Feedlot: producto de calidad y oportunidad de inversión
La demanda sostenida y la oferta limitada al sur de la barrera le ofrecen un panorama inmejorable a la actividad. La carne obtenida mediante engorde a corral supera el estándar habitual.
Producción bovina en Neuquén
Una mañana fresca y soleada nos recibe en Picún Leufú. Un día perfecto para recorrer uno de los emprendimientos de engorde de ganado en corral más importantes de la provincia del Neuquén.
Algo inusual sucedió la noche anterior en el pequeño poblado del interior: una intensa lluvia de más de 20 milímetros regó toda la región, lo que particularmente dificulta el tránsito por los caminos rurales. El barro en los corrales configura un paisaje distinto del habitual, en una zona donde escasean las precipitaciones.
Nuestro anfitrión es el médico veterinario Gabriel Telleaeche, socio y encargado del área de sanidad y nutrición del Establecimiento María Victoria, uno de los primeros emprendimientos de ganado vacuno en la zona.
La empresa se dedica al engorde de ganado a corral o feedlot, una modalidad que poco a poco se ha extendido en Río Negro y Neuquén al amparo de la barrera fitosanitaria, que impide el ingreso de carne vacuna con hueso desde el norte del río Colorado. Consiste en el encierro de los animales en corrales donde reciben alimentación intensiva en comederos, permitiendo un engorde controlado, veloz, mejorando la eficiencia y la calidad.
En María Victoria se trabaja principalmente el ternero bolita y cuentan en la actualidad con un stock de 1.500 cabezas de ganado. Los animales que ingresan lo hacen con un peso de entre 150 y 170 kilos y, al terminar el proceso, se obtienen ejemplares de entre 280 y 330 kilos. Se trata en un 90% de hacienda Hereford.
El proceso en el feedlot dura en promedio 90 días y, según manifiesta Gabriel, el ideal sería tener los corrales ocupados al máximo durante todo el año.
Sin embargo en la región patagónica, las épocas de servicio, parición y destete son muy estacionales, lo que provoca que el engorde también muestre ciclos bien definidos. El desafío consiste entonces en lograr abastecer la demanda por debajo de la barrera, la cual se sostiene sin estacionalidad durante todo el año. “La gente de a poco ha ido cambiando sus hábitos de consumo y la carne de feedlot es cada vez más demandada por el ama de casa”, manifiesta Gabriel.
Desde hace un tiempo se utiliza además lo que se denomina el “destete precoz”, que permite el ingreso de animales de entre 40 y 70 kilos.
La modalidad se usa como complemento del campo de cría, donde el efecto de las cenizas y la escasez de lluvias afectaron la tasa de preñez de las vacas de cría. Con esta modalidad, pueden sostener el nivel de preñez necesario para que no caiga la cantidad de terneros en plaza. Los terneros que llegan con este peso, entran en un período denominado de recría en el que adquieren una ganancia de peso de entre 800 y 900 gramos diarios, hasta que la carcasa es lo suficientemente óptima para poder alcanzar los 300 o 330 kg, con los que sale el animal. Para esta etapa se utiliza una alimentación balanceada y libre fibra.
Se evita así la recría con pasto, por ser una materia prima cara, de difícil traslado y que presenta dificultades a la hora del suministro. Se trabaja en cambio con una mezcla de maíz y núcleo nutritivo, poniendo especial cuidado en su composición, guardando estrictamente las proporciones de nutrientes, micro y macro minerales especificados, y los porcentajes adecuados de molencina, logrando un núcleo de alta calidad.
El procedimiento de recría con este tipo de alimentos permite reducir la incidencia en el costo de las horas máquina, rotura de implementos, personal y flete, obteniendo a su vez una excelente calidad de carne, por lo cual es una opción que vale la pena evaluar para los dueños de la hacienda.
La genética también está presente en el establecimiento.
Telleaeche asesora a una cabaña especializada en genética bobina y todos los avances obtenidos son aplicados en el engorde. Se busca principalmente mejorar la eficiencia de reconversión que obtiene el animal en el corral, debido a lo costoso del alimento, y reducir el tenor graso en los ejemplares, obteniendo mejor calidad al finalizar el ciclo.
La capacidad del establecimiento supera lo que la empresa puede abastecer a base del rodeo que posee, por lo cual se ofrece también el servicio de hotelería, el cual se realiza mediante dos tipos de contrato. El primero se trata de un sistema de capitalización donde el dueño de los animales pone la hacienda, es decir los kilos de carne que ingresan, y el establecimiento, la comida. Al finalizar el proceso se dividen las ganancias.
El segundo es un sistema de hotelería, por el cual al dueño de la hacienda se le cobra por día y por animal, más la comida.
El mercado de los animales terminados es siempre por debajo de la barrera, debido a la gran diferencia de precio que existe, y el grueso de la producción se dirige a los frigoríficos de la zona de Bariloche, Piedra del Águila y Jacobacci. Según Telleaeche, la plaza está satisfecha, si bien la demanda siempre es sostenida pero con oferta estacional. La entrada de nuevos actores seguramente provocaría una baja en los precios.
Un detalle no menor es la apertura de la barrera fitosanitaria que se estima tendrá lugar hacia fin de año. Se delimitará al sur del río Colorado y hasta Tierra del Fuego, como zona única libre de aftosa sin vacunación.
Ello obligará a los feedlots de la región a competir con una zona que ya viene trabajando hace años bajo esta pauta y que tiene mucho más desarrollado el tema granos y forrajes.
Existen ciertos prejuicios respecto del sabor o la textura de la carne de feedlot en comparación con los animales criados a campo abierto.
Explican en el establecimiento que los reparos se han ido disipando a medida que el mercado absorbe la producción debajo de la barrera. Aseguran que el producto obtenido es de tan buena calidad que en muchos casos las amas de casa terminan eligiendo la carne de feedlot.
El sabor y la textura obtenidos tienen directa relación con la alimentación que se les da a los animales. Una estricta dieta en las proporciones correctas genera carne de alta calidad.
La exportación aún no ha sido explorada por la empresa. Las actuales condiciones macroeconómicas y las restricciones al comercio exterior impiden la expansión fuera del país. Pero el sueño de colocar el producto en otros países está presente y es posible en cuanto al tipo de producto y los requerimientos de calidad para exportación. Si eso fuera posible, los cortes de calidad cobrarían valor sin afectar el consumo interno.
La carne de exportación se vende en dólares, lo que en cierta forma subsidiaría el precio de los cortes populares que se comercializan en el mercado interno, como el asado, el vacío o la carne para milanesas.
La Patagonia toda está preparándose para poder exportar libre de aftosa sin vacunación a cualquier parte del planeta. Ésa es sin duda una de las razones fundacionales de la existencia de la barrera. Por ello es de esperar que en el mediano plazo, las condiciones para que la carne patagónica llegue a las góndolas del mundo estarán dadas.
Manifiestan en María Victoria que nunca lograron obtener ayuda del Estado para el desarrollo de la actividad. Mucho se habló en la provincia de incentivos al rubro y también existió la posibilidad de un crédito de nación, que finalmente nunca se cristalizó.
La apuesta es netamente privada. La voluntad de los socios, la alianza estratégica con el Grupo Pilar para el abastecimiento de alimento y la voluntad para emprender e innovar son fundamentales para lograr los objetivos planteados.
Si bien se trata de una sociedad, la familia es clave en el Establecimiento María Victoria.
El equipo de trabajo se completa con Josefina, la esposa de Gabriel, quien está a cargo del desarrollo del área de porcinos. Su hermano Sebastián no reside en la región, pero asiste técnicamente al establecimiento de manera periódica ya que es ingeniero agrónomo.
La historia de Gabriel y su familia es impactante y desafía a creer que nada es imposible para quien se atreve a lograr lo que se propone.
Juntos decidieron hace más de ocho años aventurarse con este novedoso emprendimiento en Picún Leufú.
Los atrajo la potencialidad de la zona para la cría de ganado por la baja cantidad de precipitaciones, la cercanía de los lugares de cría y los mercados de destino por debajo de la barrera fitosanitaria. Pero la vida quiso que un desafortunado accidente afectara a Gabriel de manera permanente y quedara en silla de ruedas. Cualquiera en su lugar hubiera tirado la toalla y abandonado el proyecto.
No fue éste el caso. Palpar de cerca la fuerza de Gabriel y Josefina para seguir adelante, pese a la adversidad, es un mimo al alma. La tenacidad y las ganas de crecer y hacer desbordan en el equipo de trabajo no bien uno pone el pie en el establecimiento. La lluvia no fue la única sorpresa en la noche previa a nuestra visita. Una grata noticia sorprendió a todos en María Victoria a la mañana: Tina, una de las yeguas, dio a luz sorpresivamente una hermosa potranquita.
Esa misma felicidad, la de saber que la vida se abre camino sin pedir permiso, es la que invade el espíritu de quien conoce y visita el lugar.
Diego Penizzotto
diegopenizzotto@rionegro.com.ar
Laura Frank
lfrank@rionegro.com.ar
Establecimiento Maria Victoria I Parte
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Establecimiento Maria Victoria II Parte
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