Fue albañil y restauró la histórica Casa de Gobierno en Chos Malal: «Es un orgullo haber participado»

A los 38 años, el actual trabajador de la municipalidad, Gabriel Muñoz, acompañó junto a un equipo la puesta en valor del edificio histórico que albergó la primera sede de gobierno de la provincia.

Gabriel tiene 38 años y una vida de oficio en Chos Malal: fue albañil, mecánico, pintor y hasta electricista. Todo lo aprendió en el camino, sin saber que años después toda esa experiencia lo haría parte de un hecho trascendental: la restauración de la histórica casa de Gobierno, donde comandó el territorio provincial José Manuel Olascoaga y hoy se alza como un museo. «Es un orgullo haber participado de esto», expresó.

Gabriel Muñoz actualmente es director de Obras Públicas de la municipalidad de Chos Malal, pero no olvida de dónde viene. “Yo nací en General Roca, en Río Negro. Me crié en el puente 83 y nos vinimos a Chos Malal en el 95 o 96. Desde entonces estamos acá. Esta es mi ciudad”.

En sus recuerdos se mezclan la memoria y la emoción: “Yo soy albañil, soy mecánico, soy pintor. Aprendí de todo. No soy gasista porque no tengo la matrícula», contó. «Esto me sirvió mucho para este trabajo. Era más fácil: me decían ‘hacé esto’ y lo hacíamos. Esa experiencia fue clave”.

En 2025 comenzó en la localidad la restauración de la primera Casa de Gobierno local, donde hace décadas funciona la importante Biblioteca y donde también estuvo el Archivo y la oficina de Correos, y que a partir de estos cambios compartirá espacio con el Museo “Olascoaga”.

Gabriel, como parte del gobierno municipal y con su experiencia como albañil, puso manos a la obra junto al equipo. «Empezamos con cateos para ver cómo estaban las paredes, los cimientos, las aberturas originales. Una vez que tuvimos toda esa información, arrancamos firme con la obra”, relató.

La primera parte del trabajo comenzó en junio, con las tareas de diagnóstico. Luego, en julio, se lanzó la obra en firme. “Estuvimos de lunes a lunes, desde las 8 de la mañana hasta las 11 de la noche, dándole sin parar. Fue un trabajo muy intenso”, recordó.

El desafío no fue sencillo. “Fue un trabajo desde los cimientos. Sacamos todo lo que era contrapiso, levantamos y volvimos a hacer nuevos. Renovamos completamente el techo, que ya estaba muy deteriorado y tenía filtraciones. Dejamos los tirantes originales, pero cambiamos chapas, aislantes y todo lo necesario para que no se vuelva a llover. La idea siempre fue devolverle la mayor originalidad posible al edificio”, explicó.

Aunque lleva años en la construcción, reconoce que nunca había hecho algo de tal envergadura: “No con estas características y en algo tan importante para la comunidad. La verdad es que no, nunca. Así que fue una experiencia lindísima», expresó.

Al hablar de su participación, Gabriel se emociona. «Nunca me habían reconocido de esa manera por mi trabajo«, comentó. «No lo hice yo solo. Fuimos un equipo de gente que estuvo todos los días al pie del cañón».

La restauración de la Casa de Gobierno no está terminada: lo que se inauguró fue apenas la primera etapa. “Ahora falta la segunda parte, donde se va a trabajar en la sala de máquinas, la calefacción, la biblioteca y las galerías. Todavía queda bastante por hacer. Incluso hay detalles que estamos terminando ahora, como la carpintería, los vidrios, el pulido de los pisos de madera», explicó.

En el medio del trabajo apareció una sorpresa: los libros. La biblioteca popular, que funcionaba en el edificio, fue cerrada momentáneamente durante la obra. “Hubo mucha selección de libros, vinieron especialistas que se encargaron de recuperar y ordenar el material. Incluso encontraron parte de la biblioteca original, con libros que decían que eran del 1800”, contó Gabriel.

Cuando la obra esté finalizada, el edificio tendrá un nuevo funcionamiento. “La biblioteca va a estar aislada de lo que sería el museo. La Casa de Gobierno va a ser un espacio histórico, abierto al público para que se pueda visitar y recorrer. Y la biblioteca va a quedar en un edificio pegado, pero separado», explicó

Para Gabriel, el valor de este trabajo va más allá de lo laboral, es profundamente personal. “Mi nombre va a estar ahí, y no se borra más. Pasen los años que pasen, va a figurar quién restauró y quién trabajó. Es un orgullo haber participado. Si en algún momento llego a tener nietos o bisnietos, van a poder ver que estuve ahí. No es solo mi nombre, es el de toda la gente que trabajó conmigo”.

El edificio, que durante años fue sede de distintas dependencias municipales, tránsito, turismo, oficinas, también se convertirá en un símbolo del pasado recuperado por y para los habitantes de la provincia de Neuquén.


Gabriel tiene 38 años y una vida de oficio en Chos Malal: fue albañil, mecánico, pintor y hasta electricista. Todo lo aprendió en el camino, sin saber que años después toda esa experiencia lo haría parte de un hecho trascendental: la restauración de la histórica casa de Gobierno, donde comandó el territorio provincial José Manuel Olascoaga y hoy se alza como un museo. "Es un orgullo haber participado de esto", expresó.

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