Armando Oscar Álvarez, “Cococho”: dedicación por las matemáticas y la física

En la Universidad, fue apodado cariñosamente “Cococho”. Nació el 26 de junio de 1938 en Los Telares, Santiago del Estero. Hijo de Balbino Álvarez Ochoa y Elena Angelini. Su padre había nacido en el Valle de Finolledo, en León, España. En 1945, Armando inició primer grado en la Escuela Final Nº 406, y desarrolló una fuerte afición por la lectura. En 1950 se trasladaron a Río Cuarto, en donde Balbino instaló su taller de herrería. Omar ingresó a la Escuela de Artes y Oficios (luego Escuela Industrial “Ambrosio Olmos”), lugar en el que se recibió de Técnico Aeronáutico.
Alternaba su cursado con la práctica deportiva en la Unión Riocuartense de Rugby. Trabajó en el taller de su padre y en 1958 se mudó a Córdoba capital para iniciar Ingeniería Mecánica Aeronáutica en la UNC. La actividad académica se interrumpió durante el conflicto “Laica o Libre”, en defensa de la educación pública. Ese mismo año regresó a Rio Cuarto ante el llamado para incorporarse en el Taller Regional de la Fuerza Aérea en donde realizó el Servicio Militar. Inició estudios en el Instituto Superior de Ciencias, (antecedente clave de la futura Universidad Nacional de Río Cuarto). En 1962 se recibió de Profesor en Matemáticas, Física y Cosmografía.
Al año siguiente se trasladó a Cinco Saltos, en Río Negro, convocado para un cargo docente en la reciente obra educativa “Instituto Ceferino Namuncurá”, conducida por el Padre Adolfo Greber. Allí conoció a Marta Correnti, joven docente santafesina quien se había recibido de maestra en 1957 y trabajó en escuelas rurales y urbanas de Santa Fe. Se casaron en esa localidad en 1964 y partieron a El Colorado (Formosa), donde tomaron cargos docentes en la Escuela N.º 110. Unos años después regresaron al Alto Valle. Tuvieron cuatro hijos: Pablo Omar, Hugo Luis, Laura Viviana y Ana Lilén; junto con sus nietos completan la historia familiar.
Omar comenzó a dar clases en diversas escuelas secundarias, complementando con la actividad de vendedor por lo que recorría localidades del Alto Valle en su camioneta “Estanciera”. Marta comenzó a trabajar en el Jardín Nº 1 y cursó el Profesorado Normal de Jardín de Infantes en el Instituto Superior de Río Negro. En 1969 Omar fue Vicerrector del Colegio Manuel Belgrano como lo observamos en la foto. En ocasiones rememoró el Cipollettazo, oportunidad en la que el Colegio abrió sus puertas para acompañar la movilización social. Marta y Omar integraban el grupo de cristiandad de la Catedral de Neuquén, por lo que acompañaron a Monseñor Jaime De Nevares en la defensa de los obreros de El Chocón.
A principios de los años setenta, Omar comenzó a dar clases en la Universidad Nacional de Neuquén, entre otras, en la carrera de Ingeniería que se dictaba en Challacó. Participó de todo el proceso de nacionalización de la Universidad de Neuquén. En 1972, cuando se creó la Universidad Nacional del Comahue el Rector Marcelo Zapiola, designó interinamente a Omar, como Director del Departamento de Matemática y Estadística. En esa época se radicaron en la zona dos de sus hermanos: Luis Alberto con su familia, también dedicado a la docencia en educación de adultos, la actividad comercial y sus actividades como no docente en la Universidad Nacional del Comahue. Ambos serían parte de los impulsores de SOSUNC.
Y Ester, que se radicó con su familia en Allen, docente de danzas españolas y luego fundadora del Grupo folclórico Atahualpa Yupanqui. A fines del año 1975, la intervención de Remus Tetu en la UNCo derivó en la cesantía de Omar; fue reincorporado en febrero de 1976 y continuó como director de Departamento y profesor titular interino. Numerosos proyectos y participaciones académicas leemos en su currículo, lo que dan cuenta de su compromiso y seriedad como docente y ser humano.
A fines de los ‘80 falleció Marta, como resultado de una fulminante enfermedad. Unos años después conoció a quien sería su segunda esposa, Yolanda Vázquez Pérez, oriunda de Futrono, Chile. El 26 de junio de 2025, día de su cumpleaños N° 87, Omar inició su último viaje, en paz y rodeado de amor. Encumbrados profesores llegaron a estas tierras a engalanar la educación valletana en la segunda mitad del Siglo XX: son testigos de su sembrar innumerables alumnos, que dan testimonio elocuente y emotivo.
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