Cambian las reglas en el mercado porcino

Preocupación. Esa es la sensación que hoy recorre en una proporción importante de pequeños y grandes inversores que apostaron al desarrollo de la actividad porcina en toda la región del norte de la Patagonia.

La autorización para el ingreso de carne del norte del río Colorado genera cambios en las reglas de juego que pondrían en jaque a muchas explotaciones y frigoríficos de faena de Río Negro Y Neuquén.

El proyecto, que ya está firmado por el ministro de Agricultura de la Nación, Ricardo Buryaile, y sólo falta que se publique en los próximos días en el Boletín Oficial, propone la autorización del ingreso de carne fresca de cerdo sin hueso (enfriada o congelada) y embutidos frescos a base de cerdo exclusivamente para consumo interno, de origen nacional desde la zona libre de fiebre aftosa con vacunación. Asimismo asegura que los animales de los cuales provenga la carne deben ser nacidos y criados en la zona libre con vacunación del país y faenados en plantas habilitadas por el Senasa.

“Literalmente se ha desalentado la producción. Todo el esfuerzo puesto en estos últimos años para armar una actividad agroindustrial competitiva se disipa en sólo meses”, confiesa un productor rionegrino ligado a la actividad.

Los cambios de escenario que presentó la industria porcina en nuestra región se pueden resumir en los siguientes puntos: fuerte incremento del precio del maíz, principal insumo para el alimento de cerdos; inminente levantamiento de la barrera, lo que determinará una mayor oferta de producto en el mercado; y profundización de la falta de controles sanitarios en toda la zona, tanto en el sector primario como en faena.

Si bien cada empresa y cada productor porcino de la Patagonia tendrán que enfrentar su propia realidad ante este nuevo escenario, está claro que se espera un importante reacomodamiento del mercado tras la ruptura de los equilibrios existentes, con nuevos ganadores y perdedores en el sistema.

Teniendo en cuenta las características de la producción porcina, más del 70% de la carne de un animal despostado en el norte podrá ingresar a los mercados de la Patagonia tras esta nueva autorización.

A su vez tomando como referencia la estadística oficial, a nivel nacional el consumo per cápita de cerdo este año llegó a los 12 kilos por habitante, por lo que estaríamos hablando de un mercado regional que está demandando alrededor de 14 millones de kilos cada 12 meses, volumen que representa una facturación promedio del orden de los 1.200 millones de pesos, sólo para Río Negro y Neuquén.

Los números no son menores y más aún si se computa un escenario comercial recesivo que se espera para los próximos meses teniendo en cuenta la presión que están ejerciendo las importaciones provenientes de Brasil y la caída del consumo por un menor poder adquisitivo en la población tras los ajustes.

La medida del levantamiento de la barrera avanza en un mal momento para la región. La producción porcina de la Patagonia todavía no está madura, en el sentido comercial, como para poder enfrentar un masivo ingreso de carne de cerdo del norte del río Colorado. Por ejemplo, la producción no tiene la genética adecuada para competir con la oferta de Buenos Aires, Córdoba y La Pampa. No existió un tiempo prudencial para que ello suceda, como sí lo tuvieron los productores del norte de la barrera.

En el caso de las industrias, la Patagonia carece de una importante oferta para faenar, y la que existe en el mercado no reúne, por lo general, las características para ser colocada en las góndolas.

Son notables, entre una zona y otra, las diferencias que presentan los indicadores de producción y eficiencia a la hora de comparar los números de la actividad.

Causas

¿Por qué se cambian las reglas de juego ahora, cuando estaban previstas para mucho más adelante? La mayor parte de los analistas consultados aseguran que el tema es político, no sanitario. Poco y nada ha evolucionado este último punto desde el 2013 a la fecha cuando, desde el Senasa, se aseguraba que existía un riesgo cierto para la Patagonia si se permitía el ingreso de carne de cerdo. La apertura de las importaciones con Brasil tendría que ver con estos cambios. En los primeros ocho meses del 2016 las compras al exterior exhibieron un fuerte incremento en volúmenes alcanzando las 13.900 toneladas, duplicando las del mismo período del 2015. Sin embargo, esta fuerte suba representa sólo el 3% del mercado argentino.

Los grandes frigoríficos, proyectando un progresivo incremento de las importaciones desde Brasil, habrían presionado al gobierno por la apertura de la barrera teniendo en cuenta que el ministro Buryaile ya les había anticipado que no iba a poner trabas al vecino país por el tema del cerdo cuando hay otras industrias locales que necesitan aumentar sus ventas hacia este destino.

El gobierno aceleró los tiempos y puso sus expectativas en los precios finales del producto que llega al consumidor. Existe hoy un desvío importante sobre las cotizaciones en góndola entre la Patagonia y cualquier supermercado de la Ciudad de Buenos Aires (CABA). “Los valores del sur casi duplican a los del resto del país”, criticó un alto funcionario allegado a Buryaile en comunicación con este medio. Al sur del río Colorado un kilo de cerdo, en promedio, se lo ubica en torno a los 110 pesos por kilo. Al norte, un 50% menos.

Sin embargo también existen dudas sobre una posible baja de la carne de cerdo una vez flexibilizada la barrera sanitaria. La historia nos muestra que, en general, cuando se abrió en forma parcial o total el comercio con el norte las cotizaciones de carne en los principales centros de consumos patagónicos no mostraron significativas variaciones. En general, la nueva oferta se acopló siempre a la dinámica de precios que mostraba el mercado del sur.

Datos claves

Indicadores

de la actividad

Teniendo en cuenta las características del porcino, más del 70% de la carne de un animal despostado en el norte podrá ingresar a la región.

Los argumentos

del Senasa

Datos

20%
fue el incremento que registró, durante los últimos doce meses, el pechito de cerdo contra el 44% del asado bovino.
13.000
fueron las toneladas que se importaron al país de carne de cerdo en el 2016.
En lo que va del año la producción de carne porcina del país tuvo una expansión del 8,7% y el consumo interno alcanzó el récord de 12,3 kg por habitante, el más alto en una década.
En el acumulado de ocho meses del 2016 la producción fue de 340.000 toneladas mientras que la faena creció un 9,8% con respecto al año pasado, con casi 3,9 millones de cabezas.
Brasil explica casi el total de las importaciones porcinas de la Argentina. En lo que va del 2016, el vecino país concentró el 88% del total de las importaciones, mientras que a Dinamarca 7% y España 4%.
Teniendo en cuenta las características del porcino, más del 70% de la carne de un animal despostado en el norte podrá ingresar a la región.
Un informe del Senasa señala que Argentina es libre de fiebre aftosa con reconocimiento de la OIE. Hay tres zonas libres sin vacunación: Patagonia Norte B y Sur, Patagonia Norte A y los Valles de Calingasta. Las dos primeras zonas son demandantes de carne porcina. Actualmente se permite sólo el ingreso de dicha mercancía de países o zonas libres de aftosa sin vacunación.
El estudio destaca que, en la situación sanitaria actual, el ingreso de carne fresca porcina deshuesada originaria de zona libre de aftosa con vacunación no implica riesgo sanitario. Este ingreso se encuentra amparado por el Código Sanitario para los Animales Terrestres de la OIE.

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