Río Negro Online / Opinión

Por Aleardo Fernando Laría

El resultado de las elecciones autonómicas en España no ha dejado ni vencedores ni vencidos. Existía una enorme expectativa por saber si la contestación social a la participación española en la guerra de Irak iba a tener consecuencias electorales para Aznar, pero no se produjo ningún vuelco espectacular. Como el resultado marca sin embargo un cambio de tendencia, favorable a los socialistas que se convierten en la fuerza más votada en el conjunto del territorio, podemos hablar de empate. El Partido Popular conserva el poder municipal y autonómico que ya tenía, y los socialistas confían en que con el nuevo caudal podrán ganar las elecciones generales el año próximo.

En Madrid, tanto en la capital del Reino como en la Comunidad Autónoma, se libraba la batalla decisiva. Si los recuentos no modifican los resultados, la «izquierda», es decir una alianza entre el Partido Socialista e Izquierda Unida tendría la mayoría para gobernar en la Comunidad de Madrid. En la capital, en cambio, se imponía con contundencia -51% de los votos- Alberto Ruiz Gallardón, una figura joven, de talante liberal, que algunos visualizan como posible sucesor de Aznar.

En el País Vasco, la ausencia -forzada por una decisión judicial- de los grupos abertzales (patriotas vascos) cercanos a ETA permitió al Partido Nacionalista Vasco aumentar el caudal de votos. En el resto de comunidades no hubo mayores cambios, salvo en Baleares, recuperada por el Partido Popular.Izquierda Unida, el partido del «no a la guerra», confiaba en la recuperación del voto de los más jóvenes, pero sus resultados han sido más bien modestos. Ha subido el número de votos con respecto a elecciones pasadas, pero tampoco de forma espectacular.

En marzo del 2004 se celebrarán las elecciones generales para designar nuevo presidente del gobierno. ¿Pueden los resultados de estas elecciones proyectarse hacia el futuro? Si así fuese, los socialistas conseguirían batir al Partido Popular. Sin embargo la diferencia de votos en el total del Estado es sólo de 200.000, apenas un punto porcentual. Un margen demasiado estrecho para sacar conclusiones precipitadas.

La experiencia de anteriores comicios muestra que el electorado actúa como pesadas masas teutónicas que se mueven lentamente. En este caso el movimiento se dirige hacia la izquierda. Si los jóvenes que se incorporan al padrón electoral deciden votar y abandonan la actitud de general escepticismo ante el mundo de la política, es muy probable que en España, el año próximo, ganen los socialistas. Un socialismo renovado que ha apostado claramente por el fortalecimiento de la Unión Europea y la paz frente a la hegemonía norteamericana.

Con los socialistas se haría realidad la reincorporación de España a una alianza más estrecha con los países que conforman el núcleo duro de la Unión Europea, es decir Francia y Alemania, rompiéndose así el «eje anglosajón». La unidad de Europa saldría reforzada y aumentaría la capacidad para convertirse en un poder autónomo, capaz de equilibrar la balanza del poder internacional. Algo que agradecerían no sólo los europeos, sino probablemente el conjunto de naciones del planeta.


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