Bariloche y el drama de los sin casa

SAN CARLOS DE BARILOCHE (AB).- La profunda desigualdad en las oportunidades de acceso a la tierra fue el tema convocante de un debate organizado por la Fundación Gente Nueva, donde quedaron en evidencia las crecientes dificultades que encuentran las familias humildes para «tener algo propio».

Uno de los panelistas fue el subsecretario municipal de Planeamiento, Raúl Ferrari, quien admitió la gravedad del problema y aseguró que desde su área propondrá «una discusión seria» sobre el conflicto de la tierra. Pero no ofreció ninguna alternativa concreta para asegurar la disponibilidad de lotes.

Cuestionó la experiencia de las 34 hectáreas, adonde fueron trasladadas sin la suficiente contención cientos de familias que estaban asentadas como ocupantes en otros puntos del ejido.

Ferrari admitió que si no se planifica con mayor cuidado la mudanza forzada que prepara el municipio para los vecinos de la Barda del Ñireco podría terminar igual. «No debemos cometer los mismos errores», dijo Ferrari.

El abogado que trabaja con distintas ONG y agrupaciones mapuches, Darío Rodríguez Duch, atacó la «falta de planificación» para la problemática de la tierra urbana y señaló que hoy el costo de poner al día los impuestos y escriturar un lote no baja de los 8.000 pesos.

Esto obliga a una enorme cantidad de familias a perpetuarse en la condición de ocupantes precarios y a vivir bajo amenaza de desalojo. Rodríguez Duch observó que las ocupaciones masivas son un emergente de la enorme desigualdad de oportunidades. Propuso como alternativas la compra comunitaria de tierras y los planes de autoconstrucción.

De esto último dio testimonio Viviana Alonso, quien forma parte de del Equipo Pastoral de Tierras de la Fundación Gente Nueva. Esta entidad lleva años de trabajo y logró 90 titularizaciones de lotes en favor de ocupantes de hecho, especialmente en el barrio Virgen Misionera.

«La tierra no es un recurso escaso -dijo Alonso-. Sólo con mirar alrededor podemos comprobar que abunda, pero también abundan los especuladores».

Llamó a tener en cuenta la situación de «inseguridad permanente» que viven los ocupantes precarios y rechazó los códigos del «mercado inmobiliario inescrupuloso que fija valores increíbles de los lotes y alquileres y empuja a muchísima gente a la marginalidad».