Condenado a 11 años y medio por asesinar a su novia, en Roca

El hombre alegó que fue un accidente pero los peritos lo descartaron

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Lorenzo Enrique Bonetto, de 65 años, fue sentenciado pero no quedó detenido porque el fallo de la Cámara Tercera aún no está firme.

ROCA (AR).- A 11 años y medio de prisión por los delitos de homicidio simple agravado por el uso de arma de fuego y tenencia de arma civil sin autorización legal fue condenado Lorenzo Enrique Bonetto, de 65 años. Se trata del hombre del barrio Chacra Monte de Roca que el 21 de marzo de 2010 mató de un balazo en la cara a Mónica Beatriz Rumay, la mujer con la que mantenía una incipiente relación sentimental. La víctima fue encontrada semidesnuda sobre la cama del imputado y a sus pies la policía halló un revólver y varias balas. Pese a resultar condenado, Bonetto podrá permanecer en libertad -como lo estuvo a lo largo de casi todo el juicio- hasta que el fallo quede firme. Por unanimidad, los jueces Aldo Rolando -autor del voto rector-, Carlos Vila y Fernando Sánchez Freytes descartaron los argumentos defensistas de Bonetto, quien había afirmado que todo fue “un desgraciado accidente” y que “no supo en qué momento tomó el arma, ya que cuando quiso acordarse se encontraba auxiliando a la víctima, tratando de salvarle la vida”. Dijo que horas antes del hecho la mujer había llegado a su casa de la calle Los Coihues al 1400 “borracha o drogada” y gritándole “en un lenguaje carcelario y amenazante”, tras la cual la contuvo. Pero a la mañana siguiente se desató “esa turbulencia desgraciada” en la que él tomó el arma y “se boleó, perdiendo el equilibrio, calcula que por la presión alta”. Dijo que “posiblemente tropezó o golpeó (el arma) contra la cama cucheta” y que “no apuntó” sino que se escapó el disparo. Sin embargo, en base a la prueba científica, el tribunal concluyó que el hombre “estaba parado al lado de la cama, con el revólver apuntando hacia abajo y en dirección a la cabeza de la víctima, a más de 50 centímetros de distancia”. La bala entró por debajo del ojo izquierdo de Rumay, causándole la muerte en forma casi inmediata. La conducta posterior al hecho terminó complicando aún más la situación de Bonetto, porque en vez de pedir auxilio, “optó por colocar la bombacha a la víctima, la cubrió hasta el cuello, puso el revólver en una bolsa a los pies de la cama (…) dio cuenta de lo ocurrido a un vecino y salió en bicicleta a la vivienda de su abogado, situada a más de un kilómetro”.


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