Biósfera 2: ¿fin de una utopía o comienzo de la aventura?

Biósfera 2 terminó oficialmente el 22 de diciembre pasado. Un mundo en miniatura dentro de un mundo original (la biósfera terrestre) representó la utopía del siglo pasado, cuando se soñaba con viajes interplanetarios y asentamientos humanos en otros planetas. Cinco ecosistemas miniaturizados dentro de un inmenso invernadero que costó 140 millones de dólares albergaron a dos dotaciones de "bionautas", la primera durante dos años y la segunda, por seis meses. La promesa de Bush de establecer una colonia humana en la Luna y en Marte, ¿será entonces el fin de aquella utopía o el comienzo de la aventura del hombre en el espacio?

En el desierto de Sonora, Arizona, Estados Unidos, se yergue un enorme invernadero con domos piramidales y casi una hectárea de extensión, como modelo experimental para saber si es posible reproducir, en pequeña escala, un mundo que se parezca en algo a la Tierra, la biósfera original. La estructura envuelta en vidrio, de 197 millones de litros de capacidad, dio cabida a 3.800 especies diferentes de animales, plantas e insectos en siete «biomas» … y a un grupo de ocho seres humanos.

Este proyecto se comenzó en 1984, con el objetivo de lograr nuevos conocimientos científicos y técnicos acerca de la creación de sistemas biológicos independientes que permitieran la vida en otros planetas.

Salvo el contacto visual a través de los vidrios y una fluida comunicación, estuvieron aislados totalmente del mundo exterior y debieron fabricar su propia atmósfera en forma absolutamente autónoma, a través del proceso oxígeno-dióxido de carbono, además de producir sus alimentos y reciclar todos los desechos orgánicos.

Aproximadamente 1.300 sensores vigilaron el clima, las condiciones del suelo, aire y agua, archivando todos esos datos en bancos de datos en el exterior para su posterior evaluación.

 

Experimento social

 

Durante los tres años posteriores a su finalización, fue una biósfera habitada por seres humanos. Un grupo de ocho científicos hizo su ingreso el 26 de setiembre de 1991 y permaneció en su interior por dos años y un segundo grupo se mantuvo en ella por seis meses en 1994.

El primer grupo estableció un récord de dos años de residencia en un mundo aislado y adicionalmente demostró la factibilidad de una agricultura ecológica. Menos sorpresivo fue el hecho de que no todo en este proyecto funcionara desde el comienzo; después de todo se trató del primer (y por ahora único) ensayo de administrar un espacio ecológico humano autónomo.

Al mismo tiempo se trató de un experimento social, en el que se pudo observar el comportamiento de un pequeño grupo humano a través de un largo período, que si bien vivía en un ambiente cerrado al exterior, disponía de contacto visual y de comunicaciones con el mundo externo, lo que permitía conocer el tipo de «arquitectura» que requeriría un espacio cerrado para una larga permanencia humana.

 

El problema del oxígeno

 

Por supuesto que ya en sus comienzos se hacían comentarios risueños sobre este sistema autónomo y muchos no lo consideraron científicamente serio, lo cual pareció confirmarse con la aparición

de ciertos problemas.

Así por ejemplo, el nivel de oxígeno del aire disminuyó drásticamente, lo que obligó a proveerlo desde el exterior.

Los causantes fueron microorganismos que se reprodujeron explosivamente en el suelo y consumían ese oxígeno, con lo cual se evidenció que hubiera sido conveniente dejar que los ecosistemas se desarrollaran y alcanzaran su equilibrio, antes del ingreso humano.

Por otro lado, la alimentación era pobre en calorías lo que, juntamente con el aumento en la concentración de dióxido de carbono del aire, ocasionaba un paulatino cansancio, pérdida de fuerza y de peso de los habitantes. El primer grupo había ingresado con cierta cantidad de alimentos para la fase inicial.

 

Crear espacios mínimos

 

Pero justamente por eso, porque Biósfera 2 no fue solamente un proyecto científico destinado a analizar el comportamiento de los complicados ciclos en ecosistemas altamente complejos, sino que también estaba animado de la visión de poder crear nuevos espacios vitales para el hombre, este comportamiento era fascinante.

El verdadero objetivo fue crear ecosistemas en espacios mínimos, que pudieran mantenerse y desarrollarse en el tiempo, lo que solamente es posible con un estrecho ensamble de la biología y la tecnología. Por ejemplo, se preveía analizar cómo influye sobre los sistemas un creciente porcentaje de dióxido de carbono en el aire o el cambio climático. Biósfera 2 brindaba una oportunidad única, con sus ecosistemas sellados.

 

Fin del proyecto

 

Después de que efectivamente se presentaron problemas y fue disminuyendo el interés de los medios por este proyecto de 140 millones de dólares, se produjo el retiro de su patrocinador, el multimillonario Edward Bass. Finalmente, en 1996, se hizo cargo del proyecto la Universidad de Columbia, que debía utilizarlo como campo de experimentación de la influencia de los cambios globales sobre los ecosistemas.

Este convenio debería finalizar en 2010. Pero también en los Estados Unidos fue época de vacas flacas y es así que la universidad rescindió el contrato a partir del 22 de diciembre pasado.

La empresa de Edward Bass, Decisions Investiment Corp, que nuevamente se hizo cargo de todo el complejo, tiene proyectado hacer de Biósfera 2 un negocio rentable. Le pertenecen además 1.400 hectáreas en los alrededores, donde se construirán alojamientos y viviendas.

Se continuará con las visitas al complejo y sus alrededores, pero en cuanto a investigación y capacitación, las actividades están concluidas. Se permitirá así a la empresa privada recuperar el dinero invertido.

Resulta al menos llamativo el hecho de que es muy difícil encontrar información precisa acerca del comportamiento de las diversas especies que conformaron el hábitat y cómo serán los mecanismos de selección para definir cuáles acompañarían al ser humano en una eventual colonia extraterrestre. En Internet, use la palabra clave biosphere2.

 

Recopilación

Teodorico Hildebrandt

Nota asociada: El regreso de los primeros «bionautas» Interacción entre biósfera y tecnósfera  

Nota asociada: El regreso de los primeros «bionautas» Interacción entre biósfera y tecnósfera  


En el desierto de Sonora, Arizona, Estados Unidos, se yergue un enorme invernadero con domos piramidales y casi una hectárea de extensión, como modelo experimental para saber si es posible reproducir, en pequeña escala, un mundo que se parezca en algo a la Tierra, la biósfera original. La estructura envuelta en vidrio, de 197 millones de litros de capacidad, dio cabida a 3.800 especies diferentes de animales, plantas e insectos en siete "biomas" ... y a un grupo de ocho seres humanos.

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