La crecida del río Cuyín Manzano afecta a los chicos que deben cruzarlo para ir a la escuela
Laura Novoa, madre de tres hijos que deben atravesar ese caudaloso curso de agua para asistir a clases en Villa Traful, relató que el viernes dos de los chicos cayeron del caballo al agua. Lamentó que las computadores y celulares que portaban se mojaron y se dañaron.
Ailín y sus hermanos Agustín y Valentín deben cruzar a caballo de lunes a viernes el río Cuyín Manzano para asistir a clases en Villa Traful. (foto de archivo de mediados de agosto pasado de Alfredo Leiva)
“Dentro de todo estamos bien, pero con mucha angustia”, afirmó este miércoles Laura Novoa. Tiene sus motivos. Relató que el viernes sus hijos Valentín, Agustín y Ailín regresaban de la escuela y como es habitual cruzaron a caballo el río Cuyín, que esta primavera creció más de lo habitual. Eran alrededor de las 20.15.
Contó que Ailín montaba el caballo y pasó primero a Agustín de una orilla hacia la otra. Regresó por Valentín. Pero cuando avanzaban por el caudaloso curso de agua, el animal perdió el equilibrio porque no hizo pie entre las piedras, hizo un movimiento brusco y los chicos cayeron al agua, con sus mochilas. Los dos hermanos sufrieron golpes por la abrupta caída.
Laura comentó que alcanzaron a sacar las cosas del agua antes de que sean arrastradas por la fuerte correntada. Sin embargo, el agua dañó las computadoras que los chicos usan para estudiar. También, sus celulares. Son artículos costosos para cualquier familia asalariada del país. Mucho más, para aquellas que viven en el paraje Cuyín Manzano, situado a 76 kilómetros de Bariloche.
Desde hace más de tres décadas que los pobladores de Cuyín Manzano, sobre todo de las poblaciones ubicadas en el margen este, piden por una pasarela que les permita cruzar ese caudaloso río. Hasta ahora ni el Gobierno de Neuquén ni la Administración de Parques Nacionales, que depende de Nación, respondieron esa demanda.
Una travesía para ir a la escuela
Los hijos de Laura caminan varios kilómetros desde su casa, ubicada casi detrás de un cerro escarpado, hasta la margen este del río que deben cruzar de lunes a viernes, para ir a la escuela secundaria. En el paraje Cuyín Manzano, los hermanos Chamorro suben a un transporte escolar, que los traslada hasta la escuela secundaria de Villa Traful, distante a unos 40 kilómetros de su hogar.
Novoa explicó que esta primavera el río Cuyín Manzano viene más crecido por el deshielo de las placas de nieve que quedaban en las cumbres de los cerros que rodean el paraje.
El mismo drama deben enfrentar las personas de las poblaciones que necesitan superar el río para ir al médico en Villa Traful, Villa La Angostura o Bariloche o para ir a comprar lo que necesitan.
“Uno siente una angustia, una impotencia porque no sé de qué forma ya pedir que construyan la pasarela”, explicó Novoa. Lamentó que se “tiran la pelota unos a otros” y el problema no se resuelve.
Diario RÍO NEGRO estuvo a mediados de agosto pasado en el paraje y conoció la odisea que los chicos y pobladores deben hacer para salir del aislamiento.
Dos o tres días después, desde la Intendente del Parque Nacional Nahuel Huapi anunciaron que pretendían mudar el puente Bailey, que está emplazado en un tramo de la ruta provincial 65, hasta el lugar donde los pobladores atraviesan habitualmente el río Cuyín Manzano.
Aunque aclararon que recién trasladarán esa estructura móvil cuando la empresa CN Sapag construya el puente definitivo, en el sector de la ruta 65 donde hoy está montado el Bailey. Por eso, algunos pobladores de Cuyín Manzano rechazaron la propuesta. “Ese puente lo van a traer vaya a saber cuándo”, expresó este miércoles Novoa.
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