La embajada digital

Se cuenta que en 1840 el entonces ministro británico, Lord Palmerston, al recibir el primer mensaje telegráfico utilizado por el servicio exterior inglés exclamó “Dios mío, esto es el fin de la diplomacia”. Pero nunca se imaginó que no sólo la diplomacia, una de las disciplinas más conservadoras de la historia, iba a subsistir al telégrafo sino también a las nuevas tecnologías digitales del siglo XXI.

Pero la compleja y delicada red de comunicación en las relaciones internacionales ya no sólo se teje y desteje por los patrones comunicacionales tradicionales. La irrupción de Facebook, Twitter, Google y el resto de las plataformas digitales ha dado un nuevo giro a la encorsetada y formal diplomacia. Y en un mundo crecientemente interconectado hasta la tarea principal de un embajador –la de representar a su país ante un estado extranjero o una organización internacional– estaría a punto de cambiar.

El puntapié inicial lo ha dado Dinamarca ya que, en pocas semanas, abrirá en Silicon Valley su primera “embajada digital”. Y más adelante otra en algún lugar de Asia, probablemente en China. Pero su tarea ya no será la de tratar con un gobierno extranjero o con un organismo internacional, sino que se ocupará exclusivamente de la relación del gobierno danés con las grandes empresas tecnológicas, como Google, Facebook, Apple o Microsoft.

Si se tiene en cuenta la dimensión económica de esas empresas, no es difícil comprender por qué el país nórdico le otorga una especial importancia a esta iniciativa. En el 2015, el beneficio de las compañías tecnológicas de los Estados Unidos alcanzó los 215.000 millones de dólares, un monto sensiblemente más elevado que el PBI de Portugal y Grecia juntos. Compañías como Apple o Google tienen un peso económico comparable al de muchos países. Grandes compañías han existido siempre pero la influencia de las tecnológicas es mayor de lo que sugiere su dimensión económica. Internet ha permeado cada rincón del planeta y transciende cualquier política nacional.

Si bien las tareas que desarrollará esta oficina no son algo nuevo para las embajadas y los diplomáticos de cualquier país, ya que forman parte del trabajo cotidiano relacionado con las acciones de promoción económica y comercial, el objetivo es tener un enfoque más sistemático sobre la tecnología y la digitalización. El nuevo embajador “digital” se encargará de asegurar el diálogo y la cooperación con actores internacionales importantes de este sector de la industria.

Las compañías tecnológicas globales también pueden tener una capacidad de influencia enorme respecto a las decisiones políticas de los gobiernos en asuntos mundiales que van más allá de lo económico comercial como lo son el cambio climático o la lucha contra el terrorismo, al punto que todas se han manifestado a favor de emplear energías renovables en sus nuevas operaciones y también se comprometieron a aunar esfuerzos para erradicar el contenido de terroristas y extremistas en línea.

Estas compañías no sólo se podrían equiparar a un país en cuanto a su valor económico, sino también en cuanto a su población: en julio Facebook alcanzó los 2.000 millones de usuarios por mes. Google maneja cuatro de cada cinco buscadores de internet alrededor del mundo. El número de empleados de las dos empresas alcanza unas 188.000 personas en total.

Una de las cuestiones más espinosas para los países en la era digital es cómo cooperar con las empresas tecnológicas en asuntos tales como la seguridad cibernética, la protección de la privacidad y la seguridad de los datos. En ese terreno, la relación de los gobiernos con los gigantes tecnológicos adquiere una nueva dimensión. La diplomacia digital actúa en “espacios virtuales” ofrecidos por compañías privadas, a diferencia de las vías diplomáticas tradicionales.

Aún está por verse si el movimiento de Dinamarca es tomado como ejemplo a seguir por otros países. Pero ese enfoque podría dinamizar aún más y abrir nuevas oportunidades a las “tecnolatinas”, emprendimientos locales con base tecnológica y con alcance internacional. Tradicionalmente asociadas a Silicon Valley, hoy atraviesan una verdadera explosión y es un terreno relevante de innovación y constituye una oportunidad real para inversionistas.

La diplomacia es una actividad con siglos de antigüedad y sus movimientos son, a menudo, lentos. Pero varios gobiernos latinoamericanos observan con interés el paso dado por Copenhague.

*Diplomático

La irrupción de redes sociales y plataformas digitales ha dado un nuevo giro a la encorsetada y formal diplomacia. Y podría modificar la tarea principal del embajador.

La relación de los gobiernos con los gigantes tecnológicos adquiere una nueva dimensión. La diplomacia digital actúa en “espacios virtuales” creados por empresas.

Datos

La irrupción de redes sociales y plataformas digitales ha dado un nuevo giro a la encorsetada y formal diplomacia. Y podría modificar la tarea principal del embajador.
La relación de los gobiernos con los gigantes tecnológicos adquiere una nueva dimensión. La diplomacia digital actúa en “espacios virtuales” creados por empresas.

Formá parte de nuestra comunidad de lectores

Más de un siglo comprometidos con nuestra comunidad. Elegí la mejor información, análisis y entretenimiento, desde la Patagonia para todo el país.

Quiero mi suscripción

Comentarios