Kevin es de Viedma y recorre el mundo con su familia: encontró en los viajes la «clave para una vida plena»

La historia de Kevin y Marianela, que comenzó con un encuentro en una isla tailandesa, evolucionó hacia un viaje sin rumbo fijo, la llegada sorpresa de su hija Alma, transformó sus planes.

Kevin Brunt, un joven oriundo de Viedma, y Marianela Pereyra, su compañera de La Plata, tenían vidas que corrían paralelas en la misma ciudad sin cruzarse nunca, a pesar de vivir a solo dos cuadras de distancia, sin embargo, el destino tenía preparada una sorpresa para ellos en una remota isla de Tailandia.

Fue allí, en esa tierra lejana, donde Kevin y Marianela se encontraron por primera vez, en una mañana que cambiaría sus vidas para siempre.

«Hasta el día de hoy celebramos como nuestro aniversario de noviazgo el día que nos conocimos, el 15 de diciembre» comparte Kevin.

«A los 19 años, mientras trabajaba en la Secretaría Electoral en el Poder Judicial de La Plata y estudiaba para ser profesor de educación física, observaba a mis colegas sumidos en trabajos monótonos, sin motivación y con quejas constantes, ya sabía que no quería estar toda mi vida ahí adentro haciendo lo mismo» confiesa.

Fue entonces cuando tomó una decisión radical, «me tome una licencia sin goce de sueldo, vendí el auto, compre un pasaje a India y emprendí un viaje que cambiaría mi perspectiva de la vida».

Kevin se sumergió en una experiencia única, consiguió trabajo en la barra de un centro de buceo en Sri Lanka, obtuvo certificaciones de buceo y se convirtió en instructor.

Por su parte, Marianela, en su búsqueda de una vida más auténtica, dejó atrás su trabajo como modelo en Perú para seguir su pasión por los viajes, su camino la llevó a encontrarse con Kevin en Tailandia, donde descubrió su amor por el yoga y decidió no regresar a la ciudad.

Se conocieron en Tailandia y desde entonces son inseparables.

La pareja que encontró en los viajes la clave para una vida plena.


Viajaron a Colombia y y compraron un velero, la idea era reformarlo, pero, a solo 10 días de comenzar el proyecto, descubrieron que iban a ser padres. Por razones lógicas, no podían continuar en el velero, y así, con la alegría y los miedos del primer embarazo, decidieron regresar a Argentina.

Alma, de tan solo año y medio, disfruta en las pirámides de Giza, en Egipto.

«La gorda nos llegó de sorpresa, no fue algo planificado, pero sentimos que vino a este mundo para guiarnos, desde el momento en que nos enteramos de que estábamos embarazados, nuestros planes y proyectos cambiaron para mejor».

«Estar cerca de nuestras familias fue importante» explican. Su hija nació en Viedma, y aunque inicialmente planeaban quedarse allí hasta que cumpliera un año, su espíritu aventurero los llevó a cambiar de rumbo antes de lo esperado.

Después de cinco meses, tomaron la decisión de irse a México, donde pasaron casi el primer año de vida de su hija antes de emprender un viaje hacia Asia. «Continuamos sin planes, día a día viendo qué pasa», describen, destacando la flexibilidad y adaptabilidad que adoptaron en su estilo de vida.

La educación de Alma, es un tema que reflexionan, cuestionando el sistema educativo tradicional, «no nos sentimos identificados con un sistema que parece obsoleto y atrasado» señalan.

«Todo puede cambiar, simplemente es una idea que iremos viendo con el paso del tiempo», concluyen, dejando abierta la puerta a las infinitas posibilidades que les depara la vida en constante movimiento.


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