“Ottavis, el irresponsable”

“Los hechos históricos se suceden dos veces, primero como tragedia y segundo como farsa” (Karl Marx, 1852). Cuando este excepcional pensador y economista alemán publicó esta frase, que encabeza una de sus obras maestras, “El 18 Brumario de Luis Bonaparte”, tenía 35 años, la misma edad que José Ottavis, líder de La Cámpora bonaerense y jefe del bloque kirchnerista que el pasado miércoles 30 de diciembre se negara a votar el presupuesto de la provincia de Buenos Aires. Es en lo único que encontraremos un paralelo digno de mencionar entre aquel filósofo, creador del comunismo, y este personaje político actual. Cuando el kirchnerismo arribó al poder en Argentina, allá en el lejano 2003, la Argentina salía de una tragedia. Diversas medidas tomadas por el presidente Kirchner fueron apoyadas por el pueblo argentino: políticas de desendeudamiento, renovación de la Corte Suprema, control fiscal estricto, rumbo económico delineado por su predecesor, derogación de las leyes de Punto Final y Obediencia Debida, etc. Después, todos sabemos lo que pasó y el inicio paulatino de una orientación política centrada en la concentración de poder, la alta inflación, el enmascaramiento de problemas nacionales como la inseguridad, la generación de la prensa amiga, corrupción estatal a megaescala y la cooptación de entidades de derechos humanos y sociales, entre otras pautas. Pero quizás, la más perversa y astuta creación kirchnerista fue la de dividir a la sociedad entre amigos y enemigos, leales y traidores a una causa mítica. Así innumerables sectores debieron sufrir el estigma de ser nombrados golpistas y destituyentes, cuando en realidad sólo ejercían sus derechos republicanos a la protesta o defensa de sus derechos: productores rurales, periodistas, artistas, jueces, fiscales, políticos opositores, gobernadores o intendentes no encolumnados con el gobierno, etc., etc., etc. Así llegamos a diciembre del 2015, cuando la mayoría del pueblo argentino decidió cerrar este proceso y tomar otro rumbo. Con un énfasis particular en la provincia de Buenos Aires, donde una joven política, María Eugenia Vidal, derrotara al candidato kirchnerista en el propio distrito del candidato a presidente Daniel Scioli. De nada de esto parecen haberse enterado el Sr. Ottavis y su grupo. Luego de tan solo veinte días de gestión de la gobernadora Vidal le negaron el quórum para votar el presupuesto 2016 (que debía haber sido votado por el gobierno saliente de Scioli en septiembre). De pronto hallaron todos los detalles y faltantes que durante doce años no le habían encontrado a ningún presupuesto votado a nivel nacional y/o provincial de la pareja gobernante o del exgobernador Scioli. Un verdadero espanto. Un acto inconcebible de irresponsabilidad. Votar el presupuesto es dotar a un gobierno de las herramientas para construir rutas, puentes, escuelas, realizar obras hídricas, enmendar el déficit fiscal, sanear la banca provincial. O sea las tareas que el kirchnerismo gobernante no realizó o lo hizo muy deficientemente. Pero no, la prioridad era obstaculizar, bloquear, crear problemas de gobernabilidad a una administración elegida por el voto popular. Esta vez, quizás, el mote de destituyente o golpista le hubiera cabido con toda justicia. Y las formas, Sr. Ottavis, festejar, sacarse fotos, saltar y gritar desaforadamente el bloqueo de una ley-madre como el presupuesto, son de las imágenes más patéticas que diera la organización camporista en su corta vida. Hay cosas de las que no se vuelven, hechos que tendremos bien presentes hasta el 2017, cuando tengan que renovar las bancas. Los bonaerenses, en su gran mayoría, no vamos a permitir que usted juegue con la democracia ni con las instituciones. Usted no tiene el vuelo ni la altura para que lo dejemos hacer a su antojo. Afirmé que, salvo la edad, no había otro punto de contacto entre Karl Marx y usted. Me equivoqué; usted, Sr. Ottavis, y su grupo han confirmado la genial premisa del creador del “Manifiesto Comunista”. Esta vez su minúsculo hecho provocador quedará como una grotesca farsa en la historia argentina. Oscar Dinova, DNI 12.109.132 Mercedes – Buenos Aires

Oscar Dinova, DNI 12.109.132 Mercedes – Buenos Aires


“Los hechos históricos se suceden dos veces, primero como tragedia y segundo como farsa” (Karl Marx, 1852). Cuando este excepcional pensador y economista alemán publicó esta frase, que encabeza una de sus obras maestras, “El 18 Brumario de Luis Bonaparte”, tenía 35 años, la misma edad que José Ottavis, líder de La Cámpora bonaerense y jefe del bloque kirchnerista que el pasado miércoles 30 de diciembre se negara a votar el presupuesto de la provincia de Buenos Aires. Es en lo único que encontraremos un paralelo digno de mencionar entre aquel filósofo, creador del comunismo, y este personaje político actual. Cuando el kirchnerismo arribó al poder en Argentina, allá en el lejano 2003, la Argentina salía de una tragedia. Diversas medidas tomadas por el presidente Kirchner fueron apoyadas por el pueblo argentino: políticas de desendeudamiento, renovación de la Corte Suprema, control fiscal estricto, rumbo económico delineado por su predecesor, derogación de las leyes de Punto Final y Obediencia Debida, etc. Después, todos sabemos lo que pasó y el inicio paulatino de una orientación política centrada en la concentración de poder, la alta inflación, el enmascaramiento de problemas nacionales como la inseguridad, la generación de la prensa amiga, corrupción estatal a megaescala y la cooptación de entidades de derechos humanos y sociales, entre otras pautas. Pero quizás, la más perversa y astuta creación kirchnerista fue la de dividir a la sociedad entre amigos y enemigos, leales y traidores a una causa mítica. Así innumerables sectores debieron sufrir el estigma de ser nombrados golpistas y destituyentes, cuando en realidad sólo ejercían sus derechos republicanos a la protesta o defensa de sus derechos: productores rurales, periodistas, artistas, jueces, fiscales, políticos opositores, gobernadores o intendentes no encolumnados con el gobierno, etc., etc., etc. Así llegamos a diciembre del 2015, cuando la mayoría del pueblo argentino decidió cerrar este proceso y tomar otro rumbo. Con un énfasis particular en la provincia de Buenos Aires, donde una joven política, María Eugenia Vidal, derrotara al candidato kirchnerista en el propio distrito del candidato a presidente Daniel Scioli. De nada de esto parecen haberse enterado el Sr. Ottavis y su grupo. Luego de tan solo veinte días de gestión de la gobernadora Vidal le negaron el quórum para votar el presupuesto 2016 (que debía haber sido votado por el gobierno saliente de Scioli en septiembre). De pronto hallaron todos los detalles y faltantes que durante doce años no le habían encontrado a ningún presupuesto votado a nivel nacional y/o provincial de la pareja gobernante o del exgobernador Scioli. Un verdadero espanto. Un acto inconcebible de irresponsabilidad. Votar el presupuesto es dotar a un gobierno de las herramientas para construir rutas, puentes, escuelas, realizar obras hídricas, enmendar el déficit fiscal, sanear la banca provincial. O sea las tareas que el kirchnerismo gobernante no realizó o lo hizo muy deficientemente. Pero no, la prioridad era obstaculizar, bloquear, crear problemas de gobernabilidad a una administración elegida por el voto popular. Esta vez, quizás, el mote de destituyente o golpista le hubiera cabido con toda justicia. Y las formas, Sr. Ottavis, festejar, sacarse fotos, saltar y gritar desaforadamente el bloqueo de una ley-madre como el presupuesto, son de las imágenes más patéticas que diera la organización camporista en su corta vida. Hay cosas de las que no se vuelven, hechos que tendremos bien presentes hasta el 2017, cuando tengan que renovar las bancas. Los bonaerenses, en su gran mayoría, no vamos a permitir que usted juegue con la democracia ni con las instituciones. Usted no tiene el vuelo ni la altura para que lo dejemos hacer a su antojo. Afirmé que, salvo la edad, no había otro punto de contacto entre Karl Marx y usted. Me equivoqué; usted, Sr. Ottavis, y su grupo han confirmado la genial premisa del creador del “Manifiesto Comunista”. Esta vez su minúsculo hecho provocador quedará como una grotesca farsa en la historia argentina. Oscar Dinova, DNI 12.109.132 Mercedes - Buenos Aires

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