Neuquén abrió un consultorio dedicado a la identidad de género en la infancia

El hospital público más grande de la Provincia habilitó un servicio que recibe consultas de familias referidas a las dudas y definiciones. El organismo ya había sido vanguardista en la atención de adultos y ahora pivotea con este nuevo consultorio.

El hospital Castro Rendón, el de mayor complejidad del sistema público de salud de Neuquén, es vanguardia en distintas áreas, y desde hace un año sumó una más. Habilitó un consultorio dedicado a la atención de niños, niñas, adolescentes y familias que se acercan con preguntas vinculadas a identidad de género. Allí son atendidos por un equipo de profesionales integrado por pediatras, endocrinólogas y psicólogas.

“Surgió básicamente por la necesidad de la población, empezamos a recibir demanda en niños y eso nos llevó a replantear un montón de cosas, a preguntarnos muchas otras. Hubo un cambio de paradigma”, asegura Belén Manzur, pediatra del hospital y especialista en adolescencia.

El punto de inflexión fue la sanción de la ley 26.743, el 9 de mayo de 2012, que consagró el derecho a la identidad de género, entendida como la vivencia interna de cada persona, independientemente de si fue inscripta al momento de nacer como varón o mujer. Permite la rectificación registral, el cambio de nombre de pila, sin necesidad de autorización judicial.

Lo importante es escuchar a los chicos, observarlos y acompañarlos con cariño», afirma Manzur.

La norma garantiza que los mayores de 18 años que deseen realizar una intervención quirúrgica o tratamiento hormonal para adecuar su cuerpo podrán hacerlo, pero no es un requisito para la modificación de la documentación. El Estado reconoce, así, el acceso a la salud de todas las personas.

El 23 de octubre de 2015, y al amparo de la ley, el Castro Rendon realizó la primera masculinización de tórax, que es la quita de la glándula mamaria y la reimplantación de la areola y el pezón en un tamaño y posición adaptada al tórax masculino, a un varón trans, Benjamín Genova. Desde entonces se puso en marcha el consultorio abocado al tratamiento hormonal en adultos.

La ley, además, incluye a las personas menores de 18 años. No sólo les permite tramitar el cambio de DNI si no que específicamente habla de que tienen que recibir un trato digno. “Deberá respetarse la identidad de género adoptada por las personas, en especial por niñas, niños y adolescentes, que utilicen un nombre de pila distinto al consignado en su documento nacional de identidad”, dice textualmente el artículo doce. El consultorio “Identidades” inaugurado en 2018 recibe esta demanda bajo la misma premisa de la ley: es un derecho y no una patología.

El concepto de salud integral incluye el bienestar emocional y en eso está fundamantada nuestra iniciativa, de dar respuestas a una necesidad».

Belén Manzur es pediatra y especialista en adolescencia del hospital Castro Rendón.

Acá no hay objeciones de conciencia por hacer: hay una infancia o una juventud que me está requiriendo».

Federico Fushimi es pediatra y docente de la facultad de Medicina de la UNC.

“A diferencia de lo que es en adultos, donde el consultorio surgió ante una necesidad del abordaje de personas trans, nosotros nos encontramos con otro perfil de consulta. A veces son dudas sobre identidad y en otras ya hay una definición. Hay niños y niñas que plantean disconmfort con su cuerpo y estas son las situaciones más claras. Hay otros que refieren solamente la sensación interna, pero es muy común desde el adulto decir: “si se siente niño tiene que verse como un niño”, precisa Manzur.


Las profesionales del equipo atienden en los consultorios pediátricos externos del Castro Rendón, que funcionan en Buenos Aires 346. frente al edificio del ISSN.

Indica: “Desde antes de nacer con un nombre a los niños y niñas se les asigna un género. Cuando se les ofrece solamente un auto o una muñeca también. Cuando ese ser humano no se encuentra en ese género es cuando empiezan los problemas para los adultos que están alrededor, para el sistema de salud, la familia, la escuela. Cuando es un niño o una niña con una identidad trans, suele causar más impacto en la sociedad en general, que cuando le sucede a un adulto. Nosotros lo tomamos como un aspecto más de su salud a acompañar. No todo el mundo se siente cómodo con la temática, implica rever un montón de cuestiones personales. Creo que ha habido un gran cambio desde el lado médico, aunque todavía nos falta”.

Las profesionales atienden todos los miércoles de 8 a 10, en los consultorios externos de pediatría, ubicados en Buenos Aires 346, frente al edificio de ISSN. El equipo lo completan los endocrinólogos infantiles Gabriela Bastida y Juan Cáceres, y la psicóloga Fernanda Urere. Los chicos y chicas son derivados por sus médicos de cabecera o por el personal de la dirección de Diversidad de la provincia.

Demanda

7 a 16
años es la franja de edad de chicos y chicas que han sido atendidos en el consultorio "Identidades" del hospital Castro Rendón.

Bastida remarca: “Cuando aparecen estas dudas sobre el género es como una realidad que traspasa, que moviliza, lo que hay que transmitirle al chico es tranquilidad, que él va a poder ser lo que quiere ser y que lo importante es su persona”.

En Neuquén hay una asociación denominada “GAIA- Nueva Crianza” dedicada a las infancias y adolescencias trans. El pediatra y docente de la Universidad Nacional del Comahue (UNC), Federico Fushimi, acompaña a estas familias. “Los médicos no somos jueces”, afirma el profesional (ver aparte).

Sostiene que es clave “sumar días de felicidad” . “La infancia es hoy. Cuando somos niños el tiempo no lo podemos guardar en los bolsillos. Entonces lo vivimos ahí, la felicidad o las alegrías, las tristezas se nos juegan en el momento. Todo momento en que la infancia es infeliz es momento de infancia perdida en algún sentido”, señala.

Manzur destaca que en la actualidad hay familias que admiten la existencia de otras identidades para sus hijos. Agrega: “Hoy por hoy muchos padres se plantean la posibilidad de tener un hijo o hija trans o con otra identidad de género. Los cambios de paradigma suelen darse así, abruptamente, y luego intenta llegar el equilibrio. Hoy los padres se plantean esta posibilidad. Antes no pasaba”.

«Los médicos no somos jueces»


Federico Fushimi tiene por debajo del cuello de su chomba una cadena. La saca y muestra el crucifijo dorado. “Todavía me reconozco dentro de la iglesia católica argentina”, afirma. Es pediatra, ejerce la docencia en la UNC y trabaja en un consultorio privado de la capital y en la escuela domiciliaria-hospitalaria. Acompaña a la asociación “Gaia-Nueva Crianza.”

“Más allá de mis convicciones políticas, religiosas o morales el Estado me pide y me instrumentó con una matrícula para poder dar una mano. Los médicos no somos jueces, tenemos que trabajar para aliviar, para prevenir, para curar”, señala.

Subraya que la ley de identidad de género ha modificado las representaciones sociales, al igual que la Convención de los Derechos del Niño, que cambió el paradigma sobre la infancia. “El precepto del adultocentrismo dice que la infancia es inmadura. Si es inmadura significaría que no tiene capacidad de decisión. Desde la Convención, uno diría sí tiene capacidad de decisión y tiene una autonomía progresiva. Esto para los médicos era una patología y para el mundo de los equipos de salud.

La diversidad de género no está ligada a la ética o a la moral de la persona. Antes se pensaba que eran personas con disforia de género, que estaban locas o eran personas antiéticas o amorales, entonces eran peligrosas. La ley dice “no”, explica Fushimi.

Plantea que el motivo de consulta más frecuente de los padres o madres en el consultorio tiene que ver con niños o niñas que no se comportan de acuerdo a los estereotipos de género a temprana edad.

Así lo describe: “Llegan y dicen: “tuve un varón, espero que juegue a la pelota, pero aborrece la pelota y no solamente eso, si no que en la juguetería se viene con todas las muñecas en brazos. No tengo drama con eso, pero me incomoda, porque a mí me miran todos los grandes. Yo no quiero que me hijo sufra, ¿qué podemos hacer?, llevamos años corrigiéndolo, hoy te lo traigo ¿sabes por qué?, porque se chupa el dedo, no duerme de noche, se la pasa engripándose, se arranca el pelo, le pega a todo el mundo. La pregunta es: ¿por qué diferir felicidades en la infancia para pensar que eso se tiene que concretar en la adultez si ahora se puede ser feliz?”

«Sumamos días de felicidad»


En un momento de la entrevista el pediatra, Federico Fushimi, comenta que desde que comenzó a acompañar a familias de niños , niñas y adolescentes trans, y esto se hizo público, hubo reacciones inesperadas. Algunas personas, asegura, “no te confrontan, pero te borran de los contactos.”

Agrega: “Todavía nadie se me plantó y me dijo: “¿sabes que lo que estás haciendo es un proselitismo de una patología? Esta gente está loca, estos padres son psicópatas y vos lo que estás haciendo es el caldo gordo”

P: ¿Qué le decís a la gente que piensa eso?

R: Lo que le diría es que entiendo lo que me quieren decir, porque diez años atrás yo también lo pensaba. Y también “en pos de la infancia” salía en defensa. Pero la ley de identidad de género es contundente. Entonces todo equipo de salud que vuelva a decir que es gente enferma es contravencional. Ante todo hay una infancia, y después vemos si es trans o no trans. Cuando acompañas ves como ese proceso de angustia y de padecimiento y de vida horrible pasa a una liberación, hay un mejor vivir que es en el aquí y en el ahora. Sumamos días de felicidad.

¿Qué es la identidad de género?


La ley 26.743 la define como la vivencia interna e individual del género, tal como cada persona la siente, la cual puede corresponder o no con el sexo asignado al momento del nacimiento. El Estado argentino reconoce desde 2012 el derecho de todas las personas, incluidas las menores de 18 años, a ser tratadas de acuerdo a su identidad de género autopercibida, y si lo desean, hacer el cambio en su documentación (elegir un nuevo nombre de pila) sin necesidad de acreditar modificación en su apariencia.


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