Santoral del 28 de agosto 2025: por qué la Iglesia Católica celebra hoy a San Agustín de Hipona
La Iglesia Católica celebra hoy a San Agustín de Hipona, un influyente teólogo, filósofo y obispo cristiano del siglo IV y V. Los detalles.
San Agustín de Hipona, también conocido como Agustín de Tagaste, fue un influyente teólogo, filósofo y obispo cristiano del siglo IV y V. Nació el 13 de noviembre de 354 en Tagaste, en la provincia romana de Numidia, en lo que hoy es Argelia, y murió el 28 de agosto de 430 en Hipona, en la misma región.
Agustín es conocido por sus numerosas obras teológicas y filosóficas, que abordan una amplia gama de temas, incluyendo la naturaleza del pecado, la gracia divina, la Trinidad y la teoría del conocimiento. Sus escritos, como ‘Confesiones’ y ‘La Ciudad de Dios’, siguen siendo influyentes en la teología cristiana hasta el día de hoy.
Antes de su conversión al cristianismo, Agustín llevó una vida disoluta y fue seguidor del maniqueísmo. Sin embargo, después de una profunda crisis espiritual, se convirtió al cristianismo y se convirtió en uno de sus más destacados defensores.
Agustín fue ordenado sacerdote en el año 391 y más tarde se convirtió en obispo de Hipona. Durante su episcopado, luchó contra las herejías de su tiempo y defendió la doctrina ortodoxa de la Iglesia.
Fue canonizado por la Iglesia Católica y es venerado como santo. Su fiesta se celebra el 28 de agosto en el calendario litúrgico católico.
Oración a San Agustín de Hipona
Oh glorioso San Agustín, tú fuiste un hombre sensual, atormentado frecuentemente por los apetitos y deseos naturales. Pero supiste encontrar tu camino hacia Dios por medio del fuerte deseo de vivir una rica vida espiritual y plena de sentido. Ayúdame a ver las cosas como tú enseñaste, que Dios está presente en todos aquellos que con buena voluntad le buscan y en todos los que le aman como Él nos ama. Ayúdame a ver a través de mis deseos de Dios y ayúdame a ver el amor de Dios en todos mis deseos. Te pido San Agustín, que me ayudes a encontrar a Dios en todo lo que veo. Infunde en mi espíritu con el deseo de conocer y amar a Dios con todo mi corazón. Amén.
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