Si es multimillonario, ¿por qué elige vivir como un pobre?

Gana u$s2 millones en la prestigiosa MLB de los EE.UU., pero elige una modesta vida de 800 dólares al mes.

La increíble vida de Daniel Norris

Daniel Norris, unmultimillonario jugador de béisbol, que a pesar de ganar una fortuna como jugador de la MLB estadounidense, prefiere vivir una modesta vida en una camioneta.

“Puede ser poco convencional, pero me siento bien con mi estilo de vida. En realidad, estoy más cómodo siendo pobre”, confesó en un reportaje a ESPN.

Creció en Johnson City (Tennessee) y pasó sus días ayudando en la tienda de bicicletas que su padre había heredado de su abuelo. Nunca se rodeó de lujos, pero sí de deportes. En la escuela jugó al fútbol y al baloncesto, pero, sobre todo, se destacó como lanzador en el béisbol.

Se van a cumplir cuatro años de la firma de su primer contrato profesional. Con ese dinero, compró una Volskwagen Westfalia 1978, a la cual llamó Shaggy, por el personaje de la serie Scooby-Doo.

Ese vehículo que tiene cama, cocina portátil y un pequeño salón donde pasar el día, se transformó en su vivienda. Lo lleva a los entrenamientos y también le permite ir a la playa a surfear, otra de sus pasiones. Los empleados del supermercado donde está estacionado su coche lo llaman “Van-Man” (hombre caravana) y se ríen cada vez que lo ven hacer ejercicio con los carros de compra abandonados.

Con 21 años, este pobre por convicción y multimillonario por casualidad, es un verdadero deportista profesional. “¿Hippie? Sí, un poco”, reconoce. Pero no le hablen de drogas o de alcohol, algo que jamás probó.

La fama, los lujos, las mujeres y el dinero no son un atractivo para él. Sólo tiene una condición para sus agentes: que sólo le entreguen 800 dólares al mes y el resto de su millonario salario lo guarden sin tomar ningún riesgo.

¿Por qué vive así? “Puede ser poco convencional, pero me siento bien con mi estilo de vida. En realidad, estoy más cómodo siendo pobre”, confesó en un reportaje de la ESPN.

Sostiene que aunque el béisbol es su vida, Dios es siempre lo primero. “Juego de béisbol porque lo amo más que a nada, pero juego béisbol para Dios”, cuenta. “Si no fuera por él, yo no entendería esta oportunidad de jugar con los Blue Jays. Como siempre digo, soy un cristiano que se dobla –sus rodillas– como un jugador de béisbol”.

Nació en una familia de clase media. Su infancia la pasó jugando en la calle y haciendo senderismo con sus dos hermanas mayores. Y también, bastante deporte. En la escuela jugó al fútbol y al baloncesto, pero, sobre todo, destacó en béisbol. De ahí que en 2011 firmara su primer contrato como profesional a razón de casi dos millones de euros por temporada. Aquel día, lo celebró comprándose una camiseta por 12 euros.

Pero antes de llegar a ser multimillonario, ese mismo año, adquirió también por 9.200 euros su casa: una caravana Volskwagen Westfalia 1978. “Shaggy” lo tiene todo: cama, una cocina portátil para hacer huevos fritos por la mañana temprano y un salón donde pasar el día. Es su mejor compañera, la que le lleva a los entrenamientos -a 92 kilómetros por hora- y le permite escaparse a hacer senderismo o acercarse a la playa para surfear, su otra pasión.

En su camioneta recita poemas, canta canciones, hace café francés por la noche, lee a Jack Kerouac -su autor de cabecera- y escribe lo que llama ‘el diario de pensamientos’, donde anota sus reflexiones antes de ir a dormir. Por ejemplo: “¿Dónde se puede ser tan libre como en medio de la nada?”.

A sus 21 años, lo tiene claro: le da igual la fama. Y también el dinero. Gana cerca de dos millones de euros, pero le ha dicho a sus agentes que sólo le ingresen en la cuenta 736 euros y el resto lo guarden sin tomar ningún riesgo. No necesita más. Eso sí, empezada la temporada regular -lo ha hecho este mes de abril- le han dejado temporalmente sin su caravana, sin su tabla de surf de espuma reciclada y sin sus libros de pasta gorda -odia los Ebooks-. Los Toronto Blue Jays le exigen que viva en un piso compartido cuando hay competición -aunque luego vuelva a su camioneta-.

Norris admite que otros han expresado su preocupación de que su estilo de vida y como jugador de beisbol debilite su fe. “Incluso antes de salir para el entrenamiento de primavera, la gente me dice que permanezca fiel”, explica. “Mis padres especialmente dirían, ‘sé quién eres. No cambies por nadie’ y yo siempre mantengo eso en mente”, acota.

Agencias

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