Económica, rústica e innovadora: esta casa elevada es la más mirada del barrio

Combina perfiles metálicos W con ladrillos de cemento. Construida en Ibarlucea, a 12 km de Rosario, ha sido premiada y despertó la curiosidad de los vecinos. El arquitecto Pedro Ferrazini cuenta el paso a paso de la obra, los motivos de la elección de los materiales y el valor del metro cuadrado.

La casa tiene 55 m2 cubiertos y 90 semicubiertos. Fotos: Javier Agustín Rojas

Ibarlucea es un pueblo de unos 9.000 habitantes en las afueras de Rosario, doce kilómetros al noroeste de la ciudad, a 20 minutos de auto. Con el tiempo se convirtió en una zona residencial, proceso que se aceleró en la pandemia, en plan casa de fin de semana o bien, cada vez más, como vivienda permanente.
Ubicada a dos cuadras de la estación de tren en la que el Ferrocarril General Belgrano ya no se detiene para que suban pasajeros, una de esas nuevas construcciones llamó la atención de todo el barrio. Los vecinos, gente de trabajo con viviendas de entre 60 y 70 m2, se paraban para mirarla.No tenía los clásicos ladrillos rojos, estaba elevada y sostenida por vigas W metálicas y el asado se compartía debajo del piso. Era toda una revolución. Ahora, ya acostumbrados, la toman como referencia. Y la bautizaron. Y entonces, dicen, por ejemplo:

Es por allá, pasando “Casa barco”-.

Vista de Ibarlucea. La primera casa es la elevada por perfiles W.

Pero no solo los vecinos la observan, también fue nominada por la Universidad de Arquitectura del Illinois Institute of Technology para el Premio de las Américas Mies Crown Hall que pone en valor lo que denomina arquitectura emergente. Y obtuvo otra distinción, otorgada por el Colegio de Arquitectura y Urbanismo de la provincia de Santa Fe.


Ladrillos de concreto y perfiles a la vista.


El arquitecto a cargo fue Pedro Ferrazini, de 37 años y hoy decano de la Facultad de Arquitectura donde se formó en Rosario. Con sus hermanas Victoria y Martina por entonces estudiantes de la carrera como parte del equipo, la hicieron para sus padres en el 2021. Fue la primera obra del estudio que los une.

Ibarlucea se convirtió en una zona residencial. La llegada de vecinos se incrementó luego de la pandemia,


Pedro entiende la sorpresa de los vecinos en ese loteo abierto donde muchos construyen un quincho con pileta a base de aguinaldos y horas extras, siempre al nivel del suelo. La irrupción de una casa así, elevada, los sorprendió. Y el nombre que le pusieron le arranca una sonrisa al arquitecto. Valora los reconocimientos que obtuvo. Y en especial, la oportunidad de probar materiales que no estaba acostumbrado a combinar.

“La disposición de las vigas en ‘W’ metálicas y los ladrillos de concreto dieron la rusticidad y precisión exactas para lograr este tipo de armonía”, explica.

Arquitecto Pedro Ferrazini

El camino de una idea


¿Cuál fue el recorrido para llegar a esa resolución? “El proceso para llegar al diseño final de la casa tuvo que ver con muchas cuestiones. En primera instancia, una cuestión presupuestaria y una cuestión operativa. Como ninguno de nosotros en el estudio estábamos abordando la actividad profesional de la arquitectura, la actividad liberal de la arquitectura, definimos que lo mejor sería una obra que pudiera hacerse lo más rápido posible y con el menor monitoreo posible”, dice.


“Por eso, pensamos en una estructura metálica para poder reducir el margen de error de la obra al mínimo posible, para poder tener precisión de herrería: es en milímetros, versus el de mampostería, que ya es un margen de error más del índole de los centímetros”, agrega.


Si el presupuesto acotado y la necesidad de alta eficacia fueron dos factores esenciales, se sumó otro: la cuestión estética y la postura de exponer los materiales crudos, lo máximo posible.


“Nuestra idea era empezar a reflexionar respecto a los materiales en ese estado. Por supuesto que tienen un tratamiento. El ladrillo de cemento, un repelente hidrófugo contra el agua. Y las vigas y los perfiles W, una pintura poliuretánica, que es como pintura para auto. Esto hace que el mantenimiento del exterior sea el mejor posible “, describe.


Y aunque elogia el resultado final, quizás hoy utilizaría otra pintura para los perfiles W porque les aflora algo de óxido y hay que andar con un pincelito para retocar, pero el mantenimiento es bajo. Lo central es que reducir a milímetros el margen de error de la mampostería permitió reducir también el tiempo invertido en la dirección de obra y lograr que no fuera necesario ir cuatro veces por semana.


Velocidad de construcción


“Al plantear la estructura, que se montó en cerca de cinco o seis días, la casa ya estaba como bastante cantada; el replanteo se redujo al mínimo”, explica Pedro.

El espacio libre bajo la casa, zona de pileta y asaditos

Luego, enumera otras características técnicas. Por ejemplo, el espacio libre polivalente bajo la casa de 55 m2 no tiene límites, pero al mismo tiempo contiene un espacio de sombra para refrescarse junto a la piscina. Además, el balcón “transparente” filtra la cantidad exacta de luz para los asados ​durante el invierno.


El interior no tiene paredes: los muebles dividen espacios.

“En el interior, la casa es muy luminosa y no tiene paredes interiores. Sólo está dividido por muebles, articulando el balcón casi transparente y las copas de los árboles con el interior del espacio principal”, señala .


Y considera que si bien la obra se ve constituida como un objeto con limites precisos, no lo es en el modo de habitar, permitiendo identificar estos espacios individualmente pero a su vez como partes de un todo.


Padres y clientes


¿Cómo reaccionaron con la propuesta los padres? “Lo importante de eso fue empezar a trabajar no solo con la propuesta de elevarla, sino al mismo tiempo también de poder entender estos nuevos materiales, con personas como cualquier otro padre, con miradas tradicionales sobre cómo se hacen las casas, la idea del ladrillo rojo como un componente principal a la hora de invertir en cualquier vivienda era una de las bases», responde el arquitecto.

Punto de encuentro.

«Eso también fue un tema a conversar, incluso en su momento la casa estaba pensada para ser construida y ejecutada en seco, lo cual fue cambiando, no solo en las conversaciones con ellos, sino también con los constructores de la vivienda, que ya pasó a ser una pyme de unos colegas arquitectos. Sugirieron tecnologías como el ladrillo de cemento como alternativa al panel de poliuretano que era una de las ideas originales”, dice.


Maximizar espacios


Así, al elevar la casa, terminó siendo el espacio principal: “La idea era maximizar con la menor cantidad de metros cuadrados ejecutados posibles la mayor cantidad de espacio y lograr la mejor proporción entre el precio del metro cuadrado construido y la cantidad de m2 construidos, de la manera más veloz y con una estrategia arquitectónica atractiva”, dice Pedro.


“Ese espacio que queda por debajo hace de recepción desde la calle y permite atravesarlo para llegar a la escalera, la escalera para llegar al balcón y el balcón para llegar al interior, por lo tanto en 55 m2 cubiertos interiores se resuelven muchas situaciones solo por la disposición de colocar la vivienda en un primer nivel y dejar vacía toda esa galería debajo”, afirma el arquitecto.


El costo por m2


El panorama que comparte el arquitecto:“Si tuviese que decirlo hablando en metro cuadrado, es una casa que, contando el terreno, costó cerca de 70.000 dólares. Esta casa fue ejecutada en plena pandemia. Son 55 metros cuadrados cubiertos, más 90 metros cuadrados semicubiertos, por lo cual si uno empieza a prorratear queda en unos 650 dólares el promedio del metro cuadrado. Para ese momento, que estaba cerca de 900 dólares fue una reducción considerable”, asegura.


Y concluye: “Hay que tener en cuenta que además la casa se siente mucho más grande que ese metraje cuadrado por las propias estrategias espaciales”.


Ficha técnica

  • Arquitecto a cargo: Pedro Ferrazini.
  • Área: 145 m2.
  • Año: 2021
  • Equipo de proyecto: Victora Ferrazini, Martina Ferrazini.
  • Constructora: LT Desarrollos, Estudio Santiago
  • Fotografías: Javier Agustín Rojas
  • Ciudad: Iberlucea
  • Provincia: Santa Fe

Mini bío

Pedro Ferrazini tiene 37 años y se formó en la Facultad de Arquitectura, Planeamiento y Diseño de la Universidad Nacional de Rosario, donde hoy es decano. Su perfil profesional es de proyectista en general, vinculado a la gestión, tanto profesional como de la gestión pública. Comparte el estudio Ferrazini con sus hermanas Victoria y Martina, un punto de encuentro que funciona como plataforma para encarar proyectos, ya que cada uno tiene sus actividades independientes. Contacto: @pedroferrazini.


La casa tiene 55 m2 cubiertos y 90 semicubiertos. Fotos: Javier Agustín Rojas

Ibarlucea es un pueblo de unos 9.000 habitantes en las afueras de Rosario, doce kilómetros al noroeste de la ciudad, a 20 minutos de auto. Con el tiempo se convirtió en una zona residencial, proceso que se aceleró en la pandemia, en plan casa de fin de semana o bien, cada vez más, como vivienda permanente.
Ubicada a dos cuadras de la estación de tren en la que el Ferrocarril General Belgrano ya no se detiene para que suban pasajeros, una de esas nuevas construcciones llamó la atención de todo el barrio. Los vecinos, gente de trabajo con viviendas de entre 60 y 70 m2, se paraban para mirarla.No tenía los clásicos ladrillos rojos, estaba elevada y sostenida por vigas W metálicas y el asado se compartía debajo del piso. Era toda una revolución. Ahora, ya acostumbrados, la toman como referencia. Y la bautizaron. Y entonces, dicen, por ejemplo:

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