Proyectos de investigación truncos y científicos que evalúan irse del país

La presidencia del Conicet anunció que solo se otorgarán 900 becas de 1.600. Muchos contratos vencen el 31 de marzo.

El recorte del gobierno nacional sobre el sistema científico tecnológico arrastra a los investigadores a un escenario de incertidumbre en el que ven truncos sus proyectos y los interpela a buscar nuevos horizontes en el exterior.

Se ignoran las décadas de inversión que el Estado Nacional destinó a la formación de los investigadores. Las becas de posgrado representan una posibilidad de formación y trabajo para más de 11.000 jóvenes, que se dedican durante cinco años a investigar un tema y plantear conclusiones que suelen convertirse en desarrollos tecnológicos, políticas públicas, materiales educativos e insumos para dar posibles soluciones a distintas problemáticas desde las ciencias naturales, sociales, exactas e ingenierías”, explicó un grupo de becarios del Conicet.

Recordaron que los becarios representan la mano de obra más numerosa del sistema científico tecnológico de Argentina y cumplen con un compromiso de exclusividad de 40 horas semanales a cambio de un “estipendio”, sin aportes jubilatorios, ni aguinaldo, ni antigüedad.

En la última reunión del directorio, la presidencia del Conicet anunció que tan sólo se otorgarán 900 becas de las 1600 estipuladas, “sin ningún tipo de novedad acerca de las becas posdoctorales y los ingresos a la carrera de investigador científico”.

Los investigadores pusieron como ejemplo el caso del Instituto de Investigaciones en Diversidad Cultural y Procesos de Cambio (IIDyPCa), donde la única trabajadora administrativa fue despedida. Además, recalcaron que gran cantidad de investigadores, después de ocho años de becas doctorales y posdoctorales dentro del organismo, logró el ingreso a carrera de investigación (planta permanente) aunque aún no reciben el alta. Otros investigadores, luego de cinco años de beca doctoral, se presentarán a un posdoctorado “sin ninguna certeza de que existan fondos”.

“En ambas situaciones, el 31 de marzo quedarán sin beca por decisión exclusiva del gobierno nacional. Esto implica que se quedan sin ingresos, tras años de formación y dedicación exclusiva dentro del organismo”, resaltaron.

Florencia Yanniello es doctora en Comunicación y trabaja en un abordaje interdisciplinario sobre las consecuencias socioambientales del monocultivo de pino en Patagonia Norte y su rol en la propagación de incendios forestales. Además, aborda la conflictividad asociada a las disputas por el uso del territorio por parte de pobladores rurales, comunidades mapuche, empresas forestales y sectores estatales relacionados a la política forestal.

“Desde 2015 estoy en el Conicet con el sistema de becas: recibí becas de iniciación, de finalización de doctorado y luego una beca posdoctoral desde 2021 cuando empecé a trabajar con temáticas más regionales”, explicó esta investigadora barilochense.

Recalcó que los becarios cuentan con un contrato de exclusividad de 40 horas semanales aunque no perciben un salario sino un estipendio. “Estamos en una situación de precariedad. Una vez que se logra la planta permanente, ahí sí tenés derechos laborales. En mi caso, quedé seleccionada para ingresar a la carrera de investigación, pero eso está frenado por el contexto de Conicet. Fue un logro ingresar y ahora, es frustrante”, sintetizó Yaniello.

Muchos de nosotros es posible que quedemos afuera del Conicet a partir del 31 de marzo, después de años de formación. Seguimos trabajando a pesar de la incertidumbre, pero muchos proyectos van a quedar truncos»,

Florencia Yanniello, doctora en Comunicación e investigadora del Conicet.

Daiana Perri es doctora en Biología y trabaja en el IFAB (Instituto de Investigaciones Agropecuarias de Bariloche). “Tengo una beca posdoctoral que se me termina el 31 de marzo. Investigo los insectos coprófagos -que comen caca y la transforman en nutrientes para el suelo- en relación con la producción ganadera de la Patagonia”, señaló y comentó que si bien la temática fue ampliamente estudiada en el norte del país, no hay mucha información en Patagonia.

“Esta información podría beneficiar a la producción ganadera. Pero el proyecto queda truncado. Estoy buscando trabajo como docente. Voy a seguir trabajando cuando pueda y en el tiempo que pueda, pero necesito trabajo para pagar el alquiler. Tengo muchos compañeros que deben mantener una familia y pagar un alquiler. Mucha gente se está yendo afuera”, indicó Perri.

Daiana Perri es doctora en Biología y trabaja en el IFAB. Foto: Chino Leiva

Julio Painefilú es doctor en Biología y se especializa en la fisiología de peces en el Ipatec (Instituto Andino Patagónico de Tecnologías Biológicas), abocado a la transferencia de tecnología del sector productivo.

“En el laboratorio, estoy abocado al sector acuícola, trabajo con productores de truchas arco iris y asesoramos y brindamos servicios de tipo productivo. Pero tengo una beca posdoctoral que vence en marzo. La incertidumbre te lleva a no poder planificar mucho más allá. Uno sigue trabajando, sigo escribiendo papers, pero a veces no sabes: si tengo sueldo, seguiré en la misma línea; si no, tendré que buscar otras alternativas en Argentina. O en el exterior”, dijo Painefilú.


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