Abandonemos la decadencia de una vez

Argentina se consume mientras el mundo sigue con su exponencial de crecimiento.

Los mediocres políticos argentinos permanentemente buscan excusas y/o culpables para poder volcar en él/ellos su propia impericia, pero la tecnología y acceso a la información existente hoy en día, les hace cada vez más difícil poder ocultar sus propias torpezas.

El país vive en una borrachera de gasto público, lo cual deriva en endeudamiento interno y externo, altísima presión impositiva, inflación, (vía emisión monetaria para cubrir una parte del desequilibrio).

Esto a su vez se trata de parchear regulando al extremo la economía e incluyendo controles en el tipo de cambio. ¿Qué nos podría salir mal?.

Lo que sale mal y recurrentemente, es que es imposible que salgamos del pozo si seguimos cavando. Debemos hacer todo lo contrario a lo que venimos haciendo en estos últimos 80 años.

Desde su nacimiento organizacional en 1853 hasta 1913, Argentina fue el país del mundo que más rápido creció. Para ese entonces Argentina era 5 veces más rico que Japón y 10 veces más rico que Corea del Sur (fuente: Agustín Etchevarne – UBA 2019 – Informe INCOME), era el momento en que las personas venían de todo el mundo hacia estas pampas y no como hoy en día en que Argentina está sufriendo el éxodo de jóvenes más grande de la historia del país.

A su vez, es a partir de 1.950 y hasta la fecha que Argentina es el país del mundo que menos creció, aunque esto es fácil de modificarlo.

La fórmula mágica se la mostro al mundo Adam Smith en 1776 con su investigación sobre las causas y naturalezas de la riqueza de las naciones, detalle que nos dejó plasmado en su libro.

La respuesta es la “productividad”, aquella productividad que Argentina es incapaz de alcanzar cuando no hay ser inteligente dispuesto a invertir (maquinas / herramientas / tecnología / etc,) salvo que cuente con algún conchabo con el Estado.

Con leyes laborales inadecuadas (que datan de la primera mitad del siglo pasado), Justicia complaciente con el poder, carga fiscal asfixiante y falta de seguridad jurídica, entre otros males, no es posible que haya inversión y por ende lograr mayor productividad, lo cual lleva a nulo crecimiento o decrecimiento del PBI/cap, problemas de empleo, mayor pobreza e indigencia, etc.

Si queremos salir de una buena vez -es fácil de entender-debemos hacer todo al revés de lo que hicimos en las últimas décadas, debemos tomar las medidas que se adoptan en los países exitosos, aquellos en los cuales se adoptan las ideas de la libertad.

Pablo Gabriel Bianchi

Miembro fundador Partido Libertario de Neuquén


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