¡Que no sea el último!

El abrazo que Manu Ginóbili le dio a Carlos Delfino, mientras los rusos festejaban la obtención del oro olímpico en Londres, pudo haber marcado el final de un ciclo. La Generación Dorada cerró una década memorable, con medallas de todos los colores y un trabajo en equipo que debería ser copiado en otras disciplinas. A algunos les queda cuerda y seguramente estarán en las próximas competencias, como el propio Lancha o Luis Scola. Pero otro, tal el caso de Manu, pinta más que complicado. Al bahiense le cuesta cada vez jugar en la selección y de hecho, en los últimos tiempos “eligió” las competencias. Con 35 años, resulta difícil imaginar la número 5 con el nombre Ginóbili en el Mundial 2014. Habrá que esperar y soñar con que le pique el bichito por la celeste y blanca.


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