Juan, de Entre Ríos, juntó latas durante un año para costearse el viaje de egresados a Bariloche

Al igual que miles de egresados, Juan Agustín Galarza viajará con sus compañeros del Instituto María Auxiliadora de Chajarí, a Bariloche, este miércoles por la noche. Pero el caso de este joven entrerriano no es uno más. Podrá concretar su sueño después de un año de arduo trabajo para reunir el dinero. Cuando logró juntarlo y supo que viajaría a la ciudad cordillerana, sus abuelos Sara y Ramón, que lo criaron, lloraron de emoción.

En una clase de educación física, antes de entrar en calor, Juan Agustín le pidió a su profesora Matilde Mover que le cuidara una bolsa. «¿Qué tenés?», le preguntó la mujer. «Latitas», respondió el muchacho de 17 años. Cuando le consultó para qué las juntaba, explicó que intentaba pagarse el viaje a Bariloche y por esa razón, salía por las noches con su bicicleta a buscarlas. Volvía a su casa lleno de bolsas con latas que aplastaba y luego, vendía por kilo.

«Me atravesó esa historia y decidí ayudarlo«, contó Mover a diario RÍO NEGRO. Esa misma tarde grabaron un video casero contando que estaban juntando latas en el que pedían colaboración. Lo subieron a las redes y se viralizó.

«Empezó a escribir mucha gente. Fue tremendo. Yo le organizaba el itinerario, él pasaba con su bicicleta y si eran muchas latas, yo lo acompañaba con el auto para asistirlo. Así fue todo el año», comentó y destacó la solidaridad de la gente de Chajarí y otras ciudades cercanas. «Había gente que quería ayudar y pedía un alias. Pero él no quería dinero, quería pagarse el viaje con su esfuerzo y de hecho, lo veías a la noche, a cualquier hora, juntando latitas. Incluso bajo la lluvia«. En carnaval, después de los corsos, Juan Agustín rastreaba las latas de espuma. También hubo gente que ofreció alfajores y Juan Agustín los vendía.

En julio finalmente logró reunir la suma necesaria para poder viajar. Esta noche partirá en micro a Buenos Aires donde un avión lo trasladará a Bariloche. Sueño cumplido.

Este joven que fue criado por sus abuelos, salió mejor compañero en su escuela. «Tiene una calidad humana inmensa. Me moviliza su constancia, su perseverancia. Trabajó un año entero con un objetivo y lo cierto es que no deja de ser un chico. Juan Agustín es un ejemplo y es lo que es, gracias a sus abuelos, Sara y Ramón«, dijo orgullosa su profesora.