Cómo renovar la casa para sentirnos mucho mejor

Todo en el hogar habla de nosotros: <br />los colores, los objetos, la distribución, <br />la iluminación. Los expertos nos cuentan sus tips para respirar bienestar.

Llegan los días más lindos, la naturaleza comienza a regalarnos sus colores y todo nos incentiva a renovarnos. ¿Pero por dónde empezar? El hogar es un buen punto de partida.

Tal como afirma el principio de correspondencia, “como es afuera es adentro”, indudablemente las espacios en los que nos movemos reflejan nuestro interior y, al mismo tiempo, generan sensaciones y repercuten en nuestro estado de ánimo.

“Muchas veces uno llega a una casa y adopta actitudes que no son pensables en función a la relación que tengo con la persona que me invitó, pero naturalmente me siento cómodo, a gusto, me relajo… Lo que genera eso es el espacio”, explica el arquitecto Horacio Casal. Y es que “los ambientes te espantan o atraen, te transmiten la personalidad de los dueños”, agrega la diseñadora del Hábitat Marisol Vera.

¿Qué es lo que genera esa vibra? Hay elementos, apenas perceptibles al ojo no avezado, cuya sumatoria hace la diferencia. “Proporción, luz, relación interno-externo, materiales, texturas…”, enumera el experto. Y yo pienso: pintura, iluminación, mobiliario, decoración.

Aclara la diseñadora: “Siempre hay objetos favoritos de acuerdo a tu historia, la de tu familia, a tus experiencias. Si en tu casa colocás cosas que te gustan y te hacen bien, eso se transmite a la persona que entra”.

Manos a la obra

En nuestro afán renovador, solemos pensar en grande y queremos cambiar todo, pero no es necesario. Un poco de pintura o un detalle distintivo alcanzan para sentirnos bien. “Pintar cambia el espíritu de la casa. Por ejemplo, tengo una mesa antigua que rescaté de un mercado de pulgas y la pinté de blanco. Simple y levantó el ambiente. También poner un toque moderno refresca el espacio”, señala Vera.

Pero vamos por partes. Lo primero a evaluar son las dimensiones del espacio, no es lo mismo la cocina que el baño o un dormitorio. Luego, preguntarnos qué necesitamos. “En la cocina, por ejemplo, si se reúnen a cocinar con amigos, si tienen libros…”, destaca la diseñadora. “Depende del estilo de cada uno. La vivienda se te tiene que parecer”.

Colores para el alma

Si queremos pintar, la elección del color no es azarosa. Podemos seguir las modas, pero no debemos olvidar qué es lo que queremos provocar. “Si querés sobriedad, solemnidad, elegís un violeta apagado con un neutro y un touch de gris o negro. Si querés algo energizante, amarillo fresco, vibrante, o naranja, que dan alegría, con la luz del sol. Si querés serenidad para un dormitorio, un tono pastel”, enumera Vera.

Más técnico, Casal explica que, “desde lo físico, el color cambia la percepción de las medidas del espacios: amplía, achica, ilumina”. Mientras que desde lo psicológico, “ciertas combinaciones, cierta proporción de combinaciones genera una sensación específica. Por ejemplo, el azul da calma, el naranja y el amarillo tienen que ver con el movimiento y se relacionan normalmente con la juventud, el rojo es pasión o peligro, según como lo combines…”.

Nos cuenta la diseñadora que lo ideal, a la hora de pintar es respetar las siguientes proporciones: 60% de un color neutro (blanco, gris o visón), 30% de uno más primario (pastel o vibrante, eso dependerá de qué ambiente se trate), 10% en detalles o accesorios (puede ser análogo u opuesto; es el que da el toque distintivo).

Mensajes en la pared

Vera también nos recomienda los vinilos, que están muy de moda, son económicos y fáciles de conseguir. “En cualquier espacio los podés poner. Suman un montón y levantan el ánimo. Además son superversátiles: te aburriste y los sacás. Hay respaldares de cama, frases para la cocina. A nivel familiar sirven las frases que motivan como ‘Un beso al entrar y un beso al salir’ o ‘Siempre con una sonrisa’. También podés hacer una gigantografía para las puertas de los placares. Dan vida y juventud al dormitorio de un adolescente. Te dormís y levantás con una imagen que te gusta, te cambia el día”.

Con sol, mucho mejor

La orientación del ambiente es un punto importante a tener en cuenta para sentirnos mejor. “En casa, lo ideal es que el sol esté en la cocina por la mañana que es donde desayuno, o en la habitación cuando me levanto, porque el sol es energía, es ganas. En cambio los estares, que es donde uno va a estar a la tardecita, se ubican en la bajada del sol, cuando está más suave y tiene ese reflejo más cálido que te genera calma”, aclara el arquitecto.

Las ventanas, además de permitir el paso del sol, hacen que entre la naturaleza, lo que genera un cambio de sensación absoluto. Casal asegura que “la convención es que uno pone una ventana para que entre aire y luz, y en realidad casi nunca es para que entre el paisaje, que es lo que realmente nos hace bien. Cuanto menos límite con el exterior existe, más grande es la sensación de amplitud, comodidad y bienestar”.

Completar el ambiente

El espacio se proyecta en función de generar ciertas sensaciones y resolver una funcionalidad, y todo eso se completa con el mueble que mejor se adapta a esa idea. Un mix es interesante, pero en equilibrio. Es que “el espacio puede transmitir mejor sus sensaciones cuando no abundan los muebles”, señala el arquitecto. “Cuando lo llenamos se empieza a abarrotar y es tal el impacto visual que al final no ves nada. Por eso el mueble debe completar el espacio, no ponerlo en crisis”.

Es que así como los colores generan sensaciones, los elementos también. “Se puede armar un rincón con una serie de cuadritos bonitos unificados con un mismo marco, hojas, letras, fotos en blanco y negro, el sillón y la lámpara de pie o un revistero y listo. Algo bien simple: menos es más”, concluye Vera.

“Hay que aprender
a manipular el espacio, desde la textura, el color,
la proporción, la forma. Porque es capaz de generar percepciones”.

Horacio Casal hace hincapié en la necesidad de entender y resignificar el espacio.

“Cambio mi casa para buscar la sensación que yo quiero tener.
Eso es perfecto, porque uno también se está renovando”.

La diseñadora Marisol Vera asegura que el espacio se parece a quien lo vive.

Datos

“Hay que aprender
a manipular el espacio, desde la textura, el color,
la proporción, la forma. Porque es capaz de generar percepciones”.
“Cambio mi casa para buscar la sensación que yo quiero tener.
Eso es perfecto, porque uno también se está renovando”.

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