“¿Por qué no utilizamos el DNI?”

Los vecinos de mi pueblo, con los que dialogo a diario, siempre coincidimos en algo y es que somos todos de la misma generación, años más o menos, pero ahí andamos arrastrando el cuerpo sin aflojar el tranco. Unas veces enojados, otras contentos por motivos que cada uno trae a la reunión improvisada en la plaza, pero motivados por algo que nos identifica y es que todos somos “periodistas”… Sí, todos somos periodistas porque analizamos desde el precio del dólar hasta qué jugador debe poner el técnico en la selección nacional, aunque alguno de nosotros nunca haya jugado al fútbol y, si lo hizo, fue de relleno en el arco porque faltaba uno para el “picado”. El tema ahora estaba relacionado con un comentario que hizo en la radio una muchacha que no pasaba de los 15 años, afirmando que “ahora por suerte no nos piden el documento de identidad como en la dictadura”. Cada uno opinó a su manera sobre las palabras de esta chica, unos reflexionando sobre la propia identidad de un ciudadano, otros más preocupados sobre qué sucede si a alguna persona le ocurre un accidente y nadie sabe dónde vive o cómo se llama. Y así las cosas, tuvimos tema para un buen rato, hasta que el olor a tuco fue llegando desde la casa de una vecina, dato inequívoco que había llegado la hora de “rumbear” para las casas, porque el almuerzo es sagrado. En el camino, uno de mis vecinos me acompañó porque vive para este lado de casa y muy enojado me dijo: “Vea, Ricardo, yo sigo enojado con la dictadura pero ya no es excusa para no usar el DNI, al menos por razones humanitarias, porque pasaron más de 30 años desde que conseguimos la democracia y, si tenemos miedo a utilizar algo que nació legal, como una tarjeta que diga quiénes somos, dónde vivimos, si somos donantes de órganos o algún otro dato que se puede conseguir una vez que nuestros familiares se enteran de algún problema nuestro, es porque muchos no están tan seguros de la democracia que supimos conseguir o bien no les interesa cuidarla y mimarla como el don preciado que representa en nuestras vidas”. Países como Alemania, antes y después del Holocausto, siguieron identificando a su población por medio de un documento con la foto, huellas dactilares, firma, fecha de nacimiento y domicilio y si ellos, que aún hoy siguen pagando por las atrocidades que cometieron otros en épocas de los nazis, mantuvieron las normas, por qué nosotros en nombre de lo que hizo la dictadura pasamos del control absoluto a la negación absoluta para cumplir con algo tan natural como identificarse si uno no tiene nada que ocultar. Hoy con este tema del Facebook o tantas otras redes que andan por internet, la gran mayoría de los ciudadanos que en ellas escriben se ocultan bajo un seudónimo como si fueran escritores de elite y lo único que logran es que los expertos en comunicaciones, cuando quieren enterarse sobre la identidad de quien escribe, lo hagan sin que se enteren. Me llena de orgullo ver a la juventud defendiendo la democracia, porque es un síntoma de reaseguro de un sistema que, aunque criticado por las metodologías que emplean los políticos para gobernar, sigue siendo el único posible de vivir por más que el país ande a los tumbos como en estos tiempos. Quizá el grupo de vecinos que integro no podamos disfrutarlo, pero estoy convencido de que las generaciones venideras algún día podrán vivir en una Argentina como la que nosotros conocimos hace muchos, muchos años. “La comunidad local es muy importante en la vida de uno, los sentimientos de identificación con un lugar y la gente” (Alexander McCall Smith). Ricardo Bustos, DNI 7.788.556 Capioví (Misiones)

Ricardo Bustos, DNI 7.788.556 Capioví (Misiones)