Una trilla para separar la paja del trigo y rendir culto a la tradición

Familias de parajes del Norte Neuquino se congregaron el fin de semana en un campo para llevar a cabo el rescate de los granos a través de la pisada a caballo. Refrescos, comidas típicas y cuecas, dieron el marco a una verdadera fiesta campesina.

Amanece en Charra Ruca y en medio del paisaje que ofrece la Cordillera del Viento, el río Neuquén y las frondosas alamedas se pueden percibir los sonidos que te devuelve la naturaleza y que son una melodía para escuchar y deleitarse. En esa inmensidad y con una tranquilidad que sólo se vive en algunos lugares del norte neuquino, las familias de Charra Ruca comienzan a llegar con las primeras horas del día al campo donde vive Hugo Saso y su madre Rosa Villegas. También lo hacen del paraje Butalón, de Andacallo, Huinganco y Chos Malal.

La era –espacio de tierra- con el trigo está dispuesta para comenzar la trilla y con ella empieza a circular el mote y la chupilca, dos refrescos que no se hacen esperar cuando de una fiesta campesina se trata. El mote es trigo cocido y deshollejado que se sirve con agua fresca y azúcar y suele estar acompañado con huesillos -duraznos secos hecho en compota-, mientras que la chupilca es la harina tostada mezclada con vino o cerveza y también un agregado de azúcar.

Hugo Saso en diálogo con “Río Negro” explica que el proceso que culmina con la trilla comienza en mayo con el arado de la tierra y continúa en junio con la siembra del trigo y llegado el mes de enero se corta y se cosecha. Luego en una era se coloca la parva para que los caballos y los jinetes comiencen la faena de pisar el trigo para separar el grano de la paja. Esta era tuvo la particularidad de haber sido ubicada a pocos metros de la margen izquierda del río Neuquén donde se podía apreciar la majestuosa Cordillera del Viento. Las primeras pasadas, alrededor de las 10:30 las hicieron los hombres y se hizo una pausa para que la cantora Susana Valdez sentada en la parva pudiera deleitar con cuecas y tonadas campesinas que dio lugar al baile.

Mientras los caballos giraban alrededor de la parva y en la medida que el trigo se dispersaba, en lo que se conoce como “avienta”, varios campesinos con horquetas volvían a acomodar la parva y los caballos siguieron girando sólo interrumpido por el cambio de jinetes dado que también participaron mujeres y niños.

También los horqueteros extraían el trigo de la parva para que pudiera ser apisonado por los caballos, lo que se conoce como “el saque”. En las cercanías las mujeres hacían las tortas fritas, pronto comenzaron a hacer las empanadas y se preparó el fogón para el asado. Cerca del mediodía la parva había desaparecido dejando al descubierto la damajuana de vino para saciar la sed de los horqueteros y los jinetes. Las labores continuaron por la tarde hasta embolsar el trigo y para cuando estuvo concluido el trabajo llegó el asado y las empanadas, entre cuecas y tonadas lugareños y foráneos vivieron una jornada mostrando una actividad que intenta permanecer y transformarse en un legado.

El municipio acompaña la iniciativa porque se intenta que otras familias vuelvan a la actividad y que el trigo que producen pueda ser utilizado en la Fiesta

del Mote.

¿Dónde queda?

Datos

El municipio acompaña la iniciativa porque se intenta que otras familias vuelvan a la actividad y que el trigo que producen pueda ser utilizado en la Fiesta
del Mote.
6 km
separan Huinganco del
paraje Charra Ruca. Allí una veintena de familias viven dispersas.

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