Blas Alascio y el arte de «explicar física con los dedos»

Cuatro referentes de Argentina, Italia y Estados Unidos despiden a "Blascho". Impartió una idea de la ciencia como una suprema forma de la amistad y de diálogo con el prójimo y el mundo.

El 18 de enero de 2021 murió en Bariloche Blas Alascio, “Blascho”, una de las figuras rectoras de la física teórica argentina, un maestro creador de un estilo intuitivo que transmitió a generaciones de investigadores egresados del Instituto Balseiro.

Al concluir sus estudios secundarios se inscribió en la carrera de Ingeniería de la Universidad Nacional de Tucumán (su ciudad natal) y luego viajó a Buenos Aires para rendir el ingreso al entonces Instituto de Física de Bariloche, con becas de la Comisión Nacional de Energía Atómica. Fue admitido, pero decidió no aceptar la beca; dejó la ingeniería para concluir sus estudios de física en Tucumán. 

Ya graduado, en 1960 viajó a Bariloche con una beca de la Universidad Nacional de Tucumán, con la idea de realizar una tesis doctoral. En esos tiempos, las universidades becaban a estudiantes para completar estudios en otras instituciones; por ejemplo, José Balseiro fue becado por la Universidad de Córdoba para realizar estudios de física en La Plata.

A poco de llegar a Bariloche, Blas comenzó a trabajar con José Balseiro, fundador del Instituto que luego llevaría su nombre. El trabajo de tesis, titulado “Acoplamiento Spin-Órbita entre Nucleones» fue concluido en 1962. Luego viajó a los Estados Unidos con una beca de la “Agency for International Development” para realizar investigaciones en la Universidad de California en Berkeley. 

De regreso a Argentina se dedicó intensamente a la investigación y a la formación de jóvenes estudiantes. Luego fue Jefe del Departamento de Investigación Básica del Centro Atómico Bariloche, Investigador Superior del CONICET, “Fellow” de la American PhysicalSociety, Miembro Asociado y Científico Visitante del International Centre forTheoreticalPhysics (ICTP) de Trieste, Italia.

“Blas fue una de las primeras caras brillantes y sonrientes que mi generación conoció”, dice  ErioTosatti, ex director del ICTP, “discutiendo y compartiendo preocupaciones y bromas mientras visitaba el ICTP a fines de la década de 1960 y en la de 1970. Un tiempo para recordar con alegría. Además, fue una revelación saber que en el mundo había colegas como él. Le dio a la existencia del ICTP una justificación que no todos apreciaron en ese momento, y eso representó una fuerte motivación para su posterior crecimiento y desarrollo.”

Como investigador buscó siempre destilar la esencia de todo problema, e identificar lo importante en el lenguaje más sencillo posible. Fue uno de los líderes internacionales en la teoría cuántica de la valencia intermedia de los sólidos, y sus teorías (en particular la “Teoría de la banda angosta”) expresan una búsqueda constante de la simplicidad y de la elegancia.

En una oportunidad, a mediados de los años 70, acató a su modo -como lo hacía todo- una de las tantas huelgas universitarias: decidió dar clases fuera de los horarios establecidos. Organizó un curso sobre superconductividad al que asistimos varios estudiantes y algunos colegas. El curso comenzaba a las 19 horas, cuando ya no había actividades en el Instituto.  Llegaba con sus apuntes, una botella de whisky y vasos descartables para todos. Así, y de tantas otras formas, aprendimos a amar la física con Blascho. 

Tanto en el aula como en las pistas de ski, o en un asado con buen vino, nos enseñó a enseñar y a “explicar con los dedos”, expresión que solía usar para referirse a descripciones sencillas que precisan una compresión profunda más que un lenguaje matemático avanzado. 

Dirigió numerosas tesis doctorales. Formó docenas de estudiantes y era feliz de verlos desarrollarse con éxito en instituciones de nuestro país, EE.UU. y Europa. Solía decir: “Pobre el maestro que no es superado por sus estudiantes”. 

Una de sus principales legados a la ciencia argentina es el grupo de Teoría de Sólidos, del Centro Atómico Bariloche, hoy reconocido en diversas áreas del estudio de la materia, con amplia presencia internacional. 

Quienes estudiamos con él mantuvimos un vínculo ininterrumpido de colaboración e intercambio informal, que empezó el día en que lo conocimos. Nos enseñó a unir el rigor con la alegría, y una actitud distendida con la disciplina minuciosa. Sentimos su presencia cuando hablamos con estudiantes, cuando explicamos física. Nos impartió una idea de la ciencia como una suprema forma de amistad y de diálogo con el prójimo y con el mundo.

Carlos Balseiro (Centro Atómico Bariloche, Instituto Balseiro)

José Lorenzana (ConsiglioNazionaledelleRicerche, Roma)

Alberto Rojo (Oakland University, EEUU)

Jorge Sofo (Penn StateUniversity, EEUU)


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