Analizan la situación de los perros cimarrones de la meseta

Concejales y las protectoras estuvieron ayer cara a cara

Leonardo Petricio

NEUQUÉN (AN).- La primera vez que las asociaciones protectoras de animales y los concejales neuquinos se vieron las caras tras la ordenanza que habilitó la eutanasia en la meseta, todos coincidieron en que la situación de las jaurías que se reproducen en forma salvaje es diferente a la de los perros con dueño. Fue un primer encuentro en el que no faltaron los cruces por las distintas vías de solución para mejorar la calidad de vida en el lugar, afectada no sólo por la proliferación de perros sino también por numerosas carencias que enumeraron vecinos del barrio Colonia Nueva Esperanza que también participaron de la reunión. Además de reclamar una solución definitiva por los ataques de los perros salvajes a los animales que crían en el lugar, pidieron por que en el corto plazo se los conecte a la red de agua potable. “Pueden hacernos casas nuevas, pero sin agua no hacemos nada”, graficó Nilda Castillo, una vecina del sector. Graciela Bordieu, defensora adjunta del pueblo, dijo que desde el viernes de la semana pasada el organismo recibió más de 6.000 peticiones individuales en contra de sacrificar animales. “Se apresuraron en sacar la ordenanza”, les dijo a los concejales de la comisión de Ecología y, si bien se posicionó contra la eutanasia de animales, opinó que ante el caso de los perros salvajes son “otro tipo de perros”, por lo que no aventuró una respuesta, pero dejó abierto el debate. Las asociaciones ALAP y ANCA presentaron sus posiciones, opuestas, respecto de la decisión de habilitar la eutanasia para combatir el brote de leptospirosis detectado en mayo por la subsecretaría de Salud. Por ALAP, que es la organización que se ha movilizado en contra de la decisión, el veterinario Daniel Coste argumentó técnicamente el reclamo de las organizaciones. Sostuvo que los casos por leptospirosis deben “tratarse”, mientras que el perro salvaje “es producto de políticas públicas ineficaces”. Explicó que, en lugar de la matanza deberían utilizarse “como barrera sanitaria”. Explicó que se trata de animales “extremadamente territoriales”, por lo que si se los retira del lugar, el espacio, por la disponibilidad de comida de los basurales, sería ocupado por otros perros. Dijo que “se los debe esterilizar y se les deben limar los colmillos”, ya que las dos medidas combinadas reducirían el nivel de agresividad. Para ANCA, la organización que colabora con las adopciones y esterilizaciones, las jaurías de cimarrones son un problema diferente al de los perros en general.


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