Pegasus: cuando el espionaje privado no tiene límites

Laurent Barthelemy (AFP)


La empresa israelí NSO y su controvertido programa Pegasus, en medio de un escándalo mundial de espionaje, encarna la emergencia de empresas especializadas en la producción de armas informáticas, una tendencia que preocupa a muchos expertos y organizaciones internacionales.

Pegasus posibilita “comprar su propia NSA” , ironiza, refiriéndose a la agencia estadounidense de inteligencia, Ron Deibert, director de Citizen Lab. Este laboratorio de la Universidad de Toronto desempeñó un papel clave en la exposición mediática actual de Pegasus. “¿Usted no tiene las capacidades en casa? Gracias a empresas como NSO, usted puede salir y simplemente comprarlas!”, insiste.

En marzo el centro de reflexión Atlantic Council ya había advertido sobre el papel peligroso desempeñado por NSO y otras empresas especializadas en la venta de instrumentos en los teléfonos móviles y otros sistemas informáticos.

Estas firmas “de intrusión a petición de (AaaS, Access as a service) crean y venden capacidades ciberofensivas a un ritmo alarmante”, subrayaba el informe, que describe en particular el papel desempeñado por tres empresas: NSO, una sociedad rusa de la que Atlantic Council prefería no dar el nombre, y DarkMatter, con sede en Emiratos Árabes Unidos y creada con el apoyo de expertos estadounidenses.

Según el informe, la emergencia de esas empresas “facilitó el desarrollo de nuevos instrumentos ofensivos para los Estados” que antes no tenían las condiciones técnicas para hacerlo. Para los expertos de Atlantic Council, es tiempo de que los Estados regulen de manera más rigurosa esas empresas privadas.



La canciller alemana Angela Merkel pidió el miércoles más restricciones a la venta de programas de tipo Pegasus. “Es importante” que tales programas “no lleguen a estar en malas manos”, declaró.

Interrogado antes de la declaración de Merkel, Ron Deibert no ocultaba sin embargo su escepticismo sobre la voluntad de los Estados en actuar realmente para contrarrestar la proliferación del ciberespionaje.

“La realidad es que casi todos los gobiernos tienen interés en conservar esta industria como es: secreta, no regulada”, dijo a la AFP.

Dilema para Israel

Israel presume de ser un país pionero en innovación tecnológica, pero las acusaciones de espionaje a periodistas y activistas a través del programa Pegasus de la empresa israelí NSO reflejan el lado oculto de esta diplomacia digital.

Creada en 2010 por Shalev Hulio y Omri Lavie y afincada en Herzliya, al norte de Tel Aviv, la empresa israelí NSO suele recibir críticas por su programa Pegasus.

Este programa de espionaje no solo sirve para acceder a los datos de un teléfono móvil inteligente, sino que también toma el control de la cámara y del micrófono.

El domingo 17 medios internacionales revelaron que piratearon y espiaron a través de Pegasus los números de al menos 180 periodistas, 600 políticos, 85 activistas defensores de los derechos humanos o 65 empresarios.

En Israel, este programa es considerado como un “arma” y para ser vendido a los servicios secretos de otros países debe obtener el visto bueno del Ministerio de Defensa israelí.

NSO rechazó el lunes en un comunicado las “acusaciones fraudulentas” y aseguró que solo actúa “para salvar vidas e impedir crímenes y actos de terror”.

“No habíamos recibido hasta hoy ninguna prueba de que una persona en esta lista fuera un objetivo del sistema Pegasus”, dijo Oded Hershkovitz, un portavoz del grupo, en declaraciones a la radio israelí.

“La gran cuestión para mí es saber si NSO conocía la existencia de las personas” espiadas”, explicó a la AFP May Brooks-Kempler, una experta israelí en ciberseguridad.

“Deberíamos ser más conscientes de los clientes de esta tecnología y no venderla a regímenes que pueden utilizarla para espiar a su población y sus opositores. Se trata en el fondo de un problema especialmente para el Ministerio de Defensa”, que autoriza su exportación, subraya esta experta.

Lasboratorio de “tecnologías represivas ”

El Ministerio de Defensa indicó que “no tiene acceso a las informaciones recopiladas por los clientes de NSO”, pero recordó que se toman medidas “apropiadas” si los clientes de estos programas vulneran las condiciones de uso.

En Israel, hay varios centenares de empresas en el sector de la ciberseguridad y algunas de ellas están especializadas en tecnologías ofensivas, que permiten infiltrarse en otros sistemas.

El entonces director de la Autoridad israelí de la Innovación, Aharon Aharon, declaró en 2019 a la AFP que “en el uso de tecnologías (de ciberseguridad) hay una parte buena y también puede haber una parte más oscura. Creo que NSO se basa, en cierta medida, en este lado oscuro”.

“Israel es una incubadora de tecnologías represivas”, dijo Jonathan Klinger, un abogado especializado en el derecho informático. “Es un modelo de negocios triste (…), pero no es ilegal”.

Una herramienta diplomática

Israel exporta sus avances tecnológicos en el sector de la agrotecnología, pero también en la industria militar, como los drones, los sistemas de misiles o de inteligencia artificial, lo que favorece las relaciones diplomáticas con otros países.

Según las revelaciones del domingo, cuatro países árabes utilizaron Pegasus: Emiratos Árabes Unidos, Marruecos, Bahréin y Arabia Saudita. Los tres primeros de ellos normalizaron en 2020 sus vínculos con Israel y entonces también se produjo un cierto deshielo entre Riad y Tel Aviv.

¿El uso del controvertido programa de NSO favoreció este acercamiento diplomático? Yoel Guzansky, investigador en el Instituto de Estudios de Seguridad Nacional (INSS) de Tel Aviv dice que “hace 20ó 30 años, las exportaciones de armas permitieron a Israel establecer numerosas relaciones diplomáticas o oficiosas con países de África, Asia o de Oriente Medio y la misma situación se produce actualmente.

Pero ahora tiene más cosas que vender, como un abanico de herramientas de ciberseguridad”, añade este experto. Sin embargo, esto resulta “una navaja de doble filo, ya que Israel también puede ser visto como un país que ayuda a regímenes autoritarios a reprimir las libertades civiles”, afirma.



La empresa israelí NSO y su controvertido programa Pegasus, en medio de un escándalo mundial de espionaje, encarna la emergencia de empresas especializadas en la producción de armas informáticas, una tendencia que preocupa a muchos expertos y organizaciones internacionales.

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