La Escuela Nº 2 Conrado Villegas y una historia… demolida

Emblemática institución ubicada en el centro de la capital neuquina y en el centro del corazón de cada ciudadano del siglo XX. Esta escuela es considerada la más antigua de la capital: las primeras gestiones para su creación se realizaron en 1903 por medio de una comisión vecinal encabezada por la Sra. Balbina C. de López ante el gobernador del territorio, don Juan Ignacio Alsina. Cuando la capital del Neuquén territoriano fue trasladada desde Chos Malal a la Confluencia en 1904 por obra del gobernador Carlos Bouquet Roldán, esos trámites dieron frutos: la escuela fue inaugurada oficialmente como Escuela Infantil Mixta Nº 1, siendo su primer director Eduardo Thames Alderete, un maestro normal nacional nacido en Tucumán que vino a nuestra tierra habiendo trabajado en La Pampa y en Chubut.
En esos momentos nuestro territorio, con cerca de 800 habitantes, necesitaba una escuela para sus pobladores. Es por ello que, por la iniciativa de estos hombres, comenzó a funcionar en la Avenida Olascoaga un galpón de paredes de “chorizo” y piso de tierra, donde hoy se emplazan las plazoletas. La propiedad era del señor Francisco Bueno y estaba frente a La Nacional, que era bar y almacén de Ramos Generales, cercano a las vías del ferrocarril. En el año 1905 se dividió a la escuela por sexos. Así continuó hasta 1911 cuando obtiene edificio propio, ubicado en la Avenida Argentina y Carlos H. Rodríguez.
La inauguración fue el 15 de mayo de 1912, año en que también se convierte en escuela mixta. A partir de allí se llamó Escuela Nº 2 Conrado Villegas, y jamás dejó de habitar nuestros corazones.
Hablar de su demolición edilicia sería redundar en los sentimientos que embargan a aquellos que pisamos sus aulas y aún sentimos el crujir de sus pisos de madera.
A fines de los ‘70 las escuelas fueron transferidas al ámbito provincial, y sus edificios quedaron a merced de decisiones políticas del momento. Las autoridades debieron preservarla para que nuestros sucesores pudieran conocer la historia que encerraban sus paredes, y, así, palpar el frío, los vientos, la tierra… que nos acompañaban cuando jugábamos en sus patios y que no nos impedían tomar clases. Nos duele, como ya lo dijimos, que el gobierno de entonces tomara la decisión de demoler el viejo edificio. Señores: recordemos que una capital tan joven como la nuestra tiene como deber preservar su memoria urbana a través de la conservación de sus edificios. Lo esperable es la restauración, y remodelaciones siempre que cuiden los espacios, testigos y testimonio de una época.
En cierta oportunidad, leí lo siguiente: “La escuela que cierra sus puertas y se desentiende de lo que pasa fuera de ella, en la calle, en los hogares, en el barrio, en la ciudad, es escuela muerta. La escuela, por el contrario, debe ser de acción, movimiento, dinamismo, vida”. Al cumplirse un siglo de vida de su creación, un grupo de neuquinos –ex alumnos de la institución- nos congregamos sobre la diagonal Alvear y colocamos una placa recordatoria como homenaje a sus viejas instalaciones que albergó a tantos neuquinos. Hemos consultado a los repositorios locales –Archivo Histórico Municipal y Provincial-, a Leyes y Decretos del Ministerio de Gobierno, al CeDIE del Consejo Provincial de Educación, a quienes les agradezco sus aportes-, y descubrimos que hay muy poca documentación acerca de los móviles que llevaron a demoler el viejo edificio. Una explicación es que se debió a ¡una plaga de murciélagos! Increíble. Testimonios orales como el de Ricardo Lucero, hijo de un importante director de la escuela N° 2, don Evaristo Lucero, nos manifestó que era época de dictadura militar –fines de la década del ’70-, por lo que todo se llevó a cabo silenciosamente… pareciera que poco se habló de su derribamiento.
El Plan de Urbanización del Área Centro informa acerca de las distintas acciones y planificaciones de la zona del Parque Central, por ejemplo. Pero nada de nuestra institución. Era una escuela nacional, fundada en épocas en que Neuquén era Territorio Nacional, por lo que sus tierras fueron originalmente de Nación. Hoy, son apenas parte de un recuerdo. En la actualidad, la escuela funciona en sus nuevas y modernas instalaciones de la avenida San Juan y avenida Argentina, edificio que reúne su historia moderna.
Todos los congregados en la foto que acompaña el texto pertenecemos a familias que mucho hicieron por el Neuquén: hijos de comerciantes, de ferroviarios, de municipales, de maestras que ejercieron en los viejos muros, de profesores de la escuela San Martín, de ypefianos, de gendarmes, entre tantos, que con sentidos sentimientos nos apersonamos para colocar una placa recordatoria en señal de amor por nuestra “Escuela 2”: eterna en nuestros corazones.

Emblemática institución ubicada en el centro de la capital neuquina y en el centro del corazón de cada ciudadano del siglo XX. Esta escuela es considerada la más antigua de la capital: las primeras gestiones para su creación se realizaron en 1903 por medio de una comisión vecinal encabezada por la Sra. Balbina C. de López ante el gobernador del territorio, don Juan Ignacio Alsina. Cuando la capital del Neuquén territoriano fue trasladada desde Chos Malal a la Confluencia en 1904 por obra del gobernador Carlos Bouquet Roldán, esos trámites dieron frutos: la escuela fue inaugurada oficialmente como Escuela Infantil Mixta Nº 1, siendo su primer director Eduardo Thames Alderete, un maestro normal nacional nacido en Tucumán que vino a nuestra tierra habiendo trabajado en La Pampa y en Chubut.
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