Sello argentino: Rastrojero eléctrico, el regreso de una leyenda

Un ícono de la industria nacional vuelve en 2025 con una propuesta 100% a batería que combina historia, innovación y trabajo argentino.

El Rastrojero, símbolo de la industria automotriz argentina y pieza central de la vida cotidiana de miles de familias y trabajadores, se prepara para renacer en una versión adaptada a los tiempos actuales. Fabricado originalmente entre 1952 y 1980, con más de 140.000 unidades producidas y exportaciones a países como Cuba, Chile, Perú, Uruguay y Bolivia, este vehículo dejó una huella profunda en la economía local y en el imaginario colectivo.

En 2025, la leyenda volverá a rodar gracias a la visión de Carlos Ptaschne, empresario de Los Cardales, que desde hace seis años impulsa el proyecto de modernizar al clásico utilitario bajo un nuevo concepto: el Rastrojero Eléctrico Amperion.


Una idea que se convirtió en misión


El proyecto comenzó como un sueño, pero hoy ya es una realidad en desarrollo. Los primeros cálculos estructurales se realizaron en Europa con la participación de ingenieros argentinos, mientras que el diseño del chasis avanza en paralelo. Tras años de planificación, Ptaschne se muestra firme: “No hay marcha atrás”.
La premisa que guía este nuevo capítulo es clara: mantener el espíritu del Rastrojero como vehículo económico, accesible y diseñado para el trabajo diario. No se trata de un modelo de lujo, sino de un utilitario liviano, básico, robusto y durable, que apuesta a la simplicidad y a un bajo costo operativo.


Tecnología y potencia para un clásico renovado


El corazón del Rastrojero Eléctrico Amperion serán los motores eléctricos de origen japonés, seleccionados por su altísima calidad. Ptaschne destaca su rendimiento con entusiasmo: “Cuando la gente vea lo que rinde un motor eléctrico quedará asombrada. Son fantásticos, no se rompen, son eficaces y muy potentes”.


Habrá versiones con doble tracción y con tracción trasera, pensadas tanto para el trabajo urbano como para el campo. En sus primeras series, el vehículo tendrá una capacidad de carga de 650 kilos, pero el objetivo es alcanzar la tonelada a medida que evolucione el desarrollo de las baterías de litio.
En cuanto al desempeño, el modelo eléctrico promete una velocidad máxima de entre 115 y 120 km/h, suficiente para combinar tareas laborales con traslados en ruta.


Rastrojero eléctrico: producción argentina, visión global


Aunque el proyecto nace del impulso de un empresario, Ptaschne resalta que detrás hay “un grupo de pequeñas y medianas empresas de capitales argentinos”, acompañadas por ingenieros, financistas locales y la colaboración de compañías de Austria, Francia e Italia.
La fabricación tendrá sede en Rosario, una ciudad que, según el impulsor, reúne condiciones excepcionales: “tiene mano de obra calificada, mucha juventud capacitada y un parque metal-mecánico ideal para montar una industria de este tipo”.


Desde hace seis años, Carlos Ptaschne impulsa el proyecto de modernizar al clásico utilitario bajo un nuevo concepto: el Rastrojero Eléctrico Amperion.


Una historia con raíces profundas
El Rastrojero original se produjo durante casi tres décadas y supo ganarse un lugar de privilegio en la historia automotriz argentina. En la década del 70 llegó a dominar el 78% del mercado de pickups gasoleras, una cifra que reflejaba su popularidad y la confianza de los usuarios.
Su final llegó en 1980, cuando la producción fue abruptamente interrumpida por decisión del entonces ministro de Economía, José Alfredo Martínez de Hoz. Ese cierre marcó el fin de una era, pero el recuerdo del vehículo continuó vivo en la memoria colectiva.


Un regreso muy esperado


Hoy, más de 40 años después, el Rastrojero se prepara para escribir un nuevo capítulo en clave eléctrica. Ptaschne asegura que el público no tendrá que esperar demasiado para verlo en las calles. “Cuando la gente vea lo que rinde un motor eléctrico quedará asombrada”, repite convencido.
Las primeras unidades del Rastrojero Eléctrico Amperion estarán listas para su lanzamiento en 2025. Será, sin dudas, un acontecimiento cargado de simbolismo: el retorno de un ícono nacional, actualizado con la tecnología del siglo XXI, pero fiel a su esencia de vehículo trabajador, accesible y confiable.
Con esta reinvención, el Rastrojero no solo recupera un lugar en el mercado, sino también en la memoria colectiva de los argentinos, demostrando que los grandes símbolos pueden renacer para adaptarse a los desafíos de una nueva era.


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El Rastrojero, símbolo de la industria automotriz argentina y pieza central de la vida cotidiana de miles de familias y trabajadores, se prepara para renacer en una versión adaptada a los tiempos actuales. Fabricado originalmente entre 1952 y 1980, con más de 140.000 unidades producidas y exportaciones a países como Cuba, Chile, Perú, Uruguay y Bolivia, este vehículo dejó una huella profunda en la economía local y en el imaginario colectivo.

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