“Vuelvan a posar la mirada en la vida”

El próximo 23 de enero se cumplen diez años de un hecho que marcó un antes y un después en mi vida: me operaron en el Hospital Regional Castro Rendón de un tumor testicular. Tal como dije en su momento, siempre tendré un eterno agradecimiento con quienes me brindaron apoyo, además de mi propia familia, y que desde su lugar tuvieron que ver con la operación y el consecuente tratamiento. Por ello reitero mis eternas gracias al Dr. Moreno Ocampo que fue el primero en atenderme cuando había notado algo “raro”; a la señora Gladis, quien atendía en el momento de la primera operación la entrada del cuarto piso del hospital; al Dr. Orlando Del Pin y a la médica cirujana Sofía Ortiz y su equipo en la operación; a los enfermeros en los posoperatorios; al oncólogo Hernán Vicente, que me guió y respondió todas mis preguntas y aún hoy seguimos en contacto; a Roxana, Margarita, Ana, Gastón y Argentina, que me atendieron durante las cuatro sesiones de quimioterapia y solían ponerme siempre frente al televisor así les contaba cómo iba la novela; y por último al Dr. Castro, quien me operó cuando parecía que me había quedado algo en un ganglio. Estas palabras cobran hoy un nuevo significado ante el actual conflicto en Salud en Neuquén. Sería interesante que quienes cumplen funciones públicas dejen de ver el negocio inmobiliario o petrolero y vuelvan a posar la mirada en la vida. Tal vez por eso hoy, a diez años de toda esta historia que siempre estará presente, no puedo dejar de pensar en algunas cosas que me planteaba en aquellos años. Cuestiones que están relacionadas con una campaña que brilla por su ausencia: la prevención del cáncer de testículo. Parece que por algún dogma machista es estéticamente más bello mostrar una mujer masajeándose el seno (demos gracias de que sí se hace esta campaña) que un hombre haciendo el mismo movimiento con sus genitales. Es claro que hay una cuestión personal de callar si uno padece esta enfermedad, como si se tratara de una amenaza que disminuyera el poder fálico o que nos hiciera, no sé, menos hombres. Detectar una malformación en un testículo es fácil. Basta controlarse cuando uno se está duchando. Y si la detectamos, proceder en consecuencia antes de que sea muy tarde y todo se haya complicado. Por último, el compromiso que tomé desde el día en que empecé la quimio. Dejo mi casilla de correo pablofrizan@hotmail.com (también pueden contactarme por Facebook; joder, cuántas cosas cambian en una década) para que todos los que estén pasando por lo mismo, o tengan algún familiar con lo mismo o no, que me escriban para compartir historias de vida, levantar ánimos y, fundamentalmente, no callarnos. Pablo Javier Frizan, DNI 27.745.528 Neuquén

Pablo Javier Frizan, DNI 27.745.528 Neuquén


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