garantías que aseguren el cobro de la suma a la que fue condenado, pretende ganar tiempo para buscar alguna salida frente a una realidad que parece inexorable. El juicio está perdido, la deuda ya suma más de 16.000 millones de dólares y solamente los alcances de la intervención del gobierno norteamericano pueden abrir nuevas esperanzas.
El litigio proviene originariamente de las transferencias de acciones de YPF en poder de Repsol al grupo Petersen. Este último no había reclamado, en el momento de la expropiación de YPF, el derecho que le otorgaba el reglamento para exigir al expropiante la compra compulsiva de sus acciones al precio pagado al socio mayoritario. Pero sí lo hizo el comprador de la quiebra: el fondo Burford.
De modo que los instrumentos jurídicos correspondientes a la venta eran valiosos para determinar la legitimidad del reclamo ante la jueza Loretta Preska.
Los documentos están, sin duda, en manos de los firmantes: Repsol y Eskenazi.
No es de nuestro conocimiento si están, pero deberían estarlo, en el juzgado de Ariel Lijo, donde se inició la acción penal por la denuncia de Elisa Carrió, y además en el expediente iniciado por el fondo Burford contra la Argentina, donde podrían haber sido ofrecidos por el demandado como prueba del origen delictivo de la operación.
Esos documentos son tres:
- Un convenio de venta,
- Un anexo de este convenio,
- Un convenio de accionistas.
Pero, en realidad, son tres partes de un mismo acuerdo.
Las razones por las cuales se presentan fraccionadas, tiene dos propósitos. Primero, darle cobertura al aporte de miles de millones de dólares proveniente de un inversor notoriamente insolvente. Segundo desdibujar los aportes complementatarios para que no aparezca el total en su real magnitud.
Interpretando el texto en forma fraccionada o unificada, se producen tres escenarios distintos.
Primer escenario
Si se toma aisladamente el convenio de venta, Petersen Energía —una pequeña compañía con 60.000 euros de capital— recibe un préstamo de 2.300 millones de euros para comprar el 25% de las acciones de YPF, a pagar con los dividendos de esas mismas acciones. A esto se suman 200 millones de euros más en concepto de comisión, por gestiones de lobby ante el gobierno argentino.
Segundo escenario
Al incorporar el anexo, las cifras cambian. Repsol recibe una autorización para vender en la Bolsa de Valores acciones de YPF y obtiene así 2.500 millones de dólares, además de otra autorización para vender activos, que concreta por un valor estimado de 2.000 millones de dólares.
También cambian los roles. Eskenazi, que en el primer escenario representaba a Petersen Energía, en el segundo mantiene esa representación, pero actúa además como representante oficioso del presidente Néstor Kirchner. En pocas palabras: Eskenazi asume compromisos que implican decisiones en la órbita del Poder Ejecutivo Nacional. Este no las asume explícitamente, pero las cumple escrupulosamente.
Tales son los casos antes mencionados y el concerniente a la autorización para transferir a Repsol alrededor de 5.000 millones de euros en concepto de dividendos atrasados.
Por si no está claro: Kirchner presidente ordenó pagos y tomó decisiones en beneficio de Repsol, para cancelar una deuda que Kirchner ciudadano habría generado al comprar las acciones de YPF.
Tercer escenario
Con el convenio de accionistas se incorporan nuevas normas de dudosa legalidad:
«Las partes acuerdan distribuir en forma de dividendos el 90% de las ganancias en dos pagos anuales».
Y se avanza en el mismo documento estipulando lo que parece un compromiso para cometer un delito en el ejercicio del año 2006:
«Las partes votarán a favor de un dividendo extraordinario de 850 millones de euros, pagaderos 50% en el ejercicio 2008 y 50% en el de 2009».
De modo que no es cierto que Repsol vendiera las acciones a un precio irrisorio. A lo pagado en el acuerdo original se deben sumar las cifras contenidas en los otros dos documentos, que elevan el total al menos a 7.200 millones de dólares.
La desfinanciación de YPF, sumada a la caída del precio internacional del petróleo, condujo a Petersen a la quiebra y a la liquidación de sus activos, con la aparición de un nuevo actor: el fondo Burford Capital.
En 2015, dicho fondo compró la quiebra de Petersen y accionó contra Argentina por 3.000 millones de dólares. Durante la mayor parte del tiempo que requirió el trámite del juicio, Argentina fue gobernada por Cristina Fernández de Kirchner y Alberto Fernández, quien fue jefe de Gabinete de Néstor, presunto autor de los delitos, con la vicepresidencia de su viuda, la propia Cristina.
Al parecer, todo depende ahora de la presión que pueda ejercer el gobierno de Washington para corregir la serie de irregularidades que han conducido a esta realidad agobiante. Pero es difícil evitar la sensación de que la justicia neoyorquina, procediendo seguramente de acuerdo con la ley y en base a los elementos aportados por las partes en litigio, sea quien le ponga el broche final a un verdadero despojo al pueblo argentino y causando un daño grave la economía del país.
*Abogado, periodista, exdirector de «Río Negro»

La presentación del gobierno argentino ante la Corte de Apelaciones de Nueva York, pidiendo extensión del plazo para cumplir con la solicitud de garantías que aseguren el cobro de la suma a la que fue condenado, pretende ganar tiempo para buscar alguna salida frente a una realidad que parece inexorable. El juicio está perdido, la deuda ya suma más de 16.000 millones de dólares y solamente los alcances de la intervención del gobierno norteamericano pueden abrir nuevas esperanzas.
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