Desmonte de frutales, una postal cada vez más frecuente

La crisis en la fruticultura deriva en chacras abandonadas y problemas sanitarios. Las pasturas para ganado o el alquiler de tierras a horticultores, la opción posterior.

Con una retroexcavadora, un par de días fueron suficientes para arrancar los frutales de raíz y poner un punto final a lo que un día fue un polo productivo a la vera de la Ruta Provincial 6, en la zona de Paso Córdoba de Roca. La imagen fue visible la semana pasada. Y una postal que fue repetida en al menos unas 1.332 hectáreas del Alto Valle hasta el año pasado y en lo que va del 2018 en otra cantidad de tierras, según se informó desde la Secretaría de Fruticultura de Río Negro.

La no rentabilidad de la fruticultura y los problemas de sanidad que derivan del abandono de las chacras, terminan en muchos casos en el desmonte de hectáreas completas.

Hoy los dueños de la tierra optan principalmente por el reemplazo por pasturas para ganado y alquiler de tierras para horticultores, según coincidieron distintas fuentes del sector consultadas por “Río Negro”.

Entre las chacras con frutales erradicados, se informó que “la mayor concentración pertenecen a las localidades de Allen, Cervantes e Ingeniero Huergo que concentran el 33,62 % de hectáreas erradicadas”, apuntó el subsecretario de Fruticultura, Pablo de Azevedo.

Explicó además que el programa de erradicación de montes frutales está dirigido a la sanidad frutícola, en consonancia con la ley 3.106, la cual tiene como objetivo la determinación de las actuaciones necesarias para la defensa sanitaria de la producción de vegetales y productos.

Éste año ya fueron erradicadas 43 hectáreas, en las cuales el productor había realizado la adhesión voluntaria. Y además se han presentado solicitudes por 345 hectáreas en el término de 3 meses, que se encuentran en proceso de evaluación por parte de los Inspectores de la Secretaria de Fruticultura.

Las solicitudes no apuntan a la totalidad de las chacras, sino que se dan casos de pedidos de arranque en sólo la mitad de la tierra. Muchos lo hacen sin tener en claro qué emprenderán a futuro.

“Buscan opciones al esquema tradicional porque lo que están sacando quedó así porque no funciona. Hay mucha oferta de pera y manzana, y el aprovechamiento va por otro lado”, apuntó una de las fuentes consultadas.

Cada vez menos

Desde la Cámara de Productores Frutícolas de Fernández Oro y miembro de la Federación de Productores, Carlos Zanardi, alertó por la brusca disminución de productores en su localidad: de 75 que habían ahora quedan 30.

“Erradican plantas en chacras viejas y en otras no tan viejas. Y son más los que han dejado de producir y se dedican a otra cosa”, subrayó Zanardi.

Entre los que se mantienen en la producción, el referente indicó que “han hecho más carozo y pasturas para ganadería”.

“Del 2015 al 2017 se vivió lo más crítico, que es el cansancio moral de los productores para seguir en la actividad, por el déficit de los costos de producción”, agregó.

Quienes erradican

Roberto Bizzoto es productor en chacras ubicadas en Guerrico y además desde el 2015 es prestador del servicio de desmonte en la Secretaría de Fruticultura, y ya trabajó arrancando frutales en unas 50 chacras ubicadas entre Cervantes y Fernández Oro.

“Son chacras que están abandonadas o con problemas desde hace dos o tres años. Algunas muchos más, he erradicado chacras que hacía 10 años que no se hacia nada”, indicó Bizzotto, que desarrolla su tarea con maquinaria pesada en predios de un promedio de 5 hectáreas.

Entre las tierras que desmontó, hubo algunas que fueron arrendadas para cultivos hortícolas, mientras que otras fueron destinadas a la siembra de pasturas para ganado. Hay casos en que quedan vacías hasta tanto se defina qué destino tendrá la tierra, según explicó el prestador.

Lo que aclaró también es que hay chacras en estado de abandono que no tienen en orden la documentación, por lo que quedan fuera del programa.

5 puntos

del programa

Está dirigido a la sanidad frutícola, en consonancia con la ley 3106.

Un objetivo: la defensa sanitaria de la producción y productos vegetales en Río Negro.

Para acceder al programa deben existir problemas sanitarios por ataque de plagas o como consecuencia de estrés hídrico, ser montes abandonados, dos temporadas consecutivas sin poda o poda insuficiente, presentar denuncias en el Senasa, Cámara de Productores o Secretaría de Fruticultura.

La operatoria comienza con la adhesión del productor de forma voluntaria. Luego ingenieros agrónomos fiscalizan el establecimiento. El tercer paso es la firma convenio de trabajo entre productor y empresa prestadora del servicio.

Hasta 25 hectáreas se cubren por productor.

Prestadores del servicio consisten en labores de erradicación de montes frutales, mediante el volteo y desarraigo de las plantas.

“Hace años se vendía todo lo que se producía, no se perdía nada, se exportaba. Ahora cambiaron las calidades y no se venden como antes”.

Guido Caniulef (58), peón rural en una chacra de Fernández Oro.

“Quiero una seguridad jurídica, no una seguridad climática. Las empresas se están quedando con la propiedad”.

Edgard Artero, productor de Fernández Oro.

“Hace dos meses arrancamos peras aunque eran nuevas”

“Hace 6 años que estaba trabajando a pérdida. Hace dos meses arrancamos todas las peras”, apuntó el Edgard Artero, propietario de los lotes 2 y 4 de Fernández Oro, al sur de la Ruta Nacional 22.

“La pera le da de comer a los obreros, hace millonarios a los exportadores y me funde a mi”, consideró. La opción para Artero por ahora son los forrajes.

Entre lo que erradicó de su chacra había perales de 30 años y otros de apenas 5, que se encontraban en el esplendor de la producción. “Llegué a cosechar 45 mil kilos por hectáreas. El costo de $ 6 por kilo y están pagando $ 3,50. Por lo menos deberíamos obtener $ 7, porque nosotros trabajamos para ganar plata, no para perder”, subrayó el productor, que pertenece a una familia con cuatro generaciones dedicadas al rubro y hoy no sabe como subsistir. Una de sus alternativas es poner alfalfa.

En la misma chacra, uno de sus peones vive de la actividad frutícola hace 34 años.

“Soy de Chile. Llegué al país en el año ‘84, cuando todos venían para acá. Y yo también quise probar. Primero estuve seis meses y me fui. Al tiempo me volví y me instalé a trabajar, siempre en la chacra”, comentó el hombre que se encuentra próximo a la jubilación, Guido Caniulef (58).

Cada mañana llega a las 7 de la mañana a la chacra y se queda hasta las 16. En tiempos de cosecha directamente se instala en la chacra. “Hace años acá esto era pura cosecha. Se vendía todo lo que se producía, no se perdía nada, se exportaba. Ahora cambiaron las calidades y no se venden como antes. Mi patrón arrancó plantas nuevas, y eso da mucha pena”, finalizó.

Datos

“Hace años se vendía todo lo que se producía, no se perdía nada, se exportaba. Ahora cambiaron las calidades y no se venden como antes”.
“Quiero una seguridad jurídica, no una seguridad climática. Las empresas se están quedando con la propiedad”.

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