Sierras energizantes

El norte de la provincia de San Luis ofrece un paisaje increíble de serranías de alturas superiores a los 2.000 metros, surcadas por ríos y arroyos, abundante vegetación, fauna y, engarzado, un rosario de pueblos que como San Francisco del Monte de Oro combinan su historia minera con un floreciente turismo.

Cuarzo, oro, historia y leyendas entrelazados, transparentes cursos de agua serpenteando en las serranías puntanas definen el paisaje geográfico y humano de San Francisco del Monte de Oro, un pueblo que hace pocos años empezó a desplegar su potencial turístico dentro de una amplia región plagada de otras pequeñas y encantadoras localidades que conforman un circuito ideal para disfrutar sin apuro en el transcurso de varios días de descanso.

Asentado sobre una enorme formación geológica de cuarzo cristalino entre las sierras Centrales y las de Socoscora, el valle de San Francisco goza de un clima benigno, factores que confluyen –dicen los lugareños– para que el visitante se sienta inundado de energía por los iones negativos que saturan el ambiente. Cuentan en relación a ello que la hostería más antigua del lugar, La Candela, habría sido construida por instrucción del ex presidente Perón para que su esposa Evita, ya afectada por el cáncer, recibiese las curativas radiaciones electromagnéticas provenientes del subsuelo, rico también en cobalto, uranio y ónix. Realidad o mito, el edificio está hoy intacto y continúa prestando sus servicios turísticos a la par que forma parte del abundante patrimonio histórico que hay para ver, recorrer y fotografiar.

Justamente, en este aspecto, el mayor orgullo de la localidad es la escuelita rancho en la que Domingo Faustino Sarmiento ejerció por primera vez como maestro, en 1826, cuando solo contaba con 15 años de edad. La edificación, de ladrillos de adobe encalados y techo de paja, ha sido declarada Lugar Histórico Nacional y para evitar su deterioro se le colocó por encima un templete de hormigón que la protege de las inclemencias del tiempo. Junto a ella hay un museo y centro de interpretación.

Considerada “Capital nacional de la educación pública y el maestro”, San Francisco del Monte de Oro tiene también la casa-museo dedicada a Rosenda Quiroga, una ilustre vecina que murió en 1931 tras dedicar toda su vida a la docencia.

La pequeña aunque desperdigada población cuenta hoy con alrededor de 5.000 habitantes, la mitad de los que solía albergar hasta el siglo pasado cuando era un centro de suministros y en donde se proveían los trabajadores de minas de oro y otros minerales, yacimientos que tras agotarse y quedar abandonados hicieron entrar en crisis a la economía en esa comarca del norte puntano.

Un devenir similar al acontecido en la ciudad rionegrina de Sierra Grande con la ex-Hipasam.

De aquel pasado de prosperidad que se inició a mediados del siglo XIX quedaron en San Francisco numerosas construcciones hoy convertidas en ruinas, varias de ellas muy pintorescas con los ladrillos de adobe a la vista y ornamentaciones de la época. Unas pocas viviendas que tuvieron la fortuna de ser bien mantenidas pueden verse íntegras, rodeadas de añosos árboles y umbríos jardines.

Entre la flora del lugar, característica de la zona de sierras, con mucha vegetación arbustiva y árboles frondosos como el molle, se distingue muy especialmente la palmera caranday, cuyos bosquecillos naturales dan un toque exótico al paisaje, particularmente sobre las costas del lago artificial formado por la presa Las Palmeras. En el pueblo y sus alrededores muchos frutales, olivares y nogales atraen a una increíble cantidad y variedad de pájaros, como también los arroyos y ríos convocan a infinidad de aves acuáticas que hasta parecen posar, mansas, ante las cámaras.

Reorientada la economía hacia el turismo, la ganadería, avicultura, aserraderos y artesanías, un régimen de promoción de inversiones del gobierno puntano ha hecho surgir complejos de cabañas, campings, hosterías y albergues. La oferta de alojamiento se ubica en alrededor de 300 camas aunque se advierte un creciente desarrollo de la infraestructura hotelera con algunos establecimientos dotados de todas las comodidades.

La relativa proximidad de San Francisco del Monte de Oro con varias localidades turísticas del norte de San Luis, como Nogolí, La Carolina, El Trapiche, Quines, entre otras, la convierten en el sitio ideal para desde allí armar circuitos que pueden cubrirse en el día hacia otros puntos de gran interés, inclusive hasta La Punta, Potrero de los Funes, Merlo y la propia ciudad capital, ubicada a poco más de 100 kilómetros.

Por lo agreste del enclave sanfrancisqueño, el turismo de aventura y minero es una de las opciones para combinar mejor con la apacible vida pueblerina. Se pueden hacer caminatas o salidas en camioneta 4 x 4, cabalgatas, alquiler de bicicletas y kayaks, escalada, boulder, rappel, descensos espeleológicos y observación de aves.

Entre las excursiones figuran el salto Escondido, pinturas rupestres y el camino de Las Chacras, además de los balnearios enclavados en un idílico entorno de aguas cristalinas, pozones, enormes piedras, monte frondoso y espigados penachos de cortaderas.

Un maravilloso entorno rodea

la piscina del hotel de montaña Paso del Cóndor, a nueve kilómetros del pueblo de Nogolí.

La hostería La Candela, en

San Francisco del Monte de Oro. Dicen que fue construida para alojar a Eva Perón.

El paisaje típico de los alrededores sanfrancisqueños en uno de sus numerosos ríos; en este caso el Gómez, situado a unos diez minutos en auto desde el casco céntrico.

En primer plano y más atrás un bosquecillo natural de las famosas palmeras caranday, ejemplares únicos que tienen en

San Francisco su hábitat más austral ya que proliferan en climas subtropicales

En uno de los numerosos balnearios el atardecer es un llamado al sosiego.

El dique Las Palmeras, construido sobre el río Claro, cuenta con un camino asfaltado que recorre todo su perímetro.

En 1826, el joven Domingo Faustino Sarmiento llegó al pueblo de San Francisco con su tío, el fraile José de Oro, quien instó al prócer a fundar su primera escuela.

La Ruta Provincial 9, que une San Francisco del Monte de Oro con La Carolina en 35 sinuosos kilómetros de asfalto y atraviesa el filo de la sierra a más de 2.000 m de altura

En el centro de San Francisco, la iglesia Sagrada Familia –cuya segunda torre se erigió hace poco– y la plaza Pringles

Dos antiguas construcciones, una en ruinas, testimonian el pasado de gran prosperidad que tuvo San Francisco del Monte de Oro

La escuelita rancho donde Sarmiento, con sólo 15 años, dictó clases por primera vez. Tiene protección del Estado nacional y cuenta con un centro de interpretación.

San Luis


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