De la chacra al pozo de gas: el esperado salto laboral en Allen

Cada mañana, decenas de jóvenes se postan en las puertas de la contratista de YPF. La mayoría son obreros rurales y del empaque que buscan dar el salto a la actividad hidrocarburífera, con la esperanza de mejores sueldos y estabilidad.

Todos los días, desde hace ya un tiempo, decenas de trabajadores se agolpan en el sector de ingreso de la empresa contratista de YPF y hacen largas vigilias para conseguir empleo en la industria del gas y el petróleo. La mayoría son obreros rurales y del empaque que buscan dar el salto al petróleo. En las chacras, aseguraron desde Uatre, hay trabajo. Pero ya no parece una oferta tentadora.

Pablo Álvarez dice que no va a bajar los brazos hasta verse trabajando con el mameluco y los botines puestos. Dejó el empleo que tenía para apostarse en las puertas de Mirasal, contratista de YPF, a la espera de una vacante. “A la tarde, cuando no estoy acá, tengo que salir a hacer algo y comer con lo poco que tengo”, cuenta.

Aunque Pablo insiste en que tiene todas las energías puestas para empezar a “laburar”, reconoce que no cuenta con experiencia en las tareas que demanda el petróleo. Lo mismo le sucede a la mayoría de los obreros locales que buscan emigrar de la chacra a la actividad hidrocarburífera.

Para los que cada mañana regresan a las puertas de la empresa, la peor parte no es la de soportar la espera con el curriculum en la mano sino la de volver a la casa con la cabeza agacha, porque “no se dio”.

Daniel Benítez tiene 25 años, también es de Allen, y es otro de los que ve en el petróleo la ventana para conseguir un empleo estable. “Yo soy laburante temporario. Termina la temporada de la fruta y me quedo sin empleo. Por ahí sale alguna changa pero es una o dos veces a la semana”, explica.

A diferencia de Pablo, Daniel trabajó durante un año en Añelo para otra contratista de YPF pero como no era neuquino, quedó sin empleo antes de alcanzar la deseada estabilidad. “Acá estamos todos por lo mismo, para agarrar la pala o lo que sea. El tema es que hay pocos cursos de capacitación. Pero la gente tiene ganas de laburar”, dice Daniel.

Los que llevan meses de permanencia afuera, conocen cada movimiento y afirman que ya adquirieron una habilidad especial para detectar quién es nuevo y quién no en la actividad.

Pese a que son muchas las contratistas que operan en Allen, la escena se repite casi todos los días en el mismo portón. Es que el resto de las empresas no tiene base ni oficinas en la ciudad. Entonces, sale un representante de Mirasal, dialoga con el grupo de desocupados y se lleva debajo el brazo una pila de currículums que van a parar al área de Recursos Humanos de la firma.

El jueves pasado, un grupo de hombres, en su mayoría jóvenes, bloquearon el acceso a la planta de separación de hidrocaburos de YPF como así también a la base de Mirasal. El piquete mostró una fotografía que ya se vio en otras oportunidades en Allen: la de presionar para conseguir empleo. La situación se descomprimió con la mediación de la Justicia y luego la contratista acordara con los desocupados sumar (de una lista única) más obreros locales a medida que se vayan generando nuevos puestos laborales.

Actualmente, Mirasal tiene 211 empleados de Allen más 59 obreros que pertenecen a otras localidades de Río Negro. Fuentes de la empresa señalaron que la demanda laboral, por el momento, superó la capacidad de dar empleo. “Solo tomamos gente de otras ciudades cuando necesitamos obreros que son especializados en tareas específicas como, por ejemplo, en soldadura de alta presión, que acá en Allen no hay. La mayoría llega sin conocimientos de la actividad y también actuamos como una escuela en la que los empleados se van capacitando a medida que trabajan y cobran sus respectivos salarios”, manifestaron.

“Vengo todas las mañanas. Y a la tarde, cuando no estoy acá, tengo que salir a hacer algo y comer con lo poco que tengo”.

Pablo Álvarez, que dejó el trabajo que tenía para probar suerte en YPF.

“Acá estamos todos por lo mismo: agarrar la pala o lo que sea. El tema es que hay pocos cursos de capacitación”.

Daniel Benítez, de 25 años, es de Allen y busca ingresar a la contratista.

Sueldos

Desde Uatre aseguran que

hay empleo entre los frutales

Datos

“Vengo todas las mañanas. Y a la tarde, cuando no estoy acá, tengo que salir a hacer algo y comer con lo poco que tengo”.
“Acá estamos todos por lo mismo: agarrar la pala o lo que sea. El tema es que hay pocos cursos de capacitación”.
$ 11.000
al mes cobra de bolsillo un trabajador rural.
$ 24.000
mensuales pueden cobrar los empleados rurales que trabajan a destajo.
$ 22.000
al mes es lo que cobra un trabajador que ingresa al petróleo en Allen con categoría de ayudante.
José Luis Cayupe es el secretario general del gremio de los trabajadores rurales en Allen y es uno de los principales actores que advierte el salto que muchos buscan dar “de la chacra al pozo de gas”.
El dirigente de la Uatre niega que todos los obreros que golpean la puerta del petróleo para conseguir empleo lo hagan porque en las chacras se los expulsa debido a la crisis que atraviesa la fruticultura. Por el contrario, asegura que para quien quiere trabajar, hay empleo entre los frutales. Según Cayupe, los obreros rurales más jóvenes son los que se ven tentados por transformarse en petroleros. “He visto recibos de sueldo de podadores de hasta 30 mil pesos. Los que se están yendo al petróleo no es que están siendo desplazados, sino que van en busca de otra posibilidad”, manifestó.
“Los muchachos jóvenes no llegan a los 22 o 25 mil pesos en la chacra porque no rinden y no tienen la experiencia suficiente. Menos gente quiere ir a la chacra por los sueldos bajos que tenemos, pero trabajo hay. Por ejemplo, esta semana las empresas me pidieron 30 podadores”, agregó.

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