Un año de dilemas para el sector

El 2007 aparece signado por una meseta económica para el rubro. Muchas de las empresas no se animan a apostar al crecimiento. La presión fiscal y el aumento de materiales y sueldos les preocupan.

Atrás quedaron para la industria metalúrgica nacional los años de la convertibilidad y la grave crisis económica del país en el que muchas de las empresas de la región no tuvieron otra opción que cerrar sus puertas. Hoy, luego de unos años de crecimiento acelerado, las metalúrgicas de Río Negro y Neuquén disfrutan de una meseta económica que les permite reafirmarse.

Raúl Beinaravicius, uno de sos socios fundadores de la Metalúrgica Río Negro, ubicada en General Roca, explica: «Antes del 2000 no llegábamos a mantener los costos. Después del 2001 hubo un cambio importante, tuvimos dos años interesantes y luego empezó a decaer la producción. Por eso uno no se anima expandirse, aunque el año pasado tuvimos que rechazar trabajo porque no dábamos abasto. Estos últimos cuatro o cinco años fueron muy importantes para la empresa».

Adrián Pesiney, propietario de «Todo Hierro», empresa neuquina vendedora de insumos para metalurgia, coincide: «Según las ventas que nosotros realizamos, durante el último año, esta industria se ha mantenido en el pico de producción que manejaba, no ha bajado ni ha subido».

Por su parte, el propietario de la Metalúrgica Patagónica de Roca, Héctor Bo, destaca que: «Desde hace unos años seguimos todos los meses trabajando como si estuviéramos en temporada».

Como la mayoría de las empresas de la región, las empresas de Beinaravicius y de Bo se dedican de lleno a la fabricación de maquinaria para fruticultura. «Desde 1985

fabricamos máquinas para línea de empaque para fruta fresca afirma el propietario de 'Metalúrgica Río Negro'. También reformamos, reacondicionamos y hacemos partes nuevas de máquinas viejas, pero por lo general hacemos toda la instalación».

Esta metalúrgica es una apuesta familiar cuyos socios son, además de Beinaravicius, su esposa y sus dos hijos quienes trabajan en la empresa. «El 80 por ciento de nuestra producción la vendemos en Argentina agrega, en Río Negro, Neuquén, Mendoza y Chubut, sobre todo. El resto lo exportamos a Chile, Brasil y Perú».

«La empresa está preparada para tener 50 empleados aunque hoy tenemos dos en la parte administrativa, cuatro en la oficina técnica y el resto en fabricación, sistemas de pintura y armado y montaje. En total son 25 personas estables. Hoy, al máximo que da la empresa trabajamos seis meses por año y luego hacemos otras cosas para mantenernos. La fruta se ha convertido en muy estacionaria y eso hace que como empresa no podamos crecer. Por eso, atendemos cinco empresas petroleras», agrega.

Bo, por su parte, cuenta que la suya es una empresa unipersonal que comenzó a trabajar hace siete años. «No somos una empresa muy grande. Trabajamos en dos propiedades y tenemos 15 empleados entre técnicos y operarios. Tenemos dos vehículos recorriendo la zona y hemos llegado con ventas hasta San Juan. Fabricamos exclusivamente máquinas para industria frutihortícola, como frutas de pepita, carozo y estamos incursionado en líneas de tomate y de ciruela para orejones».

Las críticas de los empresarios se destinan fundamentalmente al gobierno. «La proyección de la metalurgia es incierta porque no existe un plan económico para que se ubique una pyme afirma Beinaravicius. Existen créditos pero para poder tomarlos uno tiene que tener contratos de trabajo que permitan devolverlos. Uno depende más de la situación del empacador, del frutero. El gobierno no tiene un plan económico estable que permita a las empresas crecer. Los valores de los materiales cambian permanentemente y aumenta la mano de obra, lo que es lógico, pero incide en los presupuestos que damos y las empresas no pueden invertir tanto».

«El costo de mano de obra incide en el precio de nuestros productos coincide Bo aunque agrega, pero mucho más incide la presión fiscal del Estado. Pagar a un empleado no me importa porque es lo que corresponde».

La dificultad de conseguir mano de obra especializada también preocupa a los empresarios. «Hoy, hemos logrado hacer un grupo homogéneo, les hemos enseñado a muchos, pero a la hora de contratar siempre tenemos bastantes problemas», afirma Bo.

«La parte de industria ha quedado huérfana de mano de obra especializada por eso tenemos tanta gente fija en este momento, a los que tienen potencial los contratamos para no perderlos confirma su colega. No está bien implementado un ente que prepare a las personas en poco tiempo con especializaciones».


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