Bariloche ya es ciudad libre de humo de tabaco

SAN CARLOS DE BARILOCHE (AB).- Al igual que otras localidades de la región y del país, Bariloche cuenta desde esta semana con una ordenanza que prohibe fumar en todos los espacios cerrados de uso público y establece fuertes sanciones para los establecimientos que sean hallados en infracción.

La norma fue aprobada en votación dividida y sin el agregado que proponían algunos ediles a fin de permitir que los locales más grandes habiliten áreas especiales para fumadores .

La veda será absoluta y sólo estará permitido fumar en balcones, terrazas o patios abiertos.

La medida alcanza a todos los comercios con “venta y/o atención al público”, incluidos bares restaurantes, supermercados, cafés, pubs, hoteles, cabañas, bungalows, refugios de montaña, salones de fiesta, casinos, museos, paseos de compra, cabinas telefónicas, ascensores, telecabinas de montaña y cualquier otro recinto de acceso público.

También quedó prohibida la venta de productos y subproductos de tabaco a menores de 18 años y la publicidad de cigarrillos “a través de los medios masivos de comunicación”.

Los fundamentos de la ordenanza subrayan la obligación del Estado de garantizar a los habitantes el derecho a un ambiente sano “y libre de factores nocivos para la salud”. También abundan en datos sobre el daño producido por el consumo del tabaco y la exposición involuntaria al humo.

Aseguran en otro párrafo que las empresas radicadas en ciudades donde la restricción ya está vigente no tuvieron merma de público ni perjuicios económicos atribuibles a la prohibición.

El proyecto estuvo a punto de ser aprobado hace un par de meses, pero ante las objeciones de algunos ediles lo retornaron a comisión. En la sesión del último jueves volvió a recibir tratamiento y resultó aprobado con ocho votos positivos sobre once.

Se pronunciaron en contra Darío Duch (ARI), Laura Alves (UCR) y Hugo Cejas (SUR). Este último intentó sumar una cláusula por la cual las salas de fiestas, discotecas, restaurantes y bares que tuvieran una superficie superior a 100 metros cuadrados destinados a la atención al público, podían reservar un máximo del 30% del espacio a las personas fumadoras.

Finalmente la intención no prosperó y quedó consolidado el texto original, con la veda de humo sin excepciones.

El capítulo de penalidades indica que las personas que enciendan un cigarrillo deberán ser invitados a retirarse del comercio o recinto donde se encuentren y si se niegan “podrá recurrirse al uso de la fuerza pública”. El incumplimiento de la prohibición podrá acarrear al titular del comercio una multa de $3.000, con el riesgo de sufrir una clausura ante la segunda reincidencia.

El resultado de las multas servirá para conformar un “fondo-antitabaco”, destinado a “la concientización de los riesgos” que acarrea su consumo y a solventar programas de tratamiento de la adicción.