La ruta de la carne volvió a hacer escala en Senillosa

La planta de faena se reactivó y los engordes a corral le aportan los animales para la industrialización. En los 90 había cerrado por el imperio de la barrera que impidió ingresar vacunos en pie.

Una tropilla de 130 vacas esperan en los corrales de Agro Servis S.A. Vienen de una estadía all inclusive en un corral de engorde, en el que pasaron los últimos meses rumiando. A las seis empieza a amanecer y 35 trabajadores entran en los vestuarios. Se ponen ambos blancos, botas de goma, guantes y cascos al tono. Bromean entre ellos y pulcros entran a la sala de faena del matadero en la que, en minutos, quedarán teñidos de sangre.

En un paseo rápido por la biografía de esta industria se dirá que nació en 1987 con una infraestructura ejemplar y el nombre Copromaneu. En 1992 empezó con problemas cuando se detectó un brote de fiebre aftosa en Bariloche. En 2008 su dueño lo vendió a un grupo empresarios inexpertos y en 2011 se decretó la quiebra y se abandonó.

Hace un año, este medio recorría el matadero y lo comparaba con el Titanic. Lo fotografiaba hundido y decía que los robos eran constantes y lo habían desmantelado. Los alambrados estaban cortados, no quedaban maquinarias, los corrales se oxidaban, a las cámaras de frío solo le quedaban las puertas y las mangas estaban llenas de yuyos.

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Hoy, todo cambió y funciona. En una de las oficinas, que hasta hace poco tenía los vidrios rotos, uno de sus dueños, fresco con el aire acondicionado, cuenta que la primera faena fue el 20 de diciembre y se mataron 44 animales, pero que desde el 2 de enero se arrancó con todo.

“Esperábamos faenar unos 1.400 y en el primer mes cerramos en 2.300. Un muy buen número. Los animales vienen en un gran porcentaje de corrales de engorde de Río Negro y muchos de Zapala, Añelo, Arroyito”, dijo Gustavo Pinolini, uno de los propietario junto a su hermano a Omar Zuain y a Claudio Segatori.

Ellos llegaron del Valle Medio. En este tiempo se concentraron en captar matarifes y carniceros de Río Negro y Neuquén. Todavía no llegaron más al sur, aunque esta programado. La planta esta operativa en un 100% y trabaja a un 90%, por la época del año. El mejor momento comenzará cuando empiecen las clases.

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“En esas fechas vamos a estar sobrepasados y habrá que faenar los sábados”, dijo Pinolini y agregó que entran en una segunda etapa, en la que se va a ampliar la capacidad de frío al doble de la actual. En cuatro meses eso estará listo y se va ampliar personal. “Es una inversión muy grande. Para la industria y para la provincia, ya que somos los únicos de bovinos con tránsito federal. A Neuquén ingresaban unas 8.000 medias reses mensuales de Río Negro y hoy 4.600 ya se faenaron acá”, dijo Pinolini.

Mientras China abrió el comercio de carne argentina, sostienen que no es descabellado pensar en exportar. Y no solo a China: la Patagonia es libre de aftosa sin vacunación y podría acceder a otros mercados más exigentes , pero para eso, se debería ampliar aún más.

En plena faena

“Ya está colgada. Las patas delanteras se enderezan, se endurecen y avanzan hacia adelante y hacia arriba, implorantes y fatalmente rígidas, rematadas en cortas pezuñas que hace un instante amasaban el barro del corral, el estiércol de otros cien balidos, dinosaurios del siglo de las máquinas, nacidos para morir…”, dice el poeta charrúa Alfredo Zitarrosa en la canción Guitarra Negra.

Lejos de Uruguay, en Senillosa, para las diez de la mañana un centenar de vacas se convirtieron en medias res. En horas, llegarán a las carnicerías y en un día, su carne crujirá en el asador de cualquier patio.

No solo las medias reses llegarán al mercado, también hígados, riñones, corazón, intestinos. y los cueros se salan para comercializar. A las patas se le sacan los tendones para queso de pata y después se hace harina para alimentos balanceados.

Pinolini piensa y dice que dice que el matadero es un Fórmula 1. “Es una gran construcción porque nació para ser un gran matadero. Cuando llegamos se habían robado hasta los cables, pero el corazón estaba. Veo las imágenes viejas del diario y como cambió. Decidimos apostar porque vimos que había una franja de mercado desatendida. Tenemos 17 años en el rubro y no nos equivocamos. Llenamos las expectativas y cumplimos con los objetivos”.

58% es el rinde de un animal. Pesa uno 170 kilos cada media res. Se aprovechan, el cuero y algunas vísceras.
Matías Subat.-

El impacto social de la faena que es sólo para valientes

Cuando en 2011 se decretó la quiebra del matadero, unos 40 trabajadores quedaron en la calle. A algunos los despidieron y a otros los jubilaron. Entre ellos estaba José Pinedo, un matarife de ley al que, con tantos años de oficio, las manos se le hicieron cuchillo.

Cuenta que se enteró que el matadero de Senillosa volvería a abrir, cuando su amigo Gustavo Pinolini lo llamó para pedirle que le diera una mano. No lo dudó, el trabajo le daría un descanso al ocio y a la intensa convivencia con su mujer, y fue a poner el lomo, para que el proyecto camine.

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“Esta industria tiene mucho para dar, puede crecer muchísimo a futuro. No es un trabajo fácil. Es más, desde que arrancamos, cinco hombres empezaron y renunciaron a los pocos días”, contó.

Allí, los cascos separan las categorías. El veterinario tiene casco verde, el responsable del control de calidad casco naranja. Los operarios, blanco el personal de mantenimiento casco azul.

Desde la empresa sostienen que José fue un gran valor para formar los cuadros aunque solo estará unos meses. Los que más resisten allí, y se adaptan son las personas que trabajaban en las chacras.


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