¿Buscás una playa silenciosa y misteriosa cerca de Las Grutas?: tu lugar es El Sótano

Los que buscan playas agrestes y huyen de los amontonamientos también tienen su lugar en el balneario rionegrino. Está en dirección al sur, a 8 km de Piedras Coloradas

Una playa bella y solitaria

A veces pensar en playas viene acompañado de otros imaginarios. Silencio que sólo interrumpe el murmullo del mar, desconexión o conexión inmediata, pero con la Naturaleza. Y un entorno dónde no se vean vendedores ambulantes ni sombrillas, pero abunde la arena, los acantilados imponentes y el cielo inabarcable.

Si cuándo pensás en el mar querés teletransportarte a un sitio así, en esta nota te aceleraremos la búsqueda. Porque tu lugar no está en ninguna playa que esté en las bajadas céntricas de Las Grutas. Ni siquiera a 5 km de esa oferta, en Piedras Coloradas. No…para llegar al rincón de tus sueños vas a tener que moverte hacia una costa un poco más lejana, aunque no tanto…Lo bueno es que tu próximo destino existe, su nombre es El Sótano.

Es que esa es una playa poco concurrida, a la que llega un público que busca justamente ‘resetearse’. Por eso, aunque no existan paradores con música a todo volumen, tampoco habrá turistas con parlantes que perturben.

-Para disfrutar a pleno, sin ruidos ni aglomeraciones-

Lo esencial en este rincón es disfrutar, en calma, de tanta belleza. Y eso no se dificulta porque todo conspira para facilitar el goce…un colchón de arena mullida dónde da gusto hundirse, una costa enorme en la que el agua se enrolla y desenrolla como una tela fantástica y, detrás, una pared de acantilados donde se distinguen unas cavernas que le dan su cuota de misterio.

Esas cuevas, o la utilidad que tuvieron, son las que le dan el nombre al lugar. Ocurre que los recolectores costeros de pulpitos dejaban acopiadas en ellas los baldes con sus capturas, porque en su interior el ambiente era fresco, como el de un sótano. Desde entonces se llamó así a esta playa, que es el paso obligado hacia Fuerte Argentino, la enorme meseta en cuyo faldeo todavía los ‘pulperos’, con un gancho de alambre, revisan las rocas para capturar su fresca mercancía, que después venden directamente al público.

-Un rincón solitario y misterioso, en contacto con el mar-

Para pasar el día hay que aprovisionarse de todo lo necesario, porque en la zona no hay servicios. Además tomar en cuenta que el camino que hay que atravesar para llegar es de arena y de ripio, para evitar contratiempos. Lo ideal es moverse en vehículos 4×4.  Este espacio queda a 8 km del balneario Piedras Coloradas y a unos 14 km al sur de Las Grutas, tomando el sendero que pasa junto al barrio de los pulperos, en la séptima bajada.

Al arribar la naturaleza maravilla con su quietud. Si el mar está en plenitud llega a bañar gran parte de la costa, aunque siempre habrá playa disponible. Si está lejos, se podrán aprovechar los pozones que en algunos puntos crea la restinga (ese suelo de roca que funciona como lecho marino) para usar como una pileta natural, porque en ellas queda atrapada el agua, y es una delicia sumergirse.

-Cuando baja la marea se forman pozones-

Por lo demás es uno de los pocos lugares (junto a otras playas que se extienden en el sector) en el que los que fantasean con playas agrestes y solitarias podrán darse el gusto de sentirse en una comunión perfecta con el entorno natural. Aunque el calendario marque que estamos en enero…porque ese es uno de los tantos encantos que alberga Las Grutas, la posibilidad de contar con rincones que se adaptan a todas las búsquedas.


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