“Bajar el gasto, subir la recaudación”

Los problemas económicos de la Argentina parecen no tener solución. Con la gran inflación, el enorme déficit fiscal, el altísimo nivel de impuestos, el costo interno o, como se lo quiera ver, el dólar subevaluado y la recesión, cualquier cosa que se haga parece agravar el problema.

Si se quiere bajar la inflación necesariamente se debe bajar el gasto o aumentar la recaudación. En el primer caso o se disminuyen los gastos del aparato estatal y/o los subsidios o se aumentan los impuestos. O sea, se produce una gran desocupación y el pataleo que ya vimos con el tema tarifas. En el segundo caso la economía se asfixiaría definitivamente. Si se devaluara para mejorar nuestros costos internos y poder exportar más la inflación recrudecería.

Y por último, si se quiere reactivar la economía volcando dinero al mercado la inflación sería imparable.

Suelo ver y leer las opiniones de distintos economistas. Recién acabo de ver un intento de debate (en realidad hablaban al mismo tiempo) entre Lozano y Espert, algo así como las puntas opuesta del arco de estas opiniones. Lozano proponía trasladar la carga impositiva de los más pobres a los más ricos, pero parece que el déficit del presupuesto no le preocupa. Espert proponía bajar drásticamente el déficit y no parece ver lo que significaría política y socialmente cortar todos los subsidios y dejar en la calle a todos los empleados públicos que no cumplen ninguna función útil.

Yo no soy economista, soy ingeniero, y como tal la aplicabilidad de las soluciones propuestas me resulta fundamental. Creo como Espert que hay que reducir y terminar eliminando el déficit. También creo como Lozano que hay una exagerada presión tributaria sobre los sectores medios y sobre el consumo. Pero no creo que con sólo cobrar más a los más ricos se solucione todo el problema, y mi propuesta sería cobrar más a la renta especulativa, al juego, al tabaco y al consumo, notoriamente contraproducentes para la salud o la producción. En cambio hay que aliviar la presión sobre los que generan ideas, trabajo y progreso, los auténticos empresarios.

¿Qué hacer con los subsidios? Ponerlos a trabajar en obra pública y en empresas privadas eximidas de las cargas sociales. ¿Y con los empleados públicos? Establecer un sistema de calificación obligatoria por parte del público, de 1 a 10, de los empleados que los atienden y de los trámites. Con el promedio trimestral, a los que lleguen a 4 se los despide y a los que superan el 7 se les aumenta el sueldo, porque con los sueldos actuales no puede retenerse a los mejores. ¿Qué hacer con los que quedan cesantes? Les daría una última oportunidad a los empleados mediante cursos de capacitación; y a los ejecutivos que con la oportunidad del trámite quedan afuera, bueno, nada, porque si tienen formación suficiente para cargos ejecutivos y no son capaces de aplicarla no creo que se pueda hacer mucho. Esto requeriría acuerdo político y aceptación sindical. Respecto a esto último, de acuerdo a mi experiencia gremial, con los jerarcas sindicales actuales es imposible. Por lo que llevaría a votación de los primeros empleados esta propuesta y la alternativa que sin duda plantearía el sindicato.

Por último, dentro de las medidas para ayudar a los que hacen que el país funcione, reformaría el sistema de indemnización por despido que suele ser un muy buen negocio para los abogados, pero malo para el despedido, que no se preocupa en mejorar ni analizar el por qué del despido, y para la empresa y el país porque ¿quién despediría a un buen empleado que produce más que lo que gana y qué utilidad social tiene para mantener en un puesto a alguien que no está en condiciones de cumplir con su función?

Enrique A. Landi

DNI 4.319.076


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