Triple homicidio: perpetua y nueva causa

BUENOS AIRES.- Juan Carlos Cardozo (25), el hombre que alegó haber matado guiado por “una voz gruesa” y bajo los efectos de una “posesión diabólica” fue condenado ayer a reclusión perpetua y por tiempo indeterminado por haber asesinado a la hija, la hermana y la abuela de su mujer el año pasado, en la localidad bonaerense de Benavídez. El Tribunal Oral Criminal 7 de San Isidro lo declaró autor de dos hechos de “homicidio agravado por alevosía” y otro “homicidio agravado criminis causa”. Además, los jueces ordenaron que se investigue si Romina Martínez (27), quien estaba separada de Cardozo al momento del crimen pero ahora retomó la relación con él y está embarazada, pudo ser “instigadora, encubridora y/o partícipe” de los hechos que tuvieron como víctimas a su hija Marisol (6), su abuela Nilda Ludovica Ham (76) y su hermana María Florencia Martínez (15). En el fallo y por unanimidad los jueces rechazaron el argumento de Cardozo acerca de que estaba “poseído” y escuchaba “voces” cuando cometió los crímenes. “Fue una absurda excusa para lograr finalmente su impunidad”, se afirmó en la sentencia. Familiares de las víctimas, presentes en la lectura, aplaudieron a los jueces al escuchar el veredicto. El hecho ocurrió el 27 de agosto de 2012 por la mañana en la casa ubicada detrás de la vivienda de los padres de Romina, donde por entonces ella vivía la chica con su hija y su abuela. Cardozo admitió que cuando la abuela le abrió la puerta, él la mató con un cuchillo y luego asesinó a Marisol, ahorcándola con un cable, cuando la nena dormía. Luego llevó los dos cuerpos al baño y en ese momento entró María Florencia, quien al ver lo sucedido lo enfrentó y entonces también fue asesinada a puñaladas. Los jueces concluyeron que la prisión perpetua era la única manera de “asegurarle la seguridad a todos”, por el grado de “salvajismo” evidenciado por Cardozo. La madre de Romina, Angélica Núñez, opinó que “se hizo justicia” y pidió que ahora “le den la condena que le corresponda” a su hija, “porque ella también sabía las cosas que había hecho el marido”, al que luego perdonó y justificó, retomando la relación sentimental. (Télam)