“A 18 minutos del sol”: Spinetta sobrevuela Neuquén

“Río Negro” charló con Ceravolo acerca de la presentación en el Cine Teatro Español y de cómo fue ser parte de Banda Spinetta a fines de los 70.

El bajista Machi Rufino, Andrés Beeuwsaert al piano, el guitarrista Guillermo Arrom y Luis Ceravolo en batería, interpretarán el larga duración “A 18 Minutos del sol” que Luis Alberto Spinetta (LAS) grabó en 1977. Será hoy, a las 21, en el Cine Teatro Español de Neuquén. Se trata de un álbum cuyo valor se fue agigantando con los años, que El Flaco definió como el mejor que había grabado en su vida y contiene los temas “Viento del azur”, “Telgopor”, “Viejas mascarillas”, “A dieciocho minutos del sol”, “Canción para los días de la vida”, “Toda la vida tiene música hoy”, “¿Dónde está el topacio?” y “La eternidad imaginaria”.

Rufino que –con Osvaldo López y Diego Rapoport– lo grabó originalmente, Ceravolo –quien participó de la banda que lo tocaba en vivo– y Arrom –compañero de muchos años de Spinetta–, sumando en los teclados a Beeuwsaert, pianista de Aca Seca Trío, harán versiones del disco original y obras de otras placas y grupos de este ícono de la música argentina. Tardecita de mates, a siete kilómetros de Luján, barrio de campo, Ceravolo recibió a “Río Negro” en medio la tranquilidad de su casa.

P- Vengo de escucharte en “Tríptico del eterno verdor”, veintidós minutos registrados en 1978, en Obras, por Banda Spinetta donde vos tocaste.

R- ¿Sí? ¡Qué bueno! Fue cuando se inauguró el estadio de Obras Sanitarias y nosotros dimos el primer concierto ahí. Pero duró mucho más, eran largos, tocamos más de hora y media, seguro. De toda esa época con la Banda Spinetta hay grabaciones de varios recitales pero son todas malas porque fueron hechas con casete o están tomadas de la consola del sonidista. Éramos un grupo que ensayaba mucho, muchísimo. Te diría que era la parte más pesada, porque después todo era muy lindo y muy agradable estar con Luis Alberto. Nos divertíamos mucho. Durante un tiempo ensayamos en la casa de mi madre, en Castelar, y nos pasábamos el día. Jugábamos, por ejemplo, a los autitos eléctricos de carrera en una pista, Machi preparaba los autos, los pintaba, los ponía en condiciones. Después hacíamos tiro al blanco y almuerzos, cocinaba mi madre…

En la casa había un lugar preparado acústicamente, lo llamábamos el cuarto de música, con todo el set armado, teclados, guitarras, bajo, mi batería. Mis recuerdos son muy bellos de toda la parte previa a las actuaciones y los conciertos con Luis siempre eran de mucha importancia en cuanto a las pruebas de sonido, a estar mucho tiempo juntos…

P- Él te convocó para tocar, por algo fuiste uno de sus bateristas…

R- 1977 fue muy importante para mí. Fui a tocar con Piazzolla en la gira europea. Cerca del final del año estaba tocando con Santiago Giacobbe en un club de jazz y una noche entraron Spinetta y Machi. Necesitaban un baterista, habían grabado “A 18 Minutos del sol”. La cuestión es que cayeron de ese club y Machi le dijo: ‘tenés que escuchar a este tipo’. O sea yo, y entré a la banda.

Curiosamente no tocábamos todos las pistas, era un período en el que él incursionaba en jazz rock y jamás se grabaron, solo iban en vivo. La gente que los pudo escuchar fue la que concurrió a esos recitales. Así que de “A 18 Minutos del sol” solo hicimos una parte. En el concierto que vamos a dar en Neuquén vamos a hacer sus ocho temas y otros de distintos años.

La participación del grupo era muy importante porque no había mucha dirección musical, era bastante libre. Las obras tenían una estructura, un orden que daba Spinetta, era su arreglo, digamos, que iba junto con la composición. Pero no había esquemas o partes que él repartiera, vos tocá esto, vos lo otro… Él era el jefe, pero el grupo funcionaba y aportaba, daba la forma definitiva.

P- ¿Y ahora?

R- Ahora es muy distinto porque si bien no hay un director musical, somos cuatro, y cada uno tiene la dirección de su parte en el grupo, aunque respetamos los arreglos tal como están en el disco, que tiene muy pocas regrabaciones de guitarra, son casi todas primeras o segundas tomas. Prácticamente se hizo en vivo. Y nosotros lo estamos reproduciendo como se grabó. Y por algo se lo llama el larga duración más jazzero de Luis Alberto, porque tiene mucha improvisación.

P- Está también la memoria de aquel trabajo.

R- Sinceramente, lo que más nos interesa es llevar adelante esto como una música que nos gusta. No nos pesa mucho la parte emocional del recuerdo de Spinetta. En algunos momentos, sí, lógicamente. Antes de salir al escenario nos abrazamos como si fuéramos a jugar una final de fútbol y nos decimos: ‘Toquemos bien, pensemos que nos podría estar escuchando Luisito’.

“Antes de salir al escenario nos abrazamos y nos decimos: ‘Toquemos bien, pensemos que nos podría estar escuchando Luisito”.

Evoca Luis Ceravolo sobre la (omni)presencia de Luis Alberto Spinetta.

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“Antes de salir al escenario nos abrazamos y nos decimos: ‘Toquemos bien, pensemos que nos podría estar escuchando Luisito”.

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